Reflexión para el Sexto Domingo de Pascua
Para manifestar el amor de Dios en el planeta, para ser signo de su presencia cariñosa, los cristianos deben estar preparados para combatir contra el mal. Esta preparación se hace a través de la acogida del Espíritu Santo.
Padre César Augusto, SJ
En el Evangelio de hoy, tomado del capítulo 14 de Juan, contamos las últimas expresiones de Jesús a sus acólitos. Apunta el comportamiento a continuar, el camino que nos lleva a la vida. Él nos pone bajo la tutela del Espíritu del Amor, nuestro Abogado y quien va a traer a nuestros corazones todo cuanto Él nos ha enseñado.
¡Obrar según lo que gusta al amigo es estar en verdadera comunión con él! ¡Esto se hace realidad cuando ese amigo es Cristo Jesús!
El método para entender si los cristianos son verdaderos discípulos de Jesús es la aptitud de un deber personal recíproco, un amor recíproco importante en la red social y fuera de ella.
Cuando el discípulo quiere de verdad, hace presente a Dios. Todos los signos del amor es una manifestación de Dios.
Disponemos, como las estrellas, variaciones en el brillo. Asimismo, cuanto mucho más se asemeje nuestro amor a los demás al de Dios por nosotros, mucho más vamos a ser portadores de su amor al mundo. Vamos a ser la epifanía de Dios en este mundo.
En la antigua coalición vemos a Dios manifestándose en signos, el día de hoy, en la novedosa y eterna coalición, el Padre se manifiesta al planeta en el católico que ama a Jesús y, consecuentemente, ama a sus hermanos.
Para manifestar el cariño de Dios en el planeta, para ser signo de su presencia amorosa, los cristianos deben estar preparados para combatir contra el mal. Esta preparación se hace a través de la acogida del Espíritu Beato. Va a ser Él quien va a dar a los discípulos la fuerza para enfrentar y vencer el Mal. El Planeta va a ver que el cariño de Dios y de la Comunidad es mucho más fuerte que la muerte.
Según el versículo 19, “…el mundo no me va a ver mucho más, pero nosotros me veréis, por el hecho de que yo vivo y vosotros viviréis”. La sociedad pecadora mató a Jesús, pero él resucita y actúa mediante las acciones de sus discípulos pues viven en el Espíritu.
En la segunda lectura, tomada de la Primera Carta de Pedro, en el cap. 3, 18 nos enseña la regla de conducta cristiana: “…Cristo murió una vez por todas gracias a los errores, el justo por los injustos, a fin de conducir a Dios. Padeció la muerte en su vida humana, pero el Espíritu le dio nueva vida”. Del accionar de Jesús, de fallecer el justo por el injusto, nació la vida novedosa. Dios no se complace en el padecimiento humano, pero en su economía de salvación sabe valorarlo. De él, del sufrimiento, nace el deseo de libertad y de vida. ¡De la aceptación de la desaparición por la justicia y el Reino viene la vida determinante, el paso de este planeta decrépito al Reino de Justicia y Paz!
Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Sexto Domingo de Pascua
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios