Reflexión para el XXIV Domingo del Tiempo Ordinario
Reflexión para el XXIV Domingo del Tiempo Ordinario
“El Mesías sufriente y victorioso”: una vez más, Dios nos transporta a una revisión de nuestro criterio.
localidad del Vaticano
Una vez más, Dios nos lleva a comprobar nuestros criterios, si son acordes a los de Jesús, el Hombre Nuevo, o si nos dejamos llevar por los criterios del mundo y admitimos los suyos, tan diferentes a los del Señor.
La primera lectura, tomada de Isaías, nos presenta la figura importante del Siervo que sufre, de la misma el Viernes Santurrón, donde leemos sobre el hombre de dolor que confía en el Señor. Este relato nos lleva al Evangelio de este domingo, en el que Marcos hace el primer aviso de la pasión del Profesor. No obstante, Jesús es quien nos salvó de su padecimiento, quien fue rechazado y hostigado por los enormes de Israel y luego alabado por el Padre y, por Él, resucitado. De ahí que Jesús se transformó en la fuerza, la esperanza, el referente para quienes asumen como misión la pelea por sus hermanos, por la justicia, a fin de que sean respetados como hijos de Dios.
En el Evangelio, Cristo desconcertó a sus acólitos diciéndoles que sería rechazado y padecería mucho y que exactamente por esta pasión saldría victorioso. Jesús enseñó que la victoria vendrá por medio de la muerte, por medio de la derrota. Rompió la lógica de todo el mundo, cambió las tornas.
Cuando Pedro, que había hecho una hermosa profesión de fe pero aún carecía de un comprensión maduro, mencionó que evitaría que sucediera tal desastre, Jesús lo amonestó con un vehemente «¡Aléjate de mí, Satanás!» Y luego dijo a todos: “Si alguno me prosigue, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Por el hecho de que el que quiera socorrer su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía y del Evangelio, la salvará”.
Abandonar ti significa renunciar a toda ambición personal, no pensar en ti mismo, en tus intereses, sino más bien estar totalmente centrado en Dios y en el resto. Tomar tu cruz es mucho más que admitir las penalidades de la vida diaria; es consecuencia de “negarse a sí mismo”, cuando nos sacrificamos por la felicidad de otro y es, en múltiples ocasiones, el precio de la lealtad al Evangelio.
Seguir a Jesús es formar parte en su proyecto redentor, en la lucha por la instauración del Reino de justicia y de paz y asumir las consecuencias de esta participación; es perder la vida, como le sucedió a él, nuestro Profesor y Señor.
Ser compañero de Jesús en su pasión, asumir todas sus humillaciones, proyectos y luchas, nos permitirá seguirlo después en la gloria. Por tanto, el que desee salvar su historia, la perderá; pero el que la pierda, la salvará.
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y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios