Reflexión para el segundo domingo del tiempo ordinario

Reflexión para el segundo domingo del tiempo ordinario

En la reflexión de hoy, Pablo habla de su vocación, de la llamada personal que le hace Dios, para anunciarlo donde jamás fue conocido.

Reflexión del Padre Cesar Augusto 2 Santos

Este domingo la liturgia nos sugiere ir a reflexionar sobre nuestra vocación.

La lectura del profeta Isaías charla de la vocación del Siervo del Señor, escogido por Dios desde el seno de su madre para cumplir una misión muy importante.

Resulta que, justo al principio, vemos que este siervo no es una persona especial, sino un pueblo, el Pueblo de Israel. “Tú eres mi Siervo, Israel, en quien me gloriaré”.

No obstante, Israel está en una situación infeliz. Son un pueblo exiliado, preso y esclavo en Babilonia. Pero es así como Dios le confió una gran misión, llevar la salvación a todos los pueblos. El Señor quiere servirse de un pueblo ciervo para efectuar una enorme misión y manifestar su gloria a todos los pueblos, o sea, la liberación de los pueblos de todas y cada una de las formas de opresión.

Fue María, la humilde sierva del Señor, la escogida para ser Madre de Dios. Jesús viene a nosotros en la fragilidad de un recién nacido y nos prueba, mediante su historia, que la encarnación fue real, es humano, su humanidad no es aparente. Al hacerse hombre, asimismo se realizó pobre, asumiendo la condición social humana de quien no tiene nada.

Dios quiere salvar a los hombres, no según nuestros valores, sino según su corazón, haciéndolos más hijos y hermanos, a su imagen y la de su hijo, divinizándolos.

La fiesta de Navidad festeja esta acción de Dios y muestra a Jesús como el auténtico Siervo del Señor. Su pasión y muerte en la cruz ratificará este plan de Dios, para socorrer a través de la distribución cariñosa y extremista de su hijo. Será a través del fracaso aparente y de la desaparición que el Señor va a salir victorioso en su misión.

Juan el Bautista comprende tan bien la misión de Jesús que lo presenta como el Cordero que vino a eliminar el pecado del mundo. Sabemos, por la historia del Éxodo, que el cordero, para dejar en libertad al pueblo, debe ser sacrificado; de esta manera es Jesús, el Cordero de Dios sacrificado. Tal como la sangre del cordero pascual liberó a los judíos de la esclavitud egipcia, la sangre del Cordero Jesús nos libera, a través del bautismo, de la esclavitud de la desaparición eterna.

En la segunda lectura, Pablo habla de su vocación, de la llamada personal que le hace Dios, para anunciarlo donde nunca fue conocido.

Vimos en la primera lectura que la vocación es social, que el Siervo representa un conjunto. La aspersión de la sangre de Jesús, la inmersión bautismal, nos hace hermanos y también hijos, nos hace Iglesia, Pueblo de Dios. Aquí está nuestra vocación. Nuestra misión es – en medio de muchos crímenes, guerras, odios, pecados – comunicar la bondad del Señor que quiere, que perdona, que quiere nuestra felicidad, cueste lo que cueste, aun la muerte de su Hijo en la cruz, para nuestra redención.

Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el segundo domingo del tiempo ordinario
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios