IGLESIA

¿Quiénes eran los hijos de Samuel? La historia de Joel y Abías

Joel y Abías eran los dos hijos de Samuel en la Biblia. Juzgaron a Israel en el momento en que el profeta Samuel era adulto mayor. El inconveniente es que los hijos de Samuel no prosiguieron el ejemplo de su padre y fueron corruptos en sus responsabilidades. En verdad, los fracasos de Joel y Abías contribuyeron relevantemente a la subsiguiente institución de la monarquía en Israel.

La Biblia no tiene muchos datos personales sobre los hijos de Samuel. El artículo bíblico no comunica en qué momento del ministerio del profeta nacieron. No el nombre de su madre, la mujer de Samuel, está registrado en el relato bíblico.

Joel era el hijo mayor de Samuel y Abías era su hermano menor. El nombre Joel significa “Jehová es Dios”; al paso que el nombre Abías significa “Jehová es [meu] padre». La Biblia asimismo informa que Joel fue el padre de Hemán, un cantor que servía en la alabanza del santuario en el reinado del rey David (1 Crónicas 6:33; 15:17).

Raramente, en algunas versiones el nombre Joel se sustituye por el nombre Vasni, que es una transliteración de una palabra hebrea que probablemente significa «y el segundo». Esto se debe a una diferencia entre ciertos textos antiguos de 1 Crónicas 6:28 y el artículo de 1 Samuel 8:2. Pero la mayor parte de los intérpretes coinciden en que el nombre Joel es la opción mejor, en tanto que es el que aparece en el original.

Los errores de Joel y Abías

Samuel nombró a Joel y Abías para que fuesen jueces en Beerseba, una ciudad importante que estaba situada en la extensión sur del territorio conquistado por los israelitas. Anteriormente, el profeta Samuel había establecido un circuito para recorrer múltiples ciudades en el desempeño de sus funciones como juez de Israel. Pero cuando su edad fue avanzada, decidió delegar una parte de sus responsabilidades en sus hijos.

El gran inconveniente es que los hijos de Samuel no prosiguieron su buen ejemplo. Joel y Abías entraron en el camino del pecado, y fueron muy corruptos. El texto bíblico no escatima expresiones para puntuar las faltas de los hijos de Samuel.

Según el escritor del libro de Samuel, Joel y Abías eran propensos a la avaricia, aceptaban sobornos y pervertían la justicia (1 Samuel 8:3). Es simple imaginar el género de prácticas inmorales que adoptaron Joel y Abías frente a las ocasiones que les ofrecían sus posiciones como jueces en Beerseba. Por supuesto, para un padre que había presenciado en su juventud la corrupción de Ofni y Finees, los hijos de Elí, el comportamiento de Joel y Abías debe haber sido una fuente de mucho mal para Samuel.

El accionar corrupto de los hijos de Samuel provocó la ira del pueblo. Entonces, al darse cuenta de que no habría una buena sucesión en el liderazgo de Samuel, en especial en un contexto de intensa presión de pueblos enemigos como los filisteos y los amonitas, los israelitas quisieron ser como otras naciones y solicitaron un rey (1 Samuel 8 :3-6). Si bien el Señor prometió una monarquía para Israel, el pedido del pueblo en ese momento significó un rechazo no solo al liderazgo de Samuel, sino más bien principalmente al liderazgo de Dios sobre ellos.

Los hijos de Samuel fueron desviados

Dado que los hijos de Samuel no siguieran al Señor, como lo había hecho su padre, puede asombrar a varios. Es bien difícil comprender de qué forma unos padres tan piadosos pueden tener hijos tan impíos. Además de esto, Samuel no era el único personaje bíblico miedoso de Dios y que tenía serios problemas con sus hijos.

El tema de la infidelidad de Joel y Abías ha intrigado a lo largo de mucho tiempo a los intérpretes bíblicos. Incluso dentro de nuestra tradición del judaísmo, esto ya ha sido muy discutido, hasta el punto de que ciertos rabinos se han esforzado en tratar de mostrar una imagen de los hijos de Samuel que no fuese tan problemática.

En ese sentido, algunos ya han sugerido que Joel y Abías no hicieron más de lo que tenían derecho a llevar a cabo, pero la forma en que lo hicieron imprudentemente, dio una mala impresión a la multitud. Otros tratan de argumentar que fueron la gente bajo Joel y Abías las que eran corruptas, y consiguieron esa mala reputación simplemente pues no los corrigieron.

Sin embargo, por otro lado, el escritor bíblico es clarísimo al apuntar los errores de Joel y Abías. Por consiguiente, según la Biblia, los hijos de Samuel no solo fueron imprudentes al reclamar sus derechos o dirigir mal a los supuestos gobernantes, sino que también fueron codiciosos, corruptos e injustos.

¿Samuel fracasó en criar a sus hijos?

¿Podría ser Samuel el culpable del accionar de Joel y Abías? En este punto, ciertos comentaristas han conjeturado que quizás Samuel estaba demasiado ocupado con su ministerio y no logró criar a sus hijos. Ciertos imaginan que mientras Samuel recorría un largo circuito entre las ciudades israelitas, se encontraba muy ausente de su hogar.

Pero la verdad es que la Biblia no da ningún detalle sobre la crianza de los hijos de Samuel. Decir algo en ese sentido es pura especulación. Además, los hijos de Samuel eran hombres mayores cuando juzgaron en Beerseba, y la Biblia afirma que los hijos de progenitores piadosos con frecuencia van por el camino del pecado; tal como los hijos de los impíos siguen el sendero de la justicia (Ezequiel 18). Incluso el hijo corrupto de Joel semeja ser un siervo fiel del Señor en la adoración de Israel en la época de David.

Resulta que la verdadera fe no radica en la mera imitación de personas genuinamente fieles. El temor del Señor no significa solo comportarse según un código de conducta establecido como aceptable. El deber con Dios no implica una fácil reiteración del excelente ejemplo de los demás. De hecho, la auténtica fe es un don de Dios, así como el temor del Señor es el resultado de un auténtico conocimiento de Él, hasta el punto de que el hombre responde a la gracia divina a través de una vida de distribución total a Dios. Y semeja que todo esto les faltaba a los hijos de Samuel.

Por último, la Biblia no dice qué sucedió con Joel y Abías. No dicen nada sobre el final de sus vidas, ni dicen si en algún momento encontraron una ocasión para el arrepentimiento.

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