Reflexión para el Sexto Domingo de Pascua
En la Liturgia de este VI Domingo de Pascua, el Espíritu Santo de Dios guía a la Iglesia
En la reflexión de este domingo, Jesús promete paz y tranquilidad a sus acólitos, antes de ascender al Cielo. Pero volverá: “¡Estaré con vosotros hasta el fin de los siglos!”.
Manoel Tavares – Localidad del Vaticano
En la Liturgia de este VI Domingo de Pascua, observamos que el Espíritu Beato de Dios conduce a la Iglesia en frente de los desafíos y conflictos de su crónica.
El Evangelio será siempre y en todo momento levadura liberadora en el momento en que el futuro de la Iglesia esté en peligro. La Iglesia, mediante los Apóstoles y animada por el Espíritu Santo, debe discernir lo fundamental frente a los retos del mundo. Lo importante es la encarnación del Proyecto del Reino de Dios en la realidad de los pueblos.
En la segunda lectura encontramos una bella descripción de la Morada de Dios, la nueva Jerusalén, donde vamos a vivir la vida determinante en la Trinidad. La sociedad ideal empieza aquí, no en el más allá.
En el Evangelio, San Juan habla de la promesa de Cristo a sus discípulos de enviarles el Espíritu Beato, que va a venir a habitar en el corazón humano: “Si alguno me ama, mi palabra guardará y mi Padre lo amará, y nosotros vendremos y haremos nuestra morada en él.”
En el camino de la Iglesia, el Padre manda a su “paráclito”, el Espíritu Santurrón. Su misión es educar y rememorar todo lo que Jesús se propuso en su vida terrena. Es, por consiguiente, una presencia dinámica que alumbra el sendero y el apostolado de los discípulos.
De esta manera, el Espíritu, junto con el Padre y el Hijo, asegura la fe de los fieles, a fin de que logren proseguir en este camino de amor y entrega.
Por consiguiente, la comunidad cristiana se convierte en morada de Dios: en su acción se revela el Dios liberador, que habita en el corazón de cada hombre y tiene un plan de salvación para el hombre.
En la Liturgia de el día de hoy, Jesús se despide de los discípulos deseando “Paz”: “¡Les doy la paz, no como les la da el mundo!” Es lo que leemos en la última una parte del Evangelio de San Juan, este domingo: Jesús promete “paz”. El saludo “Shalom”, que significa “paz”, era habitual entre la gente, tanto entonces como ahora.
Ante los acólitos, preocupados por su ascensión al cielo, Jesús les promete paz, serenidad. Pero también les prometió que volvería, que no los dejaría huérfanos.
Con estas expresiones, los acólitos se tranquilizaron. Su inminente ascensión al cielo no sería el desenlace de la relación entre Jesús y su incipiente red social. La ausencia de Jesús no sería definitiva: “¡Voy a estar con vosotros hasta el objetivo de los siglos”!
(dehonianos)
Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Sexto Domingo de Pascua
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios