Solemnidad de Pentecostés – Recibir el Espíritu Santo –
Solemnidad de Pentecostés – Recibir el Espíritu Santurrón – San Juan 20, 19-23 – 9 de junio de 2019
“19 En la tarde del mismo día, que era el primero de los días de la semana, los discípulos habían cerrado las puertas del lugar donde estaban, por temor a los judíos. Jesús vino y se puso en la mitad de ellos. Él les ha dicho: “¡La paz sea con ustedes!” 20. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los acólitos se regocijaron cuando vieron al Señor. 21. Él les ha dicho nuevamente: “¡La paz sea con ustedes! Como me envió el Padre, de este modo os envío yo”. 22. Después de estas palabras, sopló sobre ellos, diciendo: “Recibid el Espíritu Santurrón. 23. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retuviereis, les quedan retenidos.”
“Reunidos en esta solemnidad para recibir los dones del Constructor y del Espíritu unificador, nos encontramos unidos en exactamente la misma fe y en solo una familia. Jesús nos moderniza con el poder de su Espíritu y nos manda a proclamar las maravillas de Dios como apóstoles de paz, clemencia y alegría”. (Liturgia día tras día)
Él les dijo: “¡La paz sea con ustedes!”
“La paz descienda sobre nosotros. También debemos agradecer a Dios por todos sus beneficios, si deseamos que nos conceda esas victorias que son el comienzo de la paz; y, para conseguir el Espíritu Santo, debemos dar merced a Dios Padre, que lo envió primero a nuestro Profesor, Jesucristo, nuestro Señor, su Hijo, por el hecho de que “todos somos participantes de su plenitud” (cf. Jn 1, 16). , y por el hecho de que lo envió a sus apóstoles a fin de que nos lo comuniquen a nosotros imponiendo sus manos”. (San Francisco de Sales)
Pentecostés
El Papa Emérito Benedicto XVI lo expresó de esta forma: “El relato de Pentecostés de Lucas nos comunica que Jesús, antes de ascender al cielo, solicitó a los Apóstoles que permanecieran juntos para prepararse para recibir el don del Espíritu Santo. Y de este modo se reunieron en oración con María en el Cenáculo en espera del acontecimiento prometido (cf. Acto 1, 14). Reunida con María, como en su nacimiento, la Iglesia reza asimismo el día de hoy: “Veni Sancte Spíritus! — ¡Ven, Espíritu Santurrón, llena los corazones de tus hijos y enciende en ellos el fuego de tu amor!” (27 de mayo de 2012)
“Siete semanas tras la Resurrección, el día 50, los acólitos estaban reunidos con las mujeres y María, la Madre de Jesús (cf. Hch 1,14); «De súbito, retumbó del cielo un estrépito como de una fuerte ráfaga de viento, que llenó toda la vivienda donde estaban» (Hch 2,1-2). El Espíritu descendió sobre este conjunto de ciento veinte personas, y se apareció con apariencia de lenguas de fuego porque vino a poner palabras en sus bocas, luz en sus psiques y fuego en sus corazones”. (San Buenaventura)
San Agustín: “Cristo muestra a veces al Padre como el que envía, si bien no lo hace sin el Hijo: “el Paráclito, el Espíritu Santurrón que el Padre mandará en mi nombre” (Jn 14,26); en otras ocasiones se presenta como el que envía, pero no lo realiza sin el Padre: “que del Padre les enviaré”, pues todo lo que hace el Hijo viene del Padre: “el Hijo, por sí mismo no puede realizar nada” (Jn 5,19)”.
El Papa Emérito Benedicto XVI explicó: “El día de Pentecostés el Espíritu Beato descendió con poder sobre los Apóstoles; así comenzó la misión de la Iglesia en el planeta. Jesús mismo había preparado a los Once para esta misión al aparecerles múltiples ocasiones después de su resurrección (En 1, 3). Antes de la ascensión al cielo, ordenó que “no se fuesen de Jerusalén, sino esperasen a que se cumpliese la promesa del Padre” (En 1, 4-5); esto es, preguntó Permanecer juntos prepararse para recibir el don del Espíritu Santurrón. Y se juntaron en oración con María en el Cenáculo, esperando el acontecimiento prometido (En 1.14)”.
Conclusión:
“La presencia del Resucitado provoca alegría en los acólitos, que estaban encerrados por miedo. Son mandados como mensajeros de paz y reconciliación. El soplo del Resucitado recuerda el del comienzo del Génesis. cuando Dios crea al humano, soplando en sus narices aliento de vida (Gn 2, 7). Con la presencia del Espíritu divino, surge una nueva humanidad de todos los que se ofrecen proseguir el emprendimiento de Jesús”. (Liturgia día tras día)
Oración:
“Pidámosle que nos haga de este modo. Espíritu Beato, racha de viento de Dios, sopla sobre nosotros. Sopla en nuestros corazones y haznos respirar la inocencia del Padre. Sopla sobre la Iglesia y llévala hasta los últimos confines, para que, llevada por Ti, no lleve nada más que a Ti. Sopla sobre el planeta el suave calor de la paz y el fresco restablecimiento de la promesa. Ven, Espíritu Santo, cámbianos desde dentro y moderniza la faz de la tierra. Amén”. (Papa Francisco)
Jane Amábile – Con. Divino Espíritu Beato
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Cosas interesantes de saber el significado : Dios
