Un día como hoy, San Pablo VI publicaba su primera

OFICINA CENTRAL, 06 ago. 21/07:00 am (ACI).- El 6 de agosto de 1964, el Papa San Pablo VI publicó la primera encíclica de su pontificado: sudor eclesiásticosobre el “mandato” de la Iglesia en el planeta contemporáneo.

El archivo se refiere frecuentemente al Concilio Vaticano II, retomado por san Pablo VI tras la muerte de san Juan XXIII, que aún se encontraba en curso y que acabaría en 1965.

Pablo VI, quien fue canonizado el 14 de octubre de 2018, escribió en su encíclica que la Iglesia debe “profundizar en la conciencia de sí misma, meditar en su misterio, investigar para su instrucción y edificación la doctrina, que le resulta conocida y elaborada y divulgada de manera especial en este último siglo, sobre su origen, naturaleza, misión y destino”.

Además de esto, meditó sobre “cuál es el deber de la Iglesia el día de hoy de corregir los defectos de sus propios miembros y de conducirlos a tender hacia una mayor perfección, y cuál es el método para llegar de manera segura a esta renovación”.

El tercer aspecto abordado por Pablo VI en sudor eclesiástico es el de las relaciones de la Iglesia con “el planeta que la circunda y en el que vive y trabaja”.

“Una parte de este mundo, como todos saben, ha recibido una profunda predominación del cristianismo y lo ha absorbido íntimamente, si bien en este momento frecuentemente no admite que le debe lo destacado que tiene; El cristianismo se ha distanciado y separado, en estos últimos siglos, del origen de su civilización.

Y otra sección, y la mayor parte, de este mundo se amplía hasta los horizontes ilimitados de las nuevas naciones”.

Este grupo, indicó, «forma un único mundo, que proporciona a la Iglesia no uno, sino mil contactos posibles: evidentes y simples, algunos; frágiles y complejos, otros; hostil y refractario al coloquio amistoso, lamentablemente varios hoy”.

En las líneas finales de su primera encíclica, São Paulo VI destacó: “¡La Iglesia está el día de hoy más viva que nunca!”.

“Pero, en una inspección mucho más cercana, parece que todo queda por hacer, el trabajo empieza el día de hoy y jamás termina.

Es la ley de nuestra peregrinación en la tierra y en el tiempo.

Esta es, Venerables Hermanos, la tarea habitual de nuestro ministerio: todo el día de hoy les anima a renovaros, a ser vigilantes y activos”, señaló.

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