XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario

Cristo

Cristo

Si amo a Dios, comparto mi comida y mis recursos con los que no tienen nada, comparto la vida, comparto todo lo preciso para que mi hermano tenga vida.

Padre César Augusto, SJ – Vatican News

La primera lectura extraída y también Isaías 25, 6-10 nos charla de algo que pertenece a nuestra estructura cultural, las celebraciones con comidas festivas. Jesús, según el Evangelio de Juan, siendo hombre como nosotros, inició su ministerio en una boda, auspiciando, a solicitud de su Madre, un increíble vino, como también predicaba siempre y en todo momento el Reino de su Padre, como un finísimo banquete y terminó sus ocupaciones con una solemnísima cena ritual, donde consagró el pan y el vino, respectivamente, en su cuerpo y en su sangre. Aun después de la resurrección, no se negó a formar parte en las comidas y en ellas se manifestó como resucitado. El culto al Padre, enseñado y ordenado por él, es una comida, nuestra misa, cuyo centro es un altar, una mesa. La vida eterna, predicada por él, será una fiesta eterna. Por consiguiente, la comida, el comer juntos, es un acto espiritual, cultural, donde se vive el compartir y donde todos somos iguales. Escucha y comparte

Precisamente, en este corte, está el cumplimiento o no del mandamiento de querer a Dios y al prójimo como a uno mismo. Si amo a Dios, comparto mi comida y mis recursos con los que no tienen nada, comparto la vida, comparto todo lo preciso a fin de que mi hermano tenga vida. Además de esto, en la oración que enseñó, pido el pan de cada día. Debo rememorar las pescas prodigiosas, la multiplicación de los panes, la comida, celebrada al amanecer, cuando recibe a sus amigos en la playa, con pan y pescado a la parrilla, etcétera. Cualquier persona que quiera ser cristiano debe disfrutar comiendo y comiendo bien. Jesús y su grupo fueron criticados por los judíos observantes por no ayunar, y Jesús mencionó que ellos ayunarían un día en el momento en que se lo quitaran. Por lo tanto, el ayuno cristiano debe hacerse en forma de penitencia, cuando nos distanciamos del Señor. Celebrar, comer, es una parte de la alabanza; exactamente por eso, quien no comparte la vida comete un pecado horrible: no compartir el pan y dejar al hermano hambriento, viviendo en la miseria. Más aún, si somos conscientes de que nos encontramos creados a imagen y semejanza de Dios, dejaremos que el sentimiento de comunicar se apodere de nuestro corazón y lo compartiremos todo con todos. seremos fraternos.

Cuando alguien cumple años, es ascendido, se casa, se gradúa o recibe una enorme novedad, ofrece una comida y llama a sus amigos y familiares cercanos. ¡Hay que celebrar! De esta manera somos, aunque solo sea un sándwich con gaseosa, no tiene por qué ser torta con vino espumoso. ¡Lo que importa es celebrar, es celebrar!

En el artículo de Isaías, quien proporciona la celebración es Dios mismo. Aparte de la fiesta, el Señor va a dar a sus convidados una noticia que cambiará su historia: “Él acabará para siempre con la muerte, y enjugará las lágrimas de todos y cada uno de los rostros, y acabará con la deshonra de su pueblo en toda la tierra. ”

En el Evangelio, Mateo 22, 1-14, Jesús habla del Reino como una fiesta de bodas. Un rey se casa con su hijo y celebra una celebración. Pero los convidados no merecieron la invitación, ya que aparte de negarse a ir a la celebración, maltrataron e inclusive mataron a los emisarios reales. El Rey es el Padre; el hijo, Jesús; la novia, somos todos; los invitados, los judíos y los emisarios, los profetas, los apóstoles y nosotros bautizados.

El matrimonio, el Reino de Dios es la gran coalición de Dios con Su Pueblo, una coalición a favor de la justicia; quien se niega a llevarlo a cabo, se niega a anunciar el Reino de Justicia. Dios manda entonces a sus emisarios, a hombres de buena intención, anteriormente excluidos de esa alianza y dispersos por doquier. La sala está llena, pero alguien no está en pos de la justicia y esa persona está excluida, de hecho es una autoexclusión.

La carta a los Filipenses 4,12-14.19-20 charla del agradecimiento de los filipenses hacia Pablo, este asimismo agradecido, a su vez, les dice: “Hermanos, aprendí a ser pobre y aprendí a ser rico, estoy preparado para todo, de cualquier modo: para la abundancia y para el hambre, para la abundancia y para la escasez.” Esto es, debemos estar listos para todo en el momento en que anunciamos el Reino. Espere la recompensa solo de Dios, “quien proveerá espléndidamente para todas sus necesidades en Cristo Jesús”. Es nuestro conocido “¡Dios te pague!”

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Esperamos que le gustara nuestro articulo XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios