Reflexión para el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

Reflexión para el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario
Reflexión para el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

La vocación, la llamada que Jesús dirige a Pedro y Andrés, a Santiago ahora Juan, la dirige asimismo hoy, ahora, a cada uno de nosotros, dondequiera que estemos, hagamos lo que hagamos.
Padre César Augusto – Vatican News
La primera lectura, al igual que en la Nochebuena, nos habla del dominio de los asirios sobre Israel. En verdad, 2 tribus que vivían en el norte del país, en Galilea, fueron olvidadas, oprimidas, vilipendiadas en sus derechos. Vivían, de hecho, en conjunto oscuridad. Son estos pueblos a los que el Señor asistencia con su luz. Él destruye las tinieblas, rompe el yugo opresor y regocija a su pueblo con la liberación de todos y cada uno de los sufrimientos. En la liturgia de Nochebuena, la lectura fue más allí y habló del nacimiento de un niño, del que la luz era su representación.
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En el Evangelio, Jesús va a vivir a esta zona del norte. Mateo cita la profecía que escuchamos en la primera lectura. La promesa se cumple 700 años después por Jesucristo, la Luz del mundo.
Los asirios hacía tiempo que habían dejado Israel, pero no la situación de muerte, de pecado, por las malas acciones de los hombres. De ahí que Jesús predica: “¡Arrepentíos, pues el Reino de los Cielos se ha acercado!”.
Anunciará la necesidad de un cambio de corazón, donde la gente está, allí en el trabajo, en su historia diaria. Es el compañero de Dios, el Dios que visita, el que solicita nuestra compañía, nuestro trabajo, nuestra amistad. Nos desea como ayudantes en su misión de Luz que destroza las tinieblas. Recuerdo la liturgia bautismal en el momento en que el sacerdote enciende una candela del cirio pascual, signo expresivo de Cristo Resucitado, y se la entrega al bautizado diciéndole que sea luz. Todos tenemos la misión cristiana de alumbrar con nuestra fe, promesa y servicio la parte del mundo en que vivimos, haciendo el bien a todos. Allí señalaremos que llegó el Reino de Dios, el Reino de Justicia, Amor y Paz.
La vocación, la llamada que Jesús dirige a Pedro y Andrés, a Santiago ahora Juan, la dirige asimismo hoy, en este momento, a cada uno de nosotros, adondequiera que estemos, hagamos lo que hagamos. Nos dice: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”, colaborando en su misión: dejar en libertad a la humanidad del mal que impide que el Reino de Dios se acerque y los seres humanos vayan a Dios.
Vivamos nuestra vocación de luz. Seamos constructores de paz, de una sociedad fundada en el amor y el perdón.
Como esto:
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y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios