Reflexión para el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

Reflexión para el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

Reflexión para el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

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Hay que vaciarse, dejarse llevar por Dios. Sólo de esta manera los cristianos podrán penetrar en aguas más profundas y salvar de las garras de la desaparición a esos a quienes el mal aprisiona como esclavos del dinero, del poder, del placer, convirtiendo su ombligo en el centro del mundo.

Padre César Augusto 2 Beatos – Vatican News

Vemos en la primera lectura la disponibilidad de Isaías. Yahvé no lo invita directamente, sino que se pregunta a quién enviar. Isaías no duda en preguntar y enseguida se muestra y se da. Ahora bastante antes, antes de la magnífica visión de Dios, Isaías ahora se había reconocido pecador y también impropio de la visión. En este momento, ya purificado, se sentía fortalecido para ayudar con Dios.

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En el Evangelio, Simón Pedro y sus compañeros pescan sin fruto. Aparece Jesús, cuando ahora se preparan para regresar a sus viviendas y sube a la barca de Simón, dándole la orden de salir de la playa. Pedro obedece y Jesús se ajusta en su barca. De ella enseñó a las multitudes.

En el momento en que acabó, el Señor le mencionó que fuera a aguas mucho más profundas y echara las redes para pescar los peces. Simão responde diciendo que trabajaron toda la noche y no lograron nada, pero según con Su palabra, iba a echar las redes. Como es natural la pesca fue abundante y la reacción de Pedro fue afín a la de Isaías, sintiéndose pecador, indigno ante semejante maravilla. Se arroja a los pies de Jesús y le afirma: “¡Señor, apártate de mí, que soy un pecador!”

Como con el profeta, de esta forma con Pedro. Jesús le da la misión: ser pescadores de hombres. Así que dejaron todo y prosiguieron al Señor. Sin abandonar lo que tenéis, no es posible servir al Señor ya vuestros hermanos. Hay que vaciarse, dejarse llevar por Dios. Solo de este modo los cristianos podrán penetrar en aguas mucho más profundas y salvar de las garras de la desaparición a aquellos a quienes el mal aprisiona como esclavos del dinero, del poder, del placer, transformando su ombligo en el centro del mundo.

Precisamente el Señor también me llama a mí, llamándome a ser su apóstol donde estoy. Quiere depender de mi sí para lograr obrar en el corazón y en la cabeza de las personas. ¿Soy siendo consciente de que necesito vaciarme a fin de que la gracia de Dios actúe en mí haciéndome su servidor?

Teniendo la gracia de abandonar sí mismo, el católico va a poder, como san Pablo, en la segunda lectura de el día de hoy, decir: “Es por la felicidad de Dios que soy lo que soy. Su gracia para conmigo no fue estéril”.

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Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios