Reflexión para el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

Reflexión para el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario
Reflexión para el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario
“Todos disponemos la misión cristiana de iluminar con nuestra fe, esperanza y servicio”, afirma el p. César (Vatican Media)
El pie. Cesar Augusto dos Beatos reflexiona sobre este domingo con un impulso mucho más de vivir nuestra vocación de luz: “Él es el compañero de Dios, el Dios que visita, el que pide nuestra compañía, nuestro trabajo, nuestra amistad. Nos desea como ayudantes en su misión de luz que destroza las tinieblas”. Y fortalece: “Vivamos nuestra vocación de luz. Seamos constructores de paz, de una sociedad fundada en el amor y el perdón”.
Pie. César Augusto 2 Beatos
La primera lectura, exactamente la misma en la Nochebuena, nos charla del dominio de los asirios sobre Israel. De hecho, 2 tribus que vivían en el norte del país, en Galilea, fueron olvidadas, oprimidas, vilipendiadas en sus derechos. Vivían, de hecho, en conjunto oscuridad. Son estos pueblos a los que el Señor ayuda con su luz. Él destroza las tinieblas, rompe el yugo opresor y regocija a su pueblo con la liberación de todos y cada uno de los sufrimientos. En la liturgia de Nochebuena, la lectura fue mucho más allá y habló del nacimiento de un niño, del cual la luz era su representación.
En el Evangelio, Jesús va a vivir a esta región del norte. Mateo cita la profecía que oímos en la primera lectura. La promesa se cumple 700 años después por Jesucristo, la Luz del mundo.
Los asirios hacía tiempo que habían dejado Israel, pero no la situación de muerte, de pecado, por las malas acciones de los hombres. Por eso Jesús predica: “¡Arrepentíos, pues el Reino de los Cielos se ha acercado!”.
Anunciará la necesidad de un cambio de corazón, donde la gente está, allí en el trabajo, en su historia cotidiana.
“Él es el Dios compañero, el Dios visitante, el que solicita nuestra compañía, nuestro trabajo, nuestra amistad. Nos desea como ayudantes en su misión de Luz que destruye las tinieblas”.
Recuerdo la liturgia bautismal en el momento en que el sacerdote prende una vela del cirio pascual, signo expresivo de Cristo Resucitado, y se la da al bautizado diciéndole que sea luz. Todos poseemos la misión cristiana de alumbrar con nuestra fe, esperanza y servicio la parte del mundo en que vivimos, realizando el bien a todos. Allí señalaremos que llegó el Reino de Dios, el Reino de Justicia, Amor y Paz.
La vocación, la llamada que Jesús dirige a Pedro y Andrés, a Santiago ya Juan, la dirige asimismo hoy, ahora, a todos nosotros, dondequiera que estemos, hagamos lo que hagamos. Nos dice: “Seguidme y les haré pescadores de hombres”, colaborando en su misión: liberar a la humanidad del mal que impide que se acerque el Reino de Dios y que los seres humanos vayan a Dios.
“Vivamos nuestra vocación de luz. Seamos constructores de paz, de una sociedad establecida en el amor y el perdón”.
Como esto:
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Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios