Los Santurrones, Mártires y Santurrones de nuestra Santa Iglesia nos dan inspiración y motivación a fin de que tengamos la posibilidad asumir nuestras vocaciones, especialmente la llamada a la santidad que todos y cada uno de los cristianos nos llega a través del Bautismo.
Nosotros, bautizados y llamados al amor, frecuentemente por no valorar el desierto y la escucha, no dejamos resonar en nuestros oídos la dulce y suave voz. De los varios caminos que la vida nos puede prestar, sin la guía del Espíritu Santo, elegiremos ciertamente el que supuestamente es mucho más fácil y vamos a dejar de contemplar la Cruz cuando sorteemos las adversidades.
Evitar, huir o no percibir la voz de Dios nunca va a ser el camino más seguro. Por consiguiente, como anunciábamos al inicio de este producto, pues contamos la gracia de pertenecer a la verdadera Iglesia de Cristo y, con ello, tenemos la posibilidad de tener los ejemplos de personas que vivieron y fallecieron para ingresar en la vida eterna, de una manera muy De forma particular nos vamos a apoyar en sus prácticas de tal manera que nos sirvan de inspiración para proseguir el camino.
Este mes, el 7 de abril, festejamos el día de San Juan Bautista de La Salle. Nativo de Francia, a la edad de 11 años, optó por vivir una vida más próxima a Dios y a la Iglesia, más allá de que sus progenitores lo habían dispuesto para la carrera de derecho, ya que formaban una parte de la rica clase social de la época (su padre fue aun consejero del rey Luis XIV). Aun a una edad temprana, ya tenía hábitos que no eran comunes para los jóvenes de la temporada: lectura de libros sagrados, frases y ejercicios espirituales.
El amor y la experiencia espiritual de Juan le hicieron decantarse por la vida consagrada. Al entrar al seminario, experimentó tribulaciones y momentos de prueba. Perdió a su madre en 1671 y dos años después, lamentó la pérdida de su padre. Cuidando de sus hermanos menores, compaginó los últimos años de sus estudios de Teología con la responsabilidad de ser el sostén de la familia y responsable de la Catedral de Reims. Fue ordenado sacerdote en 1678.
Perseverante y lleno de fe, el Padre João de La Salle fue mucho más allá. Con el apoyo de un primo, creó una escuela para niños necesitados. Renunciando a sus pertenencias ahora la riqueza dejada por sus padres, fundó una Congregación que pervive con el legado cristiano hasta nuestros días: los Hermanos de La Salle o Hermanos Lasalianos.
El testimonio y obra de San Juan Bautista de La Salle debe resonar en nuestros oídos. ¿Cuántos de nosotros, llenos de sueños y del Espíritu Beato, no podríamos reflejarnos en esta historia amorosa y distribución? En palabras del mismo San Juan de La Salle, “Los jóvenes que Dios les confía son hijos de Dios; son, como vosotros, consagrados a la Trinidad desde el Bautismo».
Confiados, que nosotros, cristianos del siglo XXI, asimismo podemos vivir intensamente el amor de Dios, insertando en nuestros Proyectos de Vida, las intenciones y necesidades del reino de Dios a los que claman justicia, paz y vida. Amén.
Patrick Marinho Duarte y Talita Isabor Batista Duarte – Integrantes SAV/PV
Anunciado originalmente en: Candelária em Palavras (Jornal da Paróquia Nossa Senhora da Candelária – SCS) – abr/2020. ed. 181. Año 17
Referencias:
ALVÉS, J. Los santurrones de todos y cada uno de los días. São Paulo, 2008. Paulinas 2 ed.
PABLO II, J. ENCUENTRO DEL PAPA JUAN PABLO II CON LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS
EN LA CURIA GENERAL. VISITA DEL SANTO PADRE AL INSTITUTO DE SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE. Disponible el: Acceso: 06 Mar. 20