Reflexión para el Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario
Reflexión para el Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario
La vocación del profeta es reunir al rebaño. Estemos abiertos a lo más reciente, a lo que charla a nuestro corazón, que sentimos que es de Dios.
Padre César Augusto – Ciudad del Vaticano
La primera lectura nos habla de la vocación del profeta, que es profeta.
Tomemos como ejemplo Jeremías, el profeta de la lectura de el día de hoy. En primer lugar, su vocación venía de Dios y se mezclaba con la generación de su vida.
Era bueno, inteligente, sensible, lleno de características. Como toda persona con vocación, quería vivir su vida como un joven de la temporada: disfrutar de su juventud, enamorarse, casarse, tener hijos, al fin y al cabo, formar una familia. Jeremías solo se dio cuenta del llamado de Dios en el momento en que tenía veinte años.
Fue consagrado, fue ungido para esta función. Además, su campo de acción sería todo el cosmos conocido.
Pensaríamos que por haber sido escogido por Dios, su historia fue un lecho de rosas, ¡pero no! Encaró guerras que venían de todos los lugares, cuando ejerció su función, hablando en el nombre de Dios. Pocas veces fue aplaudido y, generalmente, rechazado y marginado. Enfrentó luchas de todo género, pero no se acobardó, el Señor se encontraba con él y lo resguardaba.
Pero, ¿por qué razón estas preocupaciones en la vida de aquellos que solo deseaban realizar el bien y hablaban en nombre de Dios, en nombre del amor?
Jeremías, como todo profeta, fue enviado principalmente para traer de vuelta a la oveja perdida, pero ellos no deseaban escucharlo, no querían entender de Dios. Les atrae continuar en sus fallos, llevando a la práctica la injusticia y la opresión. De ahí los asaltos al profeta.
En el Evangelio observamos a Jesús de Nazaret, el Profeta, cumpliendo su misión y, como Jeremías y muchos otros que charlaban de Dios, corrigiendo al pueblo en su forma de comprender la Ley del Amor. Dice que la salvación traída por él es para todos los pueblos, no solo para Israel.
Jesús da una nueva visión de Dios. Comunica a un Dios cercano, misericordioso, que pone el perdón y el ser hermano como el gran acto de alabanza a Él. Jesús no desea condenar al pecador, pero hace todo para cambiar su vida, Jesús quiere salvar a todos. Los escribas y doctores no lo soportan. Se alborotan y expulsan a Jesús de la sinagoga, de la región, y la multitud desea tirarlo a un abismo, a fin de que muera.
Tras todo, ¿quién es este Jesús, quién se cree que es?
Se crió allí y su familia es famosa por todos. ¿Dónde estudió para educar algo nuevo de lo que aprendemos? ¡Bastante!
A menudo copiamos la reacción de los compatriotas de Jesús. Pensamos que lo sabemos todo y que no alguno nos va a enseñar el más destacable sendero para llegar a Dios. ¡Entendemos rezar, hicimos catecismo!
No aceptamos desafíos, nos acomodamos, no tenemos ganas esforzarnos por medrar. Es simple y cómodo decretar la muerte. Es difícil pelear por la vida, por la recuperación y la perseverancia. ¡Renunciar es simple! ¡Persistir y entender esperar es bien difícil!. ¡Quien ama, cree, espera, hace todo por salvar, como Jesús de Nazaret, Profeta de la Promesa y del Amor!
Nuestra reflexión concluye con la segunda lectura que lleva por título: “Himno a la Caridad”. São Paulo nos dice, desarrollando el discurso de Jesús, que la caridad todo lo aguanta, todo lo excusa. “Actualmente continúan estas tres cosas: la fe, la promesa y la caridad. ¡Pero el mayor de ellos es la caridad!”
Estemos abiertos a lo más reciente, a eso que habla a nuestro corazón, que sentimos que es de Dios. ¡Construyamos un mundo nuevo, siendo profetas del Amor y del Perdón! ¡Anunciemos la victoria de la Vida!
Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios