¿Por qué la sabiduría es el primer y más alto don del Espíritu Santo?

Según la doctrina católica, la sabiduría es uno de los siete dones del Espíritu Santo, que se enumeran en Isaías 11:2–3. Estos dones están presentes en su plenitud en Jesucristo, a quien Isaías predijo (Isaías 11:1). Desde la perspectiva católica, los fieles reciben los siete dones de Dios, que está dentro de cada uno de nosotros. Expresan esa gracia interna mediante expresiones externas de los sacramentos. Estos dones están destinados a transmitir la esencia del plan de salvación de Dios Padre o, como dice el Catecismo actual de la Iglesia Católica (párr. 1831), “Completan y perfeccionan las virtudes de quienes los reciben”.

Perfeccionar la fe

La sabiduría, creen los católicos, es más que conocimiento. Es la perfección de la fe, la extensión del estado de creencia al estado de comprensión de esa creencia. Como el p. John A. Hardon, SJ, señala en su “Diccionario Católico Moderno”,

“Donde la fe es un simple conocimiento de los artículos de la fe cristiana, la sabiduría pasa a una cierta penetración divina de las verdades mismas”.

Cuanto mejor entiendan los católicos esas verdades, más podrán valorarlas adecuadamente. Cuando las personas se separan del mundo, la sabiduría, señala la Enciclopedia Católica, “nos hace saborear y amar sólo las cosas del cielo”. La sabiduría nos permite juzgar las cosas del mundo a la luz del fin más elevado del hombre: la contemplación de Dios.

Debido a que esta sabiduría conduce a una comprensión íntima de la Palabra de Dios y Sus mandamientos, lo que a su vez conduce a una vida santa y justa, es el primero y más alto de los dones que otorga el Espíritu Santo.

Aplicando la Sabiduría al Mundo

Tal desapego, sin embargo, no es lo mismo que la renuncia al mundo, ni mucho menos. Más bien, como creen los católicos, la sabiduría nos permite amar al mundo correctamente, como la creación de Dios, en lugar de amarlo por sí mismo. El mundo material, aunque caído como resultado del pecado de Adán y Eva, aún es digno de nuestro amor; simplemente necesitamos verlo bajo la luz adecuada, y la sabiduría nos permite hacerlo.

Al conocer el orden adecuado de los mundos material y espiritual a través de la sabiduría, los católicos pueden llevar más fácilmente las cargas de esta vida y responder a sus semejantes con caridad y paciencia.

Sabiduría en las Escrituras

Varios pasajes de las Escrituras tratan de este concepto de santa sabiduría. Por ejemplo, el Salmo 111:10 afirma que una vida vivida con sabiduría es la máxima alabanza dada a Dios:

“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; todos los que lo practican tienen un buen entendimiento. ¡Su alabanza es para siempre!”

Además, la sabiduría no es un fin, sino una expresión duradera en el corazón y en la mente, una forma de vivir con alegría, según Santiago 3:17:

“La sabiduría de lo alto es primero pura, luego pacífica, amable, abierta a la razón, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera”.

Finalmente, la sabiduría más alta se encuentra en la cruz de Cristo, que es:

“Locura para los que se pierden, pero para nosotros los que se salvan es poder de Dios” (1 Corintios 1:18).