¿Qué significa “Samsara” en el budismo?

En el budismo, el samsara a menudo se define como el ciclo interminable de nacimiento, muerte y renacimiento. O bien, puede entenderlo como el mundo del sufrimiento y la insatisfacción (dukkha), lo opuesto al nirvana, que es la condición de estar libre de sufrimiento y el ciclo de renacimiento.

En términos literales, la palabra sánscrita samsara significa “fluir” o “pasar”. Está ilustrado por la Rueda de la Vida y explicado por los Doce Eslabones del Origen Dependiente. Puede entenderse como el estado de estar atado por la codicia, el odio y la ignorancia, o como un velo de ilusión que oculta la verdadera realidad. En la filosofía budista tradicional, estamos atrapados en el samsara a través de una vida tras otra hasta que encontramos el despertar a través de la iluminación.

Sin embargo, la mejor definición de samsara, y una con una aplicabilidad más moderna, puede ser del monje y maestro Theravada Thanissaro Bhikkhu:

“En lugar de un lugar, es un proceso: la tendencia a seguir creando mundos y luego moverse hacia ellos”. Y tenga en cuenta que esta creación y movimiento no solo sucede una vez, al nacer. Lo estamos haciendo todo el tiempo”.

Creando mundos

No estamos simplemente creando mundos; también nos estamos creando a nosotros mismos. Los seres somos todos procesos de fenómenos físicos y mentales. El Buda enseñó que lo que pensamos como nuestro yo permanente, nuestro ego, la autoconciencia y la personalidad, no es fundamentalmente real. Pero, se regenera continuamente en función de las condiciones y elecciones previas. De momento a momento, nuestros cuerpos, sensaciones, conceptualizaciones, ideas y creencias, y la conciencia trabajan juntos para crear la ilusión de un “yo” distintivo y permanente.

Además, en no poca medida, nuestra realidad “externa” es una proyección de nuestra realidad “interior”. Lo que tomamos como realidad siempre está compuesto en gran parte por nuestras experiencias subjetivas del mundo. En cierto modo, cada uno de nosotros vive en un mundo diferente que creamos con nuestros pensamientos y percepciones.

Podemos pensar en el renacimiento, entonces, como algo que sucede de una vida a otra y también algo que sucede momento a momento. En el budismo, el renacimiento o la reencarnación no es la transmigración de un alma individual a un cuerpo recién nacido (como se cree en el hinduismo), sino más bien las condiciones kármicas y los efectos de la vida que avanza hacia nuevas vidas. Con este tipo de comprensión, podemos interpretar este modelo en el sentido de que “renacemos” psicológicamente muchas veces en nuestras vidas.

Del mismo modo, podemos pensar en los Seis Reinos como lugares en los que podemos “renacer” en cada momento. En un día, podríamos pasar por todos ellos. En este sentido más moderno, los seis reinos pueden ser considerados por estados psicológicos.

El punto crítico es que vivir en samsara es un proceso. Es algo que todos estamos haciendo en este momento, no solo algo que haremos al comienzo de una vida futura. ¿Cómo paramos?

Liberación de Samsara

Esto nos lleva a las Cuatro Nobles Verdades. Básicamente, las Verdades nos dicen que:

  1. Estamos creando nuestro samsara;
  2. Cómo estamos creando samsara;
  3. Que podemos dejar de crear samsara;
  4. La forma de detenerse es siguiendo el Óctuple Sendero.

Los Doce Eslabones del Origen Dependiente describen el proceso de morar en el samsara. Vemos que el primer enlace es avidya, ignorancia. Esto es ignorancia de las enseñanzas de Buda sobre las Cuatro Nobles Verdades y también ignorancia de quiénes somos. Esto lleva al segundo enlace, Samskara, que contiene las semillas del karma. Y así.

Podemos pensar en esta cadena de ciclos como algo que sucede al comienzo de cada nueva vida. Pero según una lectura psicológica más moderna, también es algo que estamos haciendo todo el tiempo. Ser consciente de esto es el primer paso hacia la liberación.

Samsara y Nirvana

Samsara se contrasta con el nirvana. Nirvana no es un lugar sino un estado que no es ni ser ni no ser.

El budismo Theravada entiende que samsara y nirvana son opuestos. Sin embargo, en el budismo mahayana, que se centra en la naturaleza inherente de Buda, tanto el samsara como el nirvana se consideran manifestaciones naturales de la claridad vacía de la mente. Cuando dejamos de crear samsara, el nirvana aparece naturalmente; el nirvana, entonces, puede verse como la verdadera naturaleza purificada del samsara.

Como sea que lo entiendas, el mensaje es que aunque la infelicidad del samsara es nuestro destino en la vida, es posible entender las razones y los métodos para escapar de ella.