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¿Qué significa la doctrina de la kénosis de Cristo?

La doctrina de la kénosis es como se dio a saber una teoría sobre la encarnación de Cristo, que afirma que Él se despojó de algunos de sus atributos divinos para asumir características humanas durante su vida terrenal. La palabra kénosis proviene del griego vergo kenoo que primordialmente significa «vaciar» o «llevar a cabo vacío».

La doctrina de la kenosis brotó en el siglo XIX y fue protegida por varios estudiosos. Esta teoría emplea como base de su argumentación un texto de la Carta a los Filipenses, en el que Pablo escribe: “Sea vuestra actitud como la de Cristo Jesús, el que, siendo Dios, no consideró el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse; sino se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se realizó obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. (Filipenses 2:5-8).

Entonces, con base en este texto, la doctrina de la kénosis afirma que en el momento en que el apóstol Pablo escribe que Jesús “se vació a sí mismo” o sea, se vació de la manera de Dios, sin tener en cuenta algunos atributos divinos, como la omnipotencia, la omnisciencia, la omnipresencia, etc., pero preservando sus atributos morales, como el cariño, la bondad, la clemencia, etc.

Siempre según la kénosis, en lugar de los atributos que Jesús renunció para hacerse humano, asumió atributos que son comunes a los hombres. En otras expresiones, según la interpretación de la doctrina de la kénosis básicamente lo que Cristo hizo fue un trueque. Cambió una parte de su naturaleza divina por rasgos y cualidades humanas. Es verdad que existen algunas variantes de esta teoría, pero generalmente su concepción básica es la iniciativa de que Cristo se limitó de manera voluntaria.

¿Cuál es el problema con la doctrina de la kénosis?

En un principio, la doctrina de la kénosis puede aun parecer una opción alternativa interesante para explicar el misterio de la encarnación, pero o sea un fallo. En el momento en que se examina con más frialdad, la doctrina de la kénosis resulta ser un ataque a la divinidad plena de Cristo.

Como señala el teólogo Millard Erickson, la doctrina de la kenosis mantiene que Jesús no es absolutamente Dios y totalmente hombre simultáneamente, sino más bien sucesivamente. Respecto a ciertos atributos, Jesús es Dios, entonces humano, luego nuevamente Dios (Teología Sistemática).

En consecuencia, el enorme inconveniente de la doctrina de la kénosis es intentar realizar de Cristo alguien mucho más pequeño de lo que verdaderamente es y siempre fue, esto es, Dios. Por lo tanto, esta teoría niega la plena deidad de Jesucristo mientras que estuvo aquí en esta tierra.

¿Qué significa “se vació a sí mismo” en Filipenses 2:8?

La lectura del capítulo 2 de la Carta de Pablo a los Filipenses revela claramente que la doctrina de la kenosis malinterpreta el texto bíblico. El contexto del pasaje exhibe que el apóstol Pablo se encontraba exhortando a los creyentes filipenses a ser humildes. Los animaba a poner los intereses de los demás por encima de sus intereses.

En el texto, básicamente el apóstol enseña que los creyentes deben preocuparse por el resto en primer lugar; es decir, frente tus propias preocupaciones. Esto queda clarísimo cuando afirma: “No hagas nada por ambición egoísta o vanidad; pero humildemente consideren a los demás mejores que ustedes mismos. Cada uno de ellos candela, no solo por sus propios intereses, sino más bien asimismo por los intereses del resto”. (Filipenses 2:3,4).

Entonces, para respaldar su argumento, Pablo muestra el ejemplo de Cristo, quien humildemente dejó de lado algunas de sus prerrogativas como Dios para preocuparse por los intereses de los demás. De ahí que afirma: “Que vuestra actitud sea la misma que la de Cristo Jesús” (Filipenses 2:5).

Entendemos que el hombre posee ciertos atributos que son fundamentales para su historia, así como: intelectualidad, personalidad, capacidad moral, fortaleza, etc. Pero, ¿podría ser que en este texto el apóstol Pablo pedía a los creyentes filipenses que renunciaran a sus atributos que los hacían humanos? ¡Obviamente no! De esta manera asimismo al decir que Cristo “se vació a sí mismo” nunca podría estar afirmando que Cristo renunció a los atributos propios de su deidad.

En otras palabras, Pablo no pedía a los filipenses que dejaran de ser humanos siguiendo el ejemplo de Cristo que supuestamente dejó de ser Dios. Mucho más bien, Pablo les estaba pidiendo a los creyentes que mostraran una humildad afín a la suprema humildad mostrada por Cristo.

Cristo aceptó la condición de siervo, pero no dejó de ser Dios.

El anonadamiento de Cristo no significa que renunció a sus atributos divinos; sino de manera voluntaria, siendo Dios, aceptó venir a este planeta como siervo, haciéndose similar a los hombres. Entonces “se vació a sí mismo” del versículo 7 tiene que ver con el “se humilló a sí mismo” del versículo 8; concerniente al hecho de que el Hijo de Dios fue “encontrado en forma humana” y seguido “obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

Entonces la expresión “se vació a sí mismo” charla más de lo que Cristo logró que de quién es Él. Al usar esta expresión, Pablo no enseña que Jesús dejó de ser absolutamente Dios como lo defiende la doctrina de la kénosis; pero enseña que Jesús tomó una posición más baja que la que le pertenecía por derecho.

Todo esto significa que Cristo renunció humildemente a sus privilegios en el cielo para vivir como un hombre en la tierra. En otro sitio, el mismo apóstol Pablo charla de los privilegios que Cristo renunció temporalmente por nosotros. El escribe: “Por el hecho de que conocéis la felicidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por causa de nosotros se realizó pobre; a fin de que con vuestra pobreza os hagáis ricos.” (2 Corintios 8:9).

Por ende, la doctrina de la kénosis malinterpreta la enseñanza bíblica sobre la encarnación de Jesús y propone la iniciativa de que Él se limitó por un tiempo como Dios al vaciarse de Sus atributos divinos. Pero la doctrina bíblica correcta enseña que Cristo nunca dejó de ser totalmente Dios; y mientras estuvo en esta tierra, renunció temporalmente al privilegio, el honor y la gloria a los que tenía derecho como Dios.

Esto explica la oración de Jesús: “Y ahora, Padre, glorifícame junto contigo, con la gloria que tuve contigo antes que el mundo existiera”. (Juan 17:5). Cristo dejó su corona de gloria, para recibir una corona de espinas; Dejó su trono en el cielo para recibir una cruz en la tierra. Lo más impresionante es que, en todo lo mencionado, jamás dejó de ser plenamente Dios. Esto causa que su “vaciado” sea incomparable; hace que su humildad sea insuperable. La doctrina de la kénosis no reconoce esta verdad sublime.

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