¿Qué le sucede al alma de los pacientes de Alzheimer?

OFICINA CENTRAL, 28 de julio. 21/04:20 pm (ACI).- En el producto “En el umbral del más allá”, el padre Eduardo Hayen Cuarón respondió a la pregunta sobre qué le sucede al alma de un individuo con la patología de Alzheimer, la manera de demencia más frecuente entre personas mayores de 60 años. directiva del semanario Asistenciade la diócesis de Localidad Juárez, México, el padre Hayen Quartón escribió: “Duele ver a uno de nuestros seres queridos en el momento en que empieza a perder los rasgos de personalidad que tanto amamos, como su simpatía, disposición, buen humor, amabilidad , conocimiento, diálogo y varios otros aspectos que la hacen una persona única en el planeta”.

“Aun podemos llegar a meditar que ya no es la misma persona, que es otro ser diferente; ‘Por el momento no es él’, suelen decir los familiares”, prosiguió. “Encontrar personas con sus facultades físicas y mentales seriamente reducidas debe inspirarnos a los cristianos un profundo respeto por la obra de Dios en ellos”.

“Al paso que para el mundo superficial un individuo solo vale su eficacia o su belleza, los cristianos que saben ver más allá de las apariencias descubren en los enfermos terminales a los hijos más amados de Dios, con los que el Señor quiere compartir su vida divina. Sus vidas son un bien apreciado, que cobra sentido y valor con el amor del Padre”.

“La persona humana es un ser físico y espiritual al tiempo”, escribe Cuarón. “Cuando aparece una enfermedad que afecta al cerebro, la parte espiritual de la persona, es decir, su inteligencia, puede verse perjudicada a la hora de expresarse”. No obstante, “sabemos que el cerebro y la inteligencia no son idénticos, no son lo mismo. El espíritu es mayor a la materia y no puede proceder de ella”.

“Por ser inmaterial y por ser capaz de producir pensamientos abstractos, la inteligencia o alma espiritual del hombre es mayor a su cerebro, aunque actúa en colaboración con este último”, agregó.

El sacerdote mencionó que, “si el cerebro se enferma por un desarrollo natural o por un golpe fuerte, la persona todavía es exactamente la misma, el alma espiritual sigue manteniendo vivas las funciones del cuerpo, si bien sus facultades mentales ya no logren realizarse”.

“Llegará el día, quizás, en que vamos a ser llevados a donde no queremos ir, nos tenderán los brazos y nos vestirán, según las palabras de Jesús a Pedro”, recuerda el sacerdote. “El tiempo nos va a haber desgastado y vamos a pasar a formar parte de ese grupo de ciegos, cojos, leprosos, sordos o lisiados que necesitarán una silla de ruedas y oxígeno suplementario”.

“En estas circunstancias, nuestra vida conservará su valor y, en esta existencia achicada, asimismo tendremos que alegrarnos porque el Mesías vino por este pueblo”, resaltó.

Al final de su artículo, el sacerdote mexicano nos instó a sostener “una fe estable en Jesucristo y, cuando observemos que nuestra vida parece estar abandonada en la oscuridad de la noche, sepamos que Él candela con amor por nosotros”.

“De ahí que, esperaremos con expectación el día que fué comunicado y que jamás acabará”, concluyó.

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