Reflexión para el Segundo Domingo de Adviento

Reflexión para el Segundo Domingo de Adviento

“Que nuestra vida, con toda su riqueza, se ponga en pos de la paz y la armonía entre los hombres”.

Pie. César Augusto dos Santos – Localidad del Vaticano

La liturgia de hoy, de forma especial, nos propone un cambio radical que nos lleve a cabo personas según el corazón de Dios. La primera lectura del libro del profeta Isaías nos ofrece una visión de todo el mundo deseado por Dios y por el que debemos trabajar para hacerlo situación: la armonía que reina entre las criaturas, sean animales racionales o irracionales. El Evangelio nos transporta a la radicalidad en el momento en que presenta la persona de Juan Bautista: predica la “metanoia”, un cambio de forma de pensar.

El término técnico que usa la espiritualidad cuando charla de cambiar el pensamiento y el estimar es la palabra griega “metanoia”. Normalmente usamos la palabra metamorfosis para charlar de cambiar de manera. “Metanoia” es cambiar de opinión, de forma de pensar y de accionar.

Juan Bautista predica esto en el momento en que charla de conversión y lo revela en el momento en que se presenta con un método de seguir sencillísimo y basado en el que debe de venir: ¡Jesucristo!

Si vivo centrado en mí, si soy consumista, si me encierro en mi pequeño mundo compuesto por mi familia y mi círculo de amigos, si ignoro la realidad que me circunda y si pienso sólo en la familia negocio, necesito conversión. Si sigo de este modo, jamás será Navidad en mi vida, aunque mi casa esté bien iluminada y decorada, aunque haya un belén en cada rincón, sino va a ser la conocida Navidad consumista, sin la presencia del cumpleañero pues no hay rincón para él con sus valores en nuestra vida.

La auténtica Navidad es la apertura del corazón al Señor a fin de que venga a nosotros y se establezca como le plazca. Los frutos serán precisamente la fraternidad, la alegría sincera, el servicio sin metas, la gratuidad en el ser y en el accionar.

Este es el momento conveniente para la conversión, para un cambio de forma de pensar. Si el corazón no cambia, el Señor no va a venir a todos nosotros. La imagen utilizada por el Bautista deja claro que a fin de que el rey pueda llegar a su pueblo es requisito que haya caminos rectos, en caso contrario se regresa imposible. No es que el Señor requiera caminos, sino más bien ¿de qué manera entrar en un corazón cerrado, en una mente que no se abre para acoger nuevas ideas y dejar para siempre otras? ¿Cómo acoger al otro si poseemos muros que previenen el acceso a nosotros?

En la Eucaristía festejamos el planeta del comunicar, donde Dios y no el dinero es el Padre. El camino es el de la austeridad en la vida y la solidaridad. Y esto con todos los bienes que tenemos, desde lo material hasta lo espiritual, pasando por lo psicológico, lo afectivo, lo intelectual. Sacrificarse por el otro e inclusive nuestra libertad, si es el caso, forma parte de esta dinámica, ya que la Eucaristía es el sacrificio de la Vida, realizada por el Amor, compartida en favor de todos.

La segunda lectura nos enseña que esta acogida va a ser para todos y cada uno de los hombres, sean débiles o fuertes, sin prejuicio alguno. Pero también nos comunica la necesidad de juntar nuestros sentimientos, como Jesucristo.

Además de esto, es requisito echar raíces. En los primeros tiempos de la Evangelización del Brasil, nuestros indios, después de un tiempo en que los misioneros estaban contentos con los visibles frutos cosechados, volvieron a las viejas prácticas, dejando a los misioneros muy tristes por la falta de perseverancia de los indígenas. ¡Se necesita un cambio radical!

En este segundo domingo solicitemos al Señor que invada nuestro corazón y nivele nuestro aprecio, corrija nuestros valores y derribe nuestros muros. Que nuestra vida, con toda su riqueza, se ponga en pos de la paz, la armonía entre los hombres. Que la paz y la belleza de la Nochebuena, cuando el Príncipe de la Paz vino al mundo, no sea impedida por nuestro egoísmo, sino más bien tolerada por nuestra voluntad y acción, por nuestro corazón. Adviento/Navidad es un tiempo para amar, un tiempo para cambiar tu vida para querer mucho más de forma plena.

¡Nuestra vocación es el Amor! ¡Vivamos el Amor sin límites, sin óbices, sin barreras, el Amor de Nochebuena!

Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Segundo Domingo de Adviento
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios