Reflexión para el Segundo Domingo de Pascua
Reflexión para el Segundo Domingo de Pascua
Reflexión para el Segundo Domingo de Pascua
La incredulidad de Tomás
El Señor murió y resucitó para nuestro gozo, para nuestra felicidad aún en este planeta, de ahí el don de la paz, el don del perdón de los pecados, el don del Espíritu.
Padre César Augusto dos Beatos – Ciudad del Vaticano
Al comienzo del Evangelio de el día de hoy, que relata la caída de la tarde del Domingo de Resurrección, los discípulos se amedrentan y se encuentran reunidos a puertas cerradas. De nada asistieron los cuentos de quienes tuvieron la experiencia de Cristo Resucitado, pero la aprensión, el miedo a la muerte charlaban mucho más fuerte.
En ese ámbito el Señor se les hace aparición y les da la paz. Entonces, para corroborar su resurrección, les exhibe las marcas de la pasión en su cuerpo. Como siempre y en todo momento, en las visualizaciones siguientes a la Resurrección, el Señor les da la misión de anunciar su victoria sobre la desaparición, y ahora, les da una misión aún no conferida: con la efusión del Espíritu Beato, les da el poder de perdonar. pecados!
El Señor murió y resucitó para nuestro gozo, para nuestra felicidad aún en este mundo, de ahí el don de la paz, el don del perdón de los errores, el don del Espíritu.
No obstante, en la red social reunida, falta alguien: Thomas. ¿Por qué razón el autor del cuarto evangelio comunica de esta ausencia de Tomás? ¿Para criticarlo? ¡Precisamente no! No había razón para llevarlo a cabo. Juan aprovecha este episodio para fortalecer nuestra fe en la resurrección de Jesús.
Como vimos en los informes precedentes, a pesar de que Jesús había advertido a sus acólitos acerca de su resurrección, ellos no creyeron, ni siquiera después del testimonio de María Magdalena y los 2 de Emaús. Esto también le sucedió a la primera Comunidad cristiana ahora varios de nosotros.
De ahí que, Juan redacta al final del Evangelio: «Esto fue escrito a fin de que penséis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y a fin de que creyendo, tengáis vida en su nombre».
Varios desean ver para creer. No obstante, Jesús resucitado no puede ser visto con nuestros ojos, ni tocado por nuestras manos, ¡sino solo visto y tocado con nuestra fe! ¡Si veo, si toco, no necesito tener fe, porque vi y toqué! ¡Es admitir lo visible! Pero lo que no he visto ni tocado y todavía creo que existe, eso es fe. A la exclamación de Tomás “¡Señor mío y Dios santo!”, Jesús reacciona: “¿Creíste por el hecho de que me viste? ¡Bienaventurados los que creyeron sin ver!” Esto piensa una fe genuina y pura. ¡Cree solo en la palabra de Jesús, por opinar en Jesús!
Hoy el Señor solicita asimismo nuestra respuesta de amor a su Amor. Él nos quiere y siempre y en todo momento está a nuestro lado. ¡Tengamos una relación afectiva con nuestro Señor, es nuestro mayor amigo, es nuestro Señor y nuestro Dios!
Como esto:
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Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Segundo Domingo de Pascua
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios