São Paulo: Una Iglesia pintada en la fachada y en el

São Paulo-SP) – Hace un par de meses, la Fraternidad Franciscana de Largo São Francisco de Assis estaba contenta con la novedosa pintura de la testera de la iglesia. Después de todo, era preciso marcar con valentía el 370° aniversario de este sitio que acogió y acoge a tantas personas para orar, para confesarse, a fin de que sus necesidades sean satisfechas, para ser amadas. ¡Esta fecha pasó y la bella iglesia prosigue, simple, modesta, perdida entre las construcciones de São Paulo, pero llena de significado y vida!

Pero no es necesario colorear solo fachadas. Las reformas estructurales son importantes, pero lo que provoca que una red social franciscana sea evangelizadora no es solo una hermosa construcción, ¡sino la acción! Por eso, nosotros, los Frailes de Largo São Francisco, al lado de una hermosa y expresiva presencia de religiosos y laicos franciscanos, efectuamos una Misión Franciscana en São Paulo, los días 18 y 19 de noviembre. Esta fecha no puede ser más importante, en tanto que el Papa Francisco proclamó este 33º Domingo del Tiempo Ordinario como la Día Mundial de los Pobres. Motivaciones no faltaron para hacer tal idea en tanto que el mensaje del pontífice para este día fue meditado en fraternidad, ¡aparte de ser provocador para acciones específicas!

Esta misión empezó la tarde del sábado (18/11) y estuvo compuesta por actividades extremadamente simples pero profundas y también intensas. El conjunto de misioneros tenía 55 personas, con un corazón candente por querer al prójimo y servirlo como se debe. De esta forma, una pequeña fraternidad misionera sirvió en nuestro querido salón Chá do Padre, haciendo acciones como distribución de alimentos, conversatorio, tiempo de oración, corte de cabello, atención a los mucho más sufrientes, cantos, limpieza y organización del espacio.

El resto fueron mandados a la Rua Álvaro de Carvalho, todavía en el centro de São Paulo, en una ocupación. Las ocupaciones allí estaban mucho más dirigidas a los pequeños: saltar a la comba, rayuela, dibujo libre, pintacaras, taller de papiroflexia, juego de gomas, música, fútbol y cuentos. En esta ocupación había un precioso patio donde los niños se divertían mucho. ¡Y los mayores asimismo! Si recordamos el poema “Oh cuidador de rebaños”, de Fernando Pessoa, en el que juega con un niño que afirma ser el niño Jesús, tenemos la posibilidad de entender de qué manera fue esta fantástica tarde de sábado.

Lo más asombroso fueron las mamás de los pequeños que, poco a poco, asimismo querían recibir un pintacaras o una charla amistosa. Sus dramas por la vida sufriente, sus adversidades, singularmente las de los inmigrantes, fueron de a poco compartidas y sentidas por todos nosotros. Una sonrisa reservada allí, un sueño compartido allí y la tarde también fue una enorme fiesta para ellos. Incluso hubo quienes nos invitaron a conocer su espacio en la ocupación para una bendición y fuimos recibidos con gran alegría. La residente es traviesa, de sonrisa fácil y feliz por los hijos que tiene.

De a poco nos despedimos, ya cansados, con la cara pintada, las piernas doloridas de saltar a la comba con los niños, la cara sudada por el fútbol mezclado con el agua de lluvia que nos sorprendió camino a la iglesia, la mirada feliz de quien logró nuevo amigos. La celebración eucarística de las 18 horas, que tiende a ser poco frecuente, fue alegre y festiva con la existencia de los misioneros. Por último, un delicioso comunicar de comida acabó el día. El domingo (19/11), nosotros, los frailes, asimismo nos comprometimos a ser útil el almuerzo y charlar con nuestros hermanos asistidos en el Té del Padre. Fue una alegría enorme compartir el pan y la vida con nuestros hermanos de la calle, que con sus dramas procuran en nosotros la esperanza. Además, para conmemorar en hondura la Día Mundial de los Pobres, organizamos una colecta de alimentos con toda la red social parroquial para distribuir canastas de alimentos básicos a las familias atendidas por la Pastoral da Criança aquí en el Santuario.

Al final, nos agradaría parafrasear el párrafo 49 de la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium del Papa Francisco: preferimos una Iglesia con la cara pintada por dejarse colorear por los niños, con las manos descuidadas por haber cortado el pelo a la gente en situación de calle, con la “hora del almuerzo” totalmente cambiada para estar presente con el sufrimiento . No tenemos ganas una Iglesia preocupada por ser el centro, a pesar de estar en el centro de esta enorme localidad. Si algo santamente debe inquietar y preocupar nuestra conciencia es que haya tanto egoísmo, tanto prejuicio hacia las personas sin hogar, tanta discriminación contra los que viven en okupaciones. En estas realidades hay hermanos que sueñan y juegan, que se dejan pintar, y que pintan asimismo nuestros semblantes, y cerca de ellos, en efecto, no solo embellecemos la testera de nuestro santuario, sino asimismo nuestro corazón. que cuanto más cerca de ellos, mucho más sentido da nuestra vocación franciscana.

Fray Gabriel Dellandrea