Reflexión para el Tercer Domingo de Adviento

Reflexión para el Tercer Domingo de Adviento

La misión de Jesús es la redención. Dios ama a todos, buenos y malos. Todos son tus hijos y fueron conformados por amor.

ciudad del Vaticano

Frente a un planeta devastado, con un ámbito de profunda desolación, con corazones que padecen y lloran, ¡Isaías clama Vida, Alegría, Resurrección! El texto de la primera lectura de el día de hoy, tomado del libro de Isaías, nos lleva a la Esperanza.

El Profeta rompe la rutina desoladora y apunta a la acción de Dios, la regeneración de todo el mundo, la redención del humano. Pero el Señor, que todo lo puede solo, quiere nuestra colaboración, desea hacernos partícipes de su obra salvífica. En ese acto de pedir nuestra colaboración ya hay redención.

El Señor nos trata como personas maduras, capaces, personas construídas a su imagen y semejanza. Por eso, no es propio que el creyente se quede con los brazos cruzados, desalentado y acomodado. El que cree levanta la cabeza, suelta los brazos y busca en sí mismo la fuerza del Señor, e rápidamente comienza a ayudar con el Constructor. El creyente tiene una reacción contra cualquier acción derivada de la civilización de la muerte. ¡Él cree en la Vida!

De esta forma sucedió con la esclavitud en Egipto, en otras situaciones donde los personajes principales fueron los pobres, los marginados, los discapacitados, los pequeños según el planeta. De esta forma lo hizo Jesucristo, poniéndose como siervo de todos, a disposición del Padre para asegurar la alegría eterna del hombre.

En el Evangelio de el día de hoy contamos frente todo la dificultad de Juan Bautista para reconocer a Jesús como el Mesías prometido. En la predicación de Juan el Bautista, como vimos el domingo pasado, Jesús debería tratar a los pecadores con bastante dureza, incluso destruirlos. Pero no lo hace, a la inversa, provoca cambios en sus corazones, haciendo viable la salvación, comiendo con ellos e inclusive haciéndose su amigo. Esto desorienta a Batista.

Interrogado por los discípulos de Juan, Jesús responde citando a Isaías, o sea, diciendo que su misión es de redención, con lo que los signos que hace son de salvación. Dios quiere a todos, buenos y pésimos. Todos son tus hijos, fueron conformados por amor.

Seguidamente, Jesús alaba la persona del Bautista diciendo que es mucho más que un Profeta, el más grande entre los nacidos de mujer – dirá el Maestro. Al decir que “El mucho más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que el Bautista”, Jesús asegura que este menor entendió que Dios sale al encuentro del Hombre para perdonarlo, acogerlo y quererlo. Más pequeño y más grande. Sin desmerecer de ningún modo la figura de Juan Bautista, ya que los tiempos del Reino trascienden por completo a los que los precedieron y prepararon, estas 2 palabras contraponen dos épocas de la obra divina, 2 “economías”, como deja claro la Biblia de Jerusalén.

Finalmente, en la 2ª lectura, Santiago nos exhorta a permanecer firmes hasta la llegada del Señor. Estable para Tiago significa mantener la fe, la esperanza y la caridad. De ahí que, toma como un ejemplo al labrador que trabaja y luego espera el fruto prometido y nos aconseja que no nos quejemos de los hermanos.

Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Tercer Domingo de Adviento
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios