Papa: Podemos confiar mucho en la misericordia de Dios, pero
“Pese a la esterilidad que en ocasiones marca nuestra vida, Dios es paciente y nos da la oportunidad de cambiar y progresar por el sendero del bien. Pero el tiempo implorado y concedido, esperando que el árbol dé por último fruto, indica también la urgencia de la conversión”, dijo el Papa en el Ángelus comentando el Evangelio de este tercer domingo de Cuaresma.
ciudad del Vaticano
“La oportunidad de conversión no es sin límites; con lo que es requisito aprovecharlo próximamente; en caso contrario, se perdería para toda la vida. Tenemos la posibilidad de confiar mucho en la clemencia de Dios, pero sin abusar de ella. No debemos excusar la pereza espiritual, sino acrecentar nuestro esfuerzo para contestar con prontitud a esta clemencia con un corazón sincero”.
Así lo dijo el Papa Francisco al mediodía de este domingo (24/03) en el Ángelus rezado con cientos de leales y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para la oración mariana con el Santurrón Padre.
En el alegato que antecedió a la oración, Francisco comentó la página del Evangelio de este tercer domingo de Cuaresma (Lc 13,1-9), que nos habla de la misericordia de Dios y de nuestra conversión.
La página del Evangelio nos trae en los versículos 6 al 9 la siguiente parábola contada por Jesús: “Un hombre tenía plantada una higuera en su viña. Él vino a ella en pos de fruta, pero no halló ninguna. Entonces ha dicho al viñador: ‘Hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo encontré. Córtalo; ¿Por qué ha de realizar la tierra estéril? Él, no obstante, respondió: ‘Señor, déjalo este año a fin de que logre cavar y poner estiércol. Entonces, tal vez, dará fruto… De lo contrario, lo cortarás’”.
El dueño de la higuera representa a Dios Padre y el viñador es la imagen de Jesús, mientras que la higuera es símbolo de la humanidad indiferente y árida, dijo el Papa, añadiendo que “Jesús intercede ante el Padre en nombre de la raza humana y le solicita esperar y darle más tiempo, a fin de que en ella germinen frutos de amor y de justicia”.
Francisco explicó que la higuera que el dueño de la parábola desea arrancar representa una existencia estéril, incapaz de ofrecer, de hacer el bien.
“Es un símbolo de quien vive para sí mismo, saciado y relajado, acurrucado en sus comodidades, incapaz de volver la mirada y el corazón hacia quienes están a su lado y se encuentran en condiciones de sufrimiento, pobreza, contrariedad”.
El Santurrón Padre dijo asimismo que a esta actitud de egoísmo y esterilidad espiritual se opone el gran amor del viñador por la higuera: es tolerante, sabe aguardar, le dedica su tiempo y su trabajo.
Esta similitud manifiesta la clemencia de Dios, que nos deja tiempo para la conversión, dijo el Papa.
“Pese a la esterilidad que en ocasiones marca nuestra vida, Dios es tolerante y nos ofrece la posibilidad de cambiar y progresar por el sendero del bien. Pero el período suplicado y concedido esperando de que el árbol dé al final sus frutos señala también la urgencia de la conversión”.
“En Cuaresma, el Señor nos sugiere ir a la conversión”, ha dicho Francisco, y agregó:
“Cada uno de nosotros debe sentirse interpelado por este llamado, corrigiendo algo en nuestra vida, en la manera de meditar, actuar y vivir las relaciones con el resto. Al mismo tiempo, debemos imitar la paciencia de Dios que confía en la aptitud de todos para ‘levantarse’ y retomar el sendero. No apaga la llama enclenque, sino que acompaña y protege a los débiles para que se robustezcan y den su aporte de amor a la red social”.
Francisco solicitó a la Virgen María que nos ayude a vivir estos días de preparación a la Pascua como un tiempo de renovación espiritual y de confiada apertura a la felicidad y la clemencia de Dios.
Tras la oración mariana, al saludar a los diversos conjuntos de leales y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, el Santurrón Padre dirigió su mirada a Nicaragua, apoyando una salida pacífica a la crisis social y política que vive el país centroamericano:
“Desde el 27 de febrero se vienen dando esenciales diálogos en Nicaragua para resolver la grave crisis sociopolítica que vive el país. Acompaño la idea con la oración y animo a las partes a localizar una solución pacífica lo antes posible por el bien de todos”.
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