Reflexión para el cuarto domingo de Adviento
Reflexión para el cuarto domingo de Adviento
Que en esta Navidad sepamos ser como José, dejándolo todo en las manos del Señor, confiando en su acción divina. “Deja tu suerte al Señor; confía en él, y ciertamente actuará”, dice el salmo 36.
Padre César Augusto – Vatican News
La primera lectura de la liturgia de este cuarto domingo de Adviento, presenta la alianza entre 2 reyes, con el propósito de deponer a un tercero, Acaz, rey de Jerusalén. Con eso, la dinastía davídica se desmoronaría y otro rey, de otra familia, ocuparía el trono de Jerusalén.
Pero Dios es fiel y cumplirá su promesa de que un descendiente de David sería rey de Judá. No obstante, el rey Acaz no le da mucha relevancia a la palabra de Dios, no confía en sus expresiones, sino confía en su alianza con un 4to rey.
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El profeta Isaías está preocupadísimo por la manera en que está actuando el rey Acaz y se da cuenta de que todo será un desastre para Israel.
El pueblo confía en Dios, pero está aterrorizado por el desprecio que Acaz le da a la situación y su actitud hacia los ídolos paganos hasta el punto de ofrecerles a su hijo.
Por lo tanto, afirma falsamente que no molestará a Dios, cuando se le dice que le solicite una señal a Dios.
En ese momento, el profeta Isaías da una señal: la virgen va a dar a luz un hijo que se va a llamar Emanuel.
Acaz se endurece, pierde la guerra, los asirios se transforman en colonizadores de Israel, pero Dios permanece fiel. Ezequías, el hijo de la virgen, descendiente de David, nació y llegó a ser rey, un buen rey. Fue visto como la existencia de Dios, el Dios que no deja, el Dios que está con su pueblo, el Dios que tiene por nombre Emanuel, ¡Dios con nosotros!
Esta lectura cuestiona nuestra forma de pensar y accionar en el momento en que no confiamos en Dios y no le ofrecemos primacía en nuestras decisiones, en el momento en que confiamos mucho más en el planeta, en nuestras obras y amistades, en nuestras “oraciones” y “novenas”, en nuestras supersticiones y no en su palabra de que nos quiere, que se entregó por nosotros, en presencia de Nuestra Señora junto a nosotros. No somos nuestra providencia, absolutamente nadie es nuestra providencia, solo el Señor es Providencia.
Dios con nosotros es asimismo el tema del Evangelio de Mateo, proclamado en esta liturgia, que nos charla del embarazo de María, después del cumplimiento del contrato nupcial entre ella y José, pero aún sin convivencia.
La señal de la que habla Isaías a fin de que el rey Acaz solicite a Dios se concreta en el nacimiento de Jesús, el Dios con nosotros, el Emanuel.
María es la virgen que confió completamente en Dios y se entregó completamente a la misión que él le confió. Asimismo José, el justo, porque en la mitad de situaciones muy embarazosas, optó por no cometer injusticias, sino dejar todo en manos de Dios y confiar en la divina Providencia.
Que en esta Navidad sepamos ser como José, dejándolo todo en las manos del Señor, confiando en su acción divina. “Deja tu suerte al Señor; confía en él, y precisamente actuará”, dice el salmo 36.
Seamos asimismo nosotros como María, no pidiendo explicaciones, sino más bien sabiendo que el Señor es poder y Amor.
Encomendémonos con seguridad al Señor que viene a nosotros en forma de niño, para habitar con nosotros, todos y cada uno de los días de nuestra vida, que se encuentra en cada segundo de nuestra existencia, tras todo, Él es Amor, Emanuel, Dios con nosotros. !
Como esto:
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Esperamos que le gustara nuestro articulo Reflexión para el cuarto domingo de Adviento
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios