Reglas y pecados en el satanismo

Al aprender sobre nuevas religiones, es común buscar expectativas generales de esa religión. Esto está influenciado en gran parte por la experiencia de la sociedad occidental con el cristianismo, que tiene diez reglas centrales, los Diez Mandamientos, y una variedad de otras reglas tal como las entienden varias ramas de la fe. Separar la bondad del pecado es una parte central de la fe. Por lo tanto, las reglas que definen la bondad y el pecado pueden ser centrales.

Anton LaVey publicó dos listas guía de principios para la Iglesia de Satanás. Son los Nueve Pecados Satánicos y las Once Reglas de la Tierra. Los términos “reglas” y “pecados” hacen que la gente los equipare con expectativas religiosas codificadas. Ese no es el caso. Ningún satanista acusará a otro de romper una regla, por ejemplo.

Orientación, no Dogma

Los pecados del satanismo también son básicamente lo contrario de los valores centrales. Los pecados de estupidez y conformidad de rebaño te dejan abierto a la manipulación, mientras que un satanista debería esforzarse por dominar su propio destino. La pretensión y el autoengaño consisten en quedar atrapado en tus delirios de grandeza, cuando deberías, de hecho, esforzarte por ser legítimamente grandioso. Los pecados satánicos no son una ofensa a ningún ser sobrenatural ni un fracaso ético. En cambio, son un impedimento para el propio éxito.

Templado por el sentido común

La primera regla satánica dice: “No des opiniones ni consejos a menos que te lo pidan”. En resumen, no seas entrometido. No te metas en los asuntos de otra persona a menos que te hayan invitado. De lo contrario, estás siendo un idiota, y eso alienará a la gente. Sin embargo, esto no significa que no puedas expresar la opinión de que “el helado es increíble”. Ese no es realmente el espíritu de la regla.

El sentido común es, de hecho, una gran guía en el pensamiento satánico. Las conclusiones deben tener sentido. Si uno tiene que pasar por gimnasia mental para justificar una acción, es más probable que busque una excusa en lugar de considerar responsablemente las repercusiones. Una vez más, los satanistas no ven muy bien las excusas. Las acciones tienen consecuencias, independientemente de las explicaciones.