¿Quién fue Balaam? ¿Por qué habló tu mula y qué fue lo tuyo?

Balaam fue un profeta que trató de condenar al pueblo de Israel, pero no tuvo éxito. La narración de Balaam está registrada en el libro de Números. Es especialmente popular por el episodio en el que Dios abrió la boca de su mula y esta charló.
Además de los pasajes del libro de Números (capítulos 22-24 y 31), se menciona a Balaam en otros libros del Viejo Testamento (Deuteronomio 23:4,5; Josué 13:22; 24;9,10; Nehemías 13:2; Miqueas 6:5). En el Nuevo Testamento también se le menciona siempre de manera negativa (2 Pedro 2:15; Judas 11; Apocalipsis 2:14).
La historia de Balaam en la Biblia
Balaam era hijo de Beor y vivía en Petor, que estaba junto al río Éufrates. Es difícil entender la localización adecuada de esta zona. Algunos eruditos creen que quizás estuvo cerca de Harán, donde también vivió el patriarca Abraham. Revela quién fue Abraham.
Balaam aparece en la narración bíblica en un contexto donde los israelitas estaban consiguiendo importantes victorias. Habían derrotado a los amorreos y conquistado toda la tierra de Arnón. En ese instante se habían posicionado al norte del territorio de Moab.
Cuando los moabitas vieron que el pueblo de Israel era numeroso y victorioso, se aterrorizaron. Entonces Balac, rey de Moab, fue a buscar a Balaam, un hombre popular por ser un vidente.
Balac contrata a Balaam para condenar a Israel
Los moabitas hicieron una alianza con los madianitas para oponerse a Israel (Números 22:7; 25:6-18; 31:1-12). Entonces Balac envió mensajeros a Balaam para pedirle ayuda. Balac deseaba que maldijera a los israelitas. Balaam parecía ser un profeta reconocido, porque Balac dice de él: “[…] pues sé que a quien bendigas, va a ser bendito, y a quien maldigas, va a ser maldito. (Números 22:6).
Entonces Balaam pidió una noche para consultar al Señor. Esa noche Dios le mencionó que no maldijera a Israel “por el hecho de que es un pueblo bendito” (Números 22:12). Los mensajeros de Balac le informaron de la negativa de Balaam, pero Balac decidió mandar otros mensajeros prometiéndole grandes recompensas para que Balaam maldijera a los israelitas.
De nuevo, Balaam les solicitó a los mensajeros que lo esperaran una noche para buscar el mensaje del Señor. Entonces Dios lo autorizó a acompañar a los moabitas, pero con la condición de que dijera solo lo que Él le mencionó que afirmara.
la mula de Balaam
Balaam se levantó por la mañana, preparó su mulo y salió con los mensajeros de Moab. No obstante, el corazón de Balaam fue perverso frente Dios, esto es, se fue con intenciones que desagradaron al Señor.
Entonces el Ángel del Señor se interpuso en su sendero para detenerlo. El profeta Balaam no vio al ángel del Señor parado en el camino, pero su mula lo vio y se negó a proseguir (Números 22:21-27).
Enojado por el comportamiento de la mula, el profeta Balaam la golpeó tres veces. Fue entonces cuando Dios logró hablar a la mula. Tan rápido como la mula habló, Dios también abrió los ojos de Balaam y ha podido ver al Ángel del Señor con su espada desenvainada en su mano (Números 22:28-31).
El Ángel del Señor reprendió a Balaam y le dejó continuar. Pero de nuevo lo instó a hablar solo lo que el Señor le mandó decir (Números 22:32-35).
Las premoniciones de Balaam
Cuando Balaam se halló con Balac, le advirtió que solo podía decir lo que el Señor pusiese en su boca (Números 22:38). Luego, Balac lo llevó a condenar a Israel, pero tres ocasiones en vez de condenar, Balaam tuvo que vocalizar bendiciones del Señor sobre los israelitas.
En la primera profecía, Balaam declaró que no podía maldecir a esos a quienes Dios no había maldecido (Números 23:7-10). En la segunda profecía, reafirmó que Dios se encontraba del lado de los israelitas, garantizándoles la victoria sobre los moabitas (Números 23:18-24).
En la tercera profecía el profeta Balaam charló de las bendiciones que Dios tenía planeadas para Israel. Asimismo señaló que cualquiera que se levantara con el propósito de condenar a ese pueblo sería maldito (Números 24:1-9).
En la cuarta profecía, profetizó sobre la venida de un gran conquistador que vendría más adelante y que derrotaría apabulladoramente a los moabitas y edomitas. Esta profecía se cumplió en David (2 Samuel 8:2-14) y también apuntó a los logros aún mayores del Mesías, de los que el reinado de David solo fue un presagio. Más tarde, Balaam asimismo profetizó la caída de otras naciones (Números 24:20-25). Conozca mucho más sobre la crónica de David.
El consejo de Balaam y su muerte
Después de profetizar sobre Israel, Balaam se despidió de Balac y regresó a su tierra. Pero luego aparece peregrinando entre los madianitas. Fue entonces en el momento en que les aconsejó atraer al pueblo de Israel al culto pagano de Baal-Peor y prostituirse (Números 25; 31:16).
Ante el pecado del pueblo, Dios derramó su juicio y los pecadores fueron eliminados de la congregación de Israel. Dios asimismo ordenó a Moisés que afligiera a los madianitas por lo que había sucedido (Números 25:16-18). En esa ocasión, Balaam fue ejecutado adjuntado con los reyes madianitas (Números 31:8).
La Doctrina de Balaam
Balaam se menciona en la Biblia como un caso de muestra de un falso profeta que busca hacer tropezar al pueblo de Dios. Así es como hace aparición en el Nuevo Testamento. Judas advierte contra el fallo del pueblo que se deja llevar por el engaño del premio de Balaam. El apóstol Pedro charla del peligro de proseguir el sendero de Balaam que “Amó la recompensa de la injusticia” (Judas 11; 2 Pedro 2:15).
En el libro de Apocalipsis, el Señor Jesús amonestó a la Iglesia en Pérgamo por tolerar a las personas que proseguían la doctrina de Balaam, quien enseñó a Balac a poner tropiezos frente a los hijos de Israel, a fin de que tengan la posibilidad de comer de las fiestas de la idolatría y gozar de inmoralidad (Apocalipsis 2:14).
Con base en estos contenidos escritos, también es viable ver muy claramente cuál fue el error de Balaam. Conocía la intención del Señor, pero le dio la espalda, se negó a oír Su palabra y tramó un plan para eliminar a Su pueblo escogido.
Balaam hizo todo lo mencionado aferrándose a las cosas de este mundo malo, amando el premio de la injusticia. Así, se convirtió en un tipo de todo aquel que actúa como un falso profeta, pervirtiendo el Evangelio y levantándose contra la Iglesia de Cristo.
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