IGLESIA

¿Qué significa ser a imagen y semejanza de Dios?

Respuesta Rápida

Ser creados a imagen y semejanza de Dios significa que los seres humanos tenemos una dignidad única y especial por encima de toda la creación. No se refiere a un parecido físico, ya que Dios es espíritu, sino a que reflejamos a nuestro Creador en nuestras capacidades inmateriales.
Somos imagen de Dios porque poseemos atributos como:

  • Razón e Intelecto: La capacidad de pensar, conocer y buscar la verdad.
  • Voluntad Libre: La capacidad de elegir entre el bien y el mal.
  • Capacidad de Amar: El llamado a vivir en comunión, como Dios es una comunión de amor (la Trinidad).
  • Creatividad: La habilidad de crear, reflejando a Dios como Creador.
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Seguramente has escuchado esta frase un montón de veces. Es una de las primeras cosas que aprendemos en la catequesis, sacada directamente del primer capítulo de la Biblia: Dios creó al hombre «a su imagen y semejanza» (Génesis 1:26). Suena poético y profundo, ¿pero qué significa realmente en nuestra vida diaria? ¿Es que nos parecemos físicamente a Dios?

Esta idea es, sin duda, una de las más revolucionarias de toda la historia del pensamiento. Es la base de la dignidad humana y el fundamento de nuestra identidad más profunda. En oracioncristiana.org, queremos desglosarte este concepto en 7 claves para que descubras el increíble tesoro que se esconde en esta verdad de fe.

Porque entender que eres imagen de Dios puede cambiar por completo la forma en que te ves a ti mismo y a los demás.

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1. No es un Parecido Físico, es un Sello Espiritual

Empecemos por lo básico. Cuando la Biblia dice que somos a imagen de Dios, no se refiere a que Dios tenga un cuerpo como el nuestro. La Escritura es clara: «Dios es Espíritu» (Juan 4:24). No tiene brazos, ni ojos, ni barba. Entonces, ¿en qué nos parecemos?

Ser «imagen y semejanza» es un sello inmaterial, una marca espiritual que nos hace radicalmente diferentes de todo el resto de la creación. Significa que el ser humano, y solo el ser humano, refleja a su Creador en sus capacidades más altas: las que no son físicas, sino espirituales.

2. Las «Huellas» de Dios en Nosotros: Razón, Voluntad y Amor

¿Y cuáles son esas capacidades que nos hacen reflejo de Dios? La teología cristiana, siguiendo a grandes pensadores como San Agustín, ha identificado varias «huellas» de la Trinidad en nuestra alma.

  • Somos seres racionales: A diferencia de los animales, tenemos intelecto. Podemos pensar, razonar, buscar la verdad, hacer ciencia, crear arte. Esta capacidad de conocer es un reflejo de Dios, que es la Sabiduría y la Verdad misma.
  • Somos seres libres: Tenemos voluntad propia y la capacidad de elegir: el famoso «libre albedrío». Podemos decidir entre el bien y el mal, entre amar o ser egoístas. Esta libertad es un reflejo de la libertad soberana de Dios.
  • Somos capaces de amar: Nuestra capacidad más alta. Estamos hechos para la relación, para la comunión, para amar y ser amados. Este es el reflejo más directo del mismo ser de Dios, que no es un ser solitario, sino una eterna comunión de amor: la Santísima Trinidad.

3. ¿Hay Diferencia entre «Imagen» y «Semejanza»?

A lo largo de la historia, algunos teólogos han intentado hacer una distinción sutil entre estas dos palabras. Decían, por ejemplo, que la «imagen» era nuestra naturaleza racional (que no se pierde) y la «semejanza» era la santidad (que se perdió por el pecado).

Sin embargo, la mayoría de los expertos bíblicos hoy coinciden en que, en el hebreo original, las palabras tselem (imagen) y demut (semejanza) se usan como sinónimos para reforzar una misma idea. Es un recurso literario para decir: «es una imagen, y es una imagen muy parecida». No hay una diferencia técnica entre ambas.

4. ¿Perdimos la Imagen de Dios con el Pecado?

Esta es una pregunta crucial. Cuando Adán y Eva pecaron, ¿se borró de nosotros ese sello divino? La respuesta de la Biblia es un rotundo NO. El pecado no destruyó la imagen de Dios en nosotros, pero sí la dañó, la distorsionó y la ensució gravemente.

Imagina que la imagen de Dios en ti es un espejo perfecto. Con el pecado, ese espejo se cayó y se agrietó. Sigue reflejando la luz, pero de una forma rota y distorsionada. Por eso, incluso después del pecado:

  • Seguimos siendo capaces de hacer el bien, de crear belleza y de amar, porque la imagen sigue ahí.
  • La Biblia insiste en que la vida humana es sagrada precisamente porque el hombre sigue siendo imagen de Dios (Génesis 9:6, Santiago 3:9).

El pecado nos hirió profundamente, pero no pudo borrar la marca de nuestro Creador.

5. Cristo: La Imagen Perfecta y la Restauración de la Nuestra

Si nuestra imagen de Dios está dañada, ¿cómo se repara? Aquí entra en juego el corazón del Evangelio. El Nuevo Testamento nos presenta a Jesucristo como «la imagen perfecta del Dios invisible» (Colosenses 1:15).

Él es el «espejo» sin ninguna grieta. Al hacernos cristianos, al unirnos a Cristo a través del Bautismo, comienza en nosotros un proceso de restauración. El Espíritu Santo empieza a «reparar» nuestro espejo roto, a limpiarlo y a pulirlo para que vuelva a reflejar la imagen de Cristo cada vez con más claridad. Como dice San Pablo, somos «transformados en esa misma imagen con cada vez más gloria» (2 Corintios 3:18).

Tabla: La Imagen de Dios Antes, Durante y Después del Pecado

Estado Condición de la «Imagen de Dios»
Antes de la Caída (En la Creación) La imagen era clara y perfecta. El ser humano vivía en plena armonía y comunión con Dios.
Después de la Caída (El Pecado) La imagen está dañada, rota y oscurecida por el pecado. Aún existe, pero refleja a Dios de forma distorsionada.
En la Redención (En Cristo) La imagen comienza un proceso de sanación y restauración por la gracia del Espíritu Santo, para conformarnos a Cristo.
En la Gloria (En el Cielo) La imagen será perfectamente restaurada. Seremos plenamente semejantes a Él, porque le veremos tal cual es.

6. Creados para «Gobernar»: Nuestra Responsabilidad sobre la Creación

El versículo de Génesis 1:26 no solo dice que fuimos creados a imagen de Dios, sino que también nos da una misión: «…y que ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra…«.

Parte de ser imagen de Dios es reflejar su señorío sobre la creación. Pero ¡ojo! No se trata de un dominio tiránico para explotar el mundo, sino de un dominio de cuidado, de administración responsable. Estamos llamados a ser los «jardineros» de la creación de Dios, a cuidarla y cultivarla, una enseñanza que el Papa Francisco ha desarrollado maravillosamente en su encíclica Laudato si’.

7. La Consecuencia Práctica: La Inmensa Dignidad de Cada Persona

Y llegamos a la consecuencia más revolucionaria de todas. Si cada ser humano, sin excepción, está hecho a imagen y semejanza de Dios, entonces cada persona tiene una dignidad inmensa, sagrada e inalienable.

No importa su raza, su nacionalidad, su religión, su estatus social, sus capacidades o sus errores. Desde el bebé no nacido hasta el anciano en su lecho de muerte, desde el más santo hasta el peor de los pecadores, cada uno lleva impreso el sello de su Creador. Y por eso, cada persona merece un respeto absoluto. Atacar la dignidad de una persona es, en el fondo, desfigurar una imagen de Dios.

El Reflejo de Dios en el Espejo

La próxima vez que te mires al espejo, intenta ver más allá de la superficie. Intenta reconocer, aunque sea débilmente, esa imagen divina que llevas dentro. Una imagen herida, sí, pero que anhela ser restaurada a su belleza original.

Eres portador de un tesoro. Y cada persona que te cruzas en tu camino, también. Vivir desde esta verdad lo cambia todo.

Ahora, nos encantaría que compartieras tu reflexión en oracioncristiana.org:

¿Qué significa para ti, personalmente, saber que estás hecho a imagen de Dios?
¿De qué manera te desafía esta verdad a tratar a los demás de una forma diferente?

¡Tus pensamientos pueden ser una gran luz para nuestra comunidad! Te leemos en los comentarios.

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