Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario – Cielo y Tierra

Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario – Cielo y Tierra

Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario – El cielo y la tierra pasarán, pero mis expresiones no pasarán – San Marcos 13, 24-32 – 18 de noviembre de 2018

“24 En esos días, tras esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no va a dar su resplandor; 25.

las estrellas del cielo caerán y las fuerzas que están en el cielo serán sacudidas.

26 Entonces verán al Hijo del Hombre regresar sobre las nubes con enorme poder y gloria.

27.

Mandará a los ángeles, y juntará a sus escogidos de los 4 vientos, desde el radical de la tierra hasta el extremo del cielo.

28.

Comprender por una comparación tomada de la higuera.

En el momento en que sus ramas se vuelven agradables y afloran sus hojas, sabes que el verano está cerca.

29.

De esta forma también, en el momento en que veáis que suceden estas cosas, sabed que el Hijo del hombre está cerca, a las puertas.

30 De determinado les digo, que no pasará esta generación hasta el momento en que sucedan todas estas cosas.

31.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis expresiones no pasarán.

32.

Pero de aquel día o de aquella hora absolutamente nadie sabe, ni aun los ángeles en el cielo, ni aun el Hijo, sino más bien sólo el Padre.”

Fuente: Biblia Ave María

“Participar en la Eucaristía significa estar dispuesto a percibir los signos del Reino entre nosotros.

Hemos de estar siempre y en todo momento alarma para no ser sorprendidos por las tribulaciones.

Celebremos al Señor, nuestro refugio, que se revela en la asamblea reunida y en los acontecimientos cotidianos.

En esta Jornada Mundial de los Pobres, clamemos la asistencia de Dios para comprender proteger la dignidad de sus hijos e hijas desfavorecidos”.

(Liturgia día tras día)

El padre Roger Araújo explicó: “El Señor va a venir a dejar en libertad y salvar a los suyos.

Vendrá a ofrecer el “no” definitivo al mal ya destruir toda la iniquidad que pueda existir entre nosotros.

En consecuencia, es mucho más que justo que deseemos que el Señor venga.

Vivamos nuestra vida, trabajemos honestamente, corramos al acercamiento de lo que Dios nos ha prometido.

sino que Él, en su tiempo, manifieste su gloria y que nos mueva la esperanza de que, un día, el Señor vendrá definitivamente a reinar sobre el Cielo y sobre la Tierra, para detallar entre nosotros su Reino glorioso”.

“La parábola de la higuera es una alarma sobre la realidad del Reino de Dios que siempre se acerca.

El Reino de Dios no es más que la justicia que anuncia y denuncia, provocando transformaciones en todos y cada uno de los escenarios de las relaciones humanas.

El Reino se acerca y se hace presente, siempre y cuando triunfa la justicia, creando relaciones determinadas por el espíritu de comunicar y de fraternidad, llevando a todos a gozar de la independencia y de la vida”.

(Día a Día – Ed.

Paulus)

El Padre Roger Araújo dijo: “¡El cielo y la tierra pasarán, pero la Palabra de Dios jamás va a pasar! Todo lo que observamos frente a nosotros, puedes estar seguramente cualquier día desaparecerá, todo es muy finito, limitado, tiene una duración, una fecha de caducidad.

Pero la Palabra de Dios, ¡no! Ella es eterna! Por eso esta Palabra eterna nutre nuestra vida y nos da la convicción de que nos aferraremos, entretendremos y aferraremos a lo que es eterno”.

Jesús advierte: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis expresiones no van a pasar”.

La presencia y el impacto de las comunidades cristianas en el mundo son testimonio de que las palabras de Jesús prosiguen siendo válidas y actuales”.

(Día a Día – Ed.

Paulus)

Conclusión:

El padre Guido Mottinelli lo dijo de esta manera: “Se aproxima el final del año litúrgico y el discurso de Jesús consigue un carácter escatológico.

Aparte de la vigilancia y la prudencia, es requisito saber que “sobre aquel día o aquella hora absolutamente nadie sabe, ni aun los ángeles en el cielo, ni aun el Hijo, sino más bien sólo el Padre”.

Esto significa que debemos estar siempre y en todo momento bien preparados, con la conciencia limpia y serena, a sabiendas de que la desaparición no disculpa a absolutamente nadie y no mira el sitio que ocupamos en la sociedad.

Podemos ser personas destacables, así como las mucho más humildes.

Lo que cuenta es estar siempre bien con Dios”.

Oración:

“Oh Dios, Jesús nos enseñó a orar por la venida de tu Reino.

Haznos observadores y atentos a los signos de su presencia entre nosotros, a fin de que siempre y en todo momento nos encuentre realizando tu intención.

Por Cristo nuestro Señor.” (Liturgia diaria)

Jane Amábile – Con.

Divino Espíritu Beato

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