“¡Sed embajadores de la esperanza!”

“¡Sed embajadores de la esperanza!”

2 alemanes y una fe viva: el principal creador de Fazenda da Esperança comenta hechos de la vida de Joseph Ratzinger. En 2007, el Papa Benedicto XVI visitó la obra en la ciudad de Guaratinguetá/SP.

El 30 de diciembre de 2022, el don de la vida presentó a fray Hans Stapel una nueva edad: 77 años. En la mañana del día después, 31, mientras que se preparaba para la última misa del año en la Fazenda da Esperança de Guaratinguetá/SP, fue informado de la muerte de Benedicto XVI. A lo largo de la celebración rezó por el alma de su amigo, hermano en la fe y paisano. Después, en su casa, lo visitaron incontables recuerdos de aquel que predicó el Evangelio desde su juventud hasta su vejez.

En frente de la cámara para la grabación de un reportaje estrenado hace unos días, Fray Hans Stapel revela las fotografías que Joseph Ratzinger le imprimió en el alma. Los recuerdos restauran los hechos del pasado y edifican, sobre el acento alemán del fraile entre líneas del portugués, una narración llamada La amistad del Papa Benedicto XVI con la Fazenda da Esperança.

Desde la tierra de sus orígenes, en Geseke/Alemania, el fraile floreció en la admiración y el cariño por el sacerdote que, en la temporada de los años 60, participó y actuó como especialista en el Concilio Vaticano II. “Cuántas noticias pasaban en Alemania del joven de entonces, todavía Joseph Ratzinger. Fue asesor del Cardenal de Colonia para el Consejo”, son recuerdos de la adolescencia de Hans Stapel.

“Cuando Ratzinger charlaba en distintas audiencias, siempre lo hacía con humildad. Depois eu me lembro que, nos anos 60, os filósofos da Alemanha convidaram ele para dar uma resposta de um problema que incomodava a elite da Alemanha: o fato da droga, da criminalidade, e queriam saber desse jovem qual seria o inconveniente y también qual seria la solución. Deseaba demostrar que Alemania y toda Europa están saliendo de todo el padecimiento de la guerra y apartándose de Dios a través del consumismo, un mal que ha entrado en el corazón de varios, y que con esto no están a sí mismos, no conseguir la contestación que precisa. Procuran la felicidad en las drogas, el sexo, el poder, el consumismo. Ha dicho aquella famosa oración: ‘Quien no da a Dios, da muy poco’”, señala fray Hans.

El tiempo pasó y dejó huellas de espíritu misionero en Fray Hans y en su hermano gemelo, Paulo Stapel, el día de hoy sacerdote diocesano. En el momento en que la lengua alemana se percató, ya se encontraba en Brasil, estudiando filosofía y teología en Petrópolis/RJ. En todo momento estuvo atento a las enseñanzas de su compatriota Ratzinger que circulaban por el planeta en aquel año de 1972, y lo vio progresar cada vez más como obispo, cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. .

Estas son las líneas argumentales donde 2 hombres, 2 historias y 2 sirvientes se encuentran en el punto exacto de la intercesión de Dios. En un viaje a Roma, en la plaza de San Pedro, fray Hans Stapel vio y saludó al padre Ratzinger. El saludo llegó al oído de las almas de ambos. Empezó una amistad durable.

Desde su ordenación sacerdotal en 1979, fray Hans siguió el sendero del carisma de la unidad, de la misma Chiara Lubich, y el camino de la pobreza, siguiendo las huellas de san Francisco de Agarráis. De esta manera, Fazenda da Esperança nació y cosechó los frutos del deber de sus creadores: Fray Hans, Nelson Giovanelli, Iraci Leite y Lucilene Rosendo. Los 40 años de historia de la misión revelan miles de hombres y mujeres rescatados del mundo de las drogas, el alcohol y otras adicciones por más de 150 unidades en 24 países. Sobre los pilares de la oración, la convivencia y la espiritualidad, todo en busca de una nueva vida.

Sentado en el sillón de los recuerdos felices, Fray Hans recuerda el 12 de mayo de 2007, cuando un visitante muy especial cruzó las puertas de la unidad São Libório – Pedrinhas, a 15 kilómetros del centro de Guaratinguetá/SP. 6.000 personas, incluidos 2.000 jóvenes que se recuperaban de ‘Huertas’ en varias partes del mundo, aguardaban al representante católico más conocido en ese instante: el Papa Benedicto XVI.

Mientras que muchos veían en Ratzinger la falsa impresión de un Papa duro, exigente y poco comunicativo, Fray Hans, que lo conocía de cerca, lo veía como un hombre “tímido, especial, muy sensible”. Desde la encíclica Deus caritas est hasta las humildes palabras de su renuncia al pontificado, fray Hans ve la película de la vida de Benedicto XVI en las pantallas de su corazón. Entre los hechos de esta trayectoria, el viaje del Papa a la Fazenda da Esperança hace relucir considerablemente más los ojos azules del alemán. 2 horas de alegría duradera, que dura del 2007 al 2023 y que el franciscano lleva consigo para toda la vida.

“Qué cosa tan emocionante. Jamás olvidaré. Veo las caras de los jóvenes, la alegría. Querían tocar al Papa, deseaban sacarle una fotografía, querían que bendijera el rosario. Y el Papa, en un estado de alegría, se dejó tocar, abrazar, bendecir, fue algo inolvidable. El planeta entero en ese momento vio la bondad del Papa”. Hans revive los recuerdos de su amigo Joseph, a quien se refiere como “Ioseph” en la pronunciación alemana.

Desde los intensos meses de trabajo hasta el día glorioso de la visita del Papa a Brasil para la V Charla General del Episcopado de América Latina y el Caribe, realizada en Aparecida/SP, el franciscano destaca cada aspecto de la preparación del acercamiento. Las 180 cartas y mucho más de mil firmas dirigidas al Papa, los encuentros con representantes del Clero y los leales, la cobertura día tras día de prensa, la construcción de un Santuario, los viajes a Roma y al final oír las expresiones de Benedicto XVI en el altar el 12 de mayo de 2007: “la cercanía al Santuario de Aparecida nos afirma que Fazenda da Esperança nació bajo las bendiciones y su mirada maternal”. Dejó una misión a todos: “¡Sed embajadores de la esperanza!”.

“Padre Hans, ¿la palabra recuperar?” – el diálogo inolvidable entre los 2 alemanes, y la contestación del fundador de Fazenda da Esperança: “¡sí, Santurrón Padre, la palabra se está recuperando!”. Entre aplausos de cientos y cientos de fieles, el Papa Benedicto XVI partió hacia los rumbos del pontificado que, desde 2007, duró otros seis años. Y también entre millones de aplausos, Joseph Raztinger continuó su misión por los caminos de la Patria Eterna.

La lengua alemana de 95 años siembra nostalgia en la lengua alemana de 77. Y de la melancolia afloran palabras: “José, el día de hoy estás con Dios y tienes que estar muy feliz. Y un día vamos a estar juntos”.

Vea el reportaje La amistad del Papa Benedicto XVI con Fazenda da Esperança (2023):

Fuente: Noticias del Vaticano

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