IGLESIA

La parábola de las diez vírgenes: estudio y explicación

La parábola de las diez vírgenes se encuentra dentro de las parábolas de Jesús mucho más conocidas por los cristianos. Aunque es tema de varios sermones, es indudablemente una de las parábolas mucho más difíciles de interpretar. Esta parábola se encuentra de forma exclusiva en el Evangelio de Mateo, capítulo 25 y versículos 1 al 13.

Artículo bíblico de la parábola de las diez vírgenes

Entonces el reino de los cielos será como diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron al acercamiento del novio. Y cinco de ellas eran sabias, y cinco insensatas. Aceite en sus vasijas, con sus lámparas. Y demorando el novio, ellas todas y cada una se adormecieron, y se durmieron. Pero a la medianoche se oyó un lamento: Aquí viene el novio, salí a recibirlo. , y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, para nuestro y se apagan las lámparas. Véndanlo, y cómprenlo para ustedes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos. Y él respondiendo, ha dicho: De cierto les digo, que no les conozco. Mateo 25:1-13)

Contexto de la parábola de las diez vírgenes

La parábola de las diez vírgenes se sitúa en el evangelio de Mateo justo después del sermón escatológico de Jesús. En la última parte del sermón (capítulo 24), Jesús advierte sobre la separación entre buenos y malos (santos y pésimos) que se producirá con ocasión de su inmediata venida.

En el capítulo 25, dicha separación se señala aún mucho más en tres parábolas: la Parábola de las Diez Vírgenes (Mt 25,1-13), la Parábola de los Talentos (Mt 25,14-30) y la Parábola de la Separación de los las ovejas y las cabras (Mt 25, 31-46).

Jesús usó una descripción de una boda judía típica en ese momento en esta parábola. Era práctica que el novio acudiera, acompañado de sus amigos, a altas horas de la noche a casa de la novia. Allí lo aguardaba la novia con sus damas de honor (las vírgenes), quienes, siendo notificadas de la llegada del marido, debían partir con sus lámparas para alumbrar el camino del novio hacia la casa, donde se festejarían las nupcias.

En cuanto a la decisión del número de diez vírgenes, se estima que, en la mayoría de los casos, este ceremonial estaba compuesto por diez damas, dado a que las formalidades judías se efectuaban con la asistencia de cuando menos diez personas, es decir, el número de “diez” fue significativo en determinadas ocasiones.

Distintas interpretaciones de la Parábola de las Diez Vírgenes

A lo largo de los años, grandes teólogos han aplicado diferentes interpretaciones a la Parábola de las Diez Vírgenes. Todos están en concordancia en que el Marido es Cristo. En lo que se refiere a la dirección de la parábola, algunos argumentan que se aplica exclusivamente a los judíos, al tiempo que otros creen que se refiere a todos y cada uno de los que profesan la fe cristiana (verdadera y nominal).

El principal razonamiento esgrimido por quienes defienden la aplicación única a los judíos es que la Iglesia es la novia y no las madrinas. Asimismo argumentan que la voz que anuncia al Esposo es la voz de los profetas que proclamaron que vendría el Mesías.

Bajo este aspecto, las vírgenes insensatas son los judíos que creyeron que su religiosidad sería bastante y no se prepararon para Él, al paso que las reservados serían los judíos que reconocieron que Jesús es el Cristo y, estos, entonces, forman parte al remanente. que será salvo (Rm 9, 27).

Aún dentro de la línea que sostiene que esta es una parábola dirigida al pueblo judío, hay quienes creen que esta parábola se cumplirá durante el periodo de la Enorme Tribulación, después de un rapto secreto de la Iglesia, donde va a haber “sepa”. del Marido que estará en la boda junto con la novia (Iglesia).

Entre quienes sostienen que la parábola se aplica a los cristianos, existe una extensa selección de interpretaciones que básicamente difieren entre sí sobre lo que representan los puntos claves de la parábola. Por servirnos de un ejemplo, algunos creen que las vírgenes insensatas son reales cristianos que pierden su salvación por la apostasía, mientras que otros sostienen que estos no son reales cristianos, sino más bien fieles nominales.

También se charla de la figura del aceite de oliva, y hay quienes creen que representa el Espíritu Santo, otros el cariño y otros la Felicidad de Dios. El sueño que afectó a las vírgenes, para unos hablamos de la muerte física, para otros instantes de debilidad espiritual, y aún otros, defienden que el sueño representa sencillamente la demora del regreso de Cristo, poniendo a prueba a los que lo aguardan.

App de la Parábola de las Diez Vírgenes

Como hemos visto, existen distintas opiniones sobre la Parábola de las Diez Vírgenes. Grandes expositores de la Palabra de Dios a lo largo de la narración de la Iglesia hicieron excelentes sermones con distintos puntos de vista sobre este texto, así como: Agustín, Calvino, Mathew Hanry, Robert M´Cheynee y otros. Lo atrayente es que ninguno de ellos distorsionó la verdadera enseñanza de Jesús en esta parábola, que tal vez nos muestra tal amplitud del principio contenido en ella.

Creo que de las interpretaciones citadas previamente, la que mucho más inconvenientes causa y, para mí, es un error teológico, es la interpretación que defiende que esta parábola se aplica a los judíos en el periodo de la Gran Tribulación, después de que la Iglesia sea ya no está en la Tierra. Este tipo de enseñanza se basa en una interpretación bíblica intensamente confusa y equivocada.

Si bien es posible en esta parábola realizar ciertos paralelos con los judíos en relación con la primera venida de Cristo a la tierra, creo que si tenemos en cuenta el capítulo anterior (capítulo 24), y naturalmente percibimos la continuación de las enseñanzas presentadas en él aun en la composición del capítulo 25, va a ser irrealizable no aplicarlo bajo las verdades del día del juicio de Dios, de la separación entre buenos y malos, de los verdaderos cristianos y de los hipócritas.

Enseñanzas de la parábola de las diez vírgenes:

Cualquier persona que sea la interpretación adoptada en esta parábola, tales verdades no pueden ser negadas:

  • Todas eran vírgenes: Históricamente, la virginidad siempre y en todo momento ha estado relacionada con la religiosidad y lo sagrado. En la parábola, tanto las sabias como las necias eran vírgenes. Esto no significa que algunos van a perder su salvación, sino que algunos jamás la tendrán. Las vírgenes insensatas nunca fueron sabias, y las reservados jamás fueron locas. La parábola comienza y acaba con cinco sabios y cinco necias. Si aquí la virginidad tiene relación a la religiosidad, entonces podemos consultar precisamente que tal religiosidad no puede socorrer a nadie. No basta con ser virgen, hay que tener el aceite. Las locas eran vírgenes, tenían lámparas, pero se fueron sin aceite (Mt 25,3).
  • Las aparencias engañan: las diez eran vírgenes, tenían lámparas y, como nos comunica el versículo 8, salieron al acercamiento del novio con sus lámparas encendidas. En ese momento, quizás era prácticamente humanamente imposible separarlos, puesto que supuestamente eran idénticos. Realmente es realmente difícil dividir a algunos creyentes nominales de los verdaderos creyentes. Asisten a las mismas iglesias, escuchan los mismos sermones y cantan las mismas canciones. Ciertos destacan y terminan realizando enormes prodigios. Oran con furor, predican con elocuencia, sanan a los enfermos, expulsan diablos y aseguran llevar el nombre de Cristo. Engañan a los hombres, pero no engañan a Dios. Curiosamente, en la Parábola de las Diez Vírgenes (versículo 12) Jesús utiliza prácticamente la misma expresión que había utilizado en Mateo 7, “[…] Jamás os conocí; distanciarse de mí […]” (Mt 7,23). Nuestro Dios es justo, y en ese día no va a haber intrusos (cf. Mt 22, 1-14).
  • Las lámparas se apagaron: Si, por una parte, al comienzo es muy difícil comprender quiénes son los reservados y quiénes los tontos, hay un momento en el que esta disparidad se hace claramente visible: cuando se apagan las luces. El cristiano nominal, con su fe histórica, no va a poder mantener encendida su lámpara en el instante en que venga el Marido. Su hipocresía, su religiosidad y su fachada tienen la posibilidad de aun alumbrar el sendero de su historia por un tiempo, y de tal manera que haya quienes lo prosigan. En el momento en que miramos la luna de noche nos sorprende su luz, pero a primera hora de la mañana sale a la luz la realidad de que no posee luz. Ella refleja una luz que no es la suya. La fe histórica es así, reluce por un tiempo, pero jamás va a tener el fulgor definitivo de la auténtica fe salvadora.
  • El aceite de oliva es personal: como ahora hemos dicho, en este punto los estudiosos defienden distintas significados para la figura del aceite, pero así sea la Felicidad de Dios o la presencia del Espíritu Santurrón, los dos significados son ireemplazables, indivisible y notorio en la vida de los realmente salvos en Cristo Jesús. En el momento en que la Felicidad de Dios consigue al pecador, este es regenerado por el Espíritu Santurrón y llega a comprender la fe salvadora. Este aceite es imposible dividir, es personal, suficiente solo para los reservados.
  • El aceite de oliva es imposible conseguir por el esfuerzo humano: quizás las vírgenes insensatas de la parábola no llevaron aceite pues creyeron que el novio vendría pronto. En el momento en que se dieron cuenta de que el novio llegaba tarde, trataron desesperadamente de comprar el aceite que les hacía falta. La parábola acaba con las vírgenes insensatas llamando a la puerta del Marido y siendo rechazadas por Él. Es posible que quisieran demostrar que “hicieron un esfuerzo” para estar allí, corrieron en busca de aceite para poder formar parte en la boda, pero su esfuerzo no les sirvió de nada.
  • Prudencia y vigilancia: muchos predicadores predican equivocadamente que solo las vírgenes insensatas durmieron, pero las reservados asimismo durmieron. Como vimos anteriormente, hay diferentes opiniones sobre la naturaleza de este sueño, pero una cosa es alguna: el sueño no era señal de disparidad, o sea, las vírgenes reservados no se aloquecían por el hecho de dormir. Esto quiere decir que la prudencia no está relacionada con dormir, sino más bien con tener o no el aceite, o sea, ser prudente y estar preparado es tener el aceite. La lección principal de esta parábola es el mandato de «velar». La supervisión sensato nos prepara para una larga espera. Es fácil esperar poco tiempo. En la cola de un banco, en el momento en que el tiempo de atención es corto, todos se quedan aguardando, pero en el momento en que la cola es enorme y larga, varios se dan por vencidos. La demora en el regreso de Cristo divide a los reservados de los necios, a los sabios de los necios. Requerimos ser celosos todo el tiempo de nuestras vidas. El celo temporal por el regreso de Cristo no sirve para nada. Necesitamos estar preparados, y eso podría significar una extendida espera. Algunas personas piensan que velar es esperar el regreso de Cristo cualquier ocasión, pero de todos modos velar es estar dispuesto para Su regreso en todo momento. Esto incluso parece ser lo mismo, pero créanme, no lo es. Esta parábola nos enseña tal diferencia, las vírgenes insensatas esperaban al Marido cualquier ocasión, pero solo las reservados esperaban en todo momento. Tenían el aceite, estaban listos para una extendida espera, miraban.

Para finalizar, nada mejor que las propias palabras de Jesús:

Velad, ya que, pues no sabéis el día ni la hora en que ha de venir el Hijo del hombre (Mateo 25:13).

Mi mucho más sincero deseo es que podamos, ese día, disfrutar del aceite, en vez de intentar adquirirlo en señal de disparidad. La parábola de las diez vírgenes es ciertamente una importante llamada de atención para todos nosotros.

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