Papa: nunca tires los restos de comida, reutilízalos
El pasaje del Evangelio de la multiplicación de los panes y los peces que propone la liturgia de este domingo inspiró la reflexión del Papa Francisco, quien advirtió contra el despilfarro y el desperdicio de los alimentos en el momento en que muchos tienen apetito.
localidad del Vaticano
Aquí está el artículo terminado del alegato del Santurrón Padre en la Ángelus de este 17º Domingo del Tiempo Ordinario:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Pero eres intrépido con este sol en la Plaza, ¡eh! Felicidades!
El evangelio de hoy (cf. Jn 6,1-15) presenta el relato de la multiplicación de los panes y los peces. Al notar la gran multitud que lo había seguido cerca del lago de Tiberíades, Jesús se dirigió al apóstol Felipe y le preguntó: “¿Dónde podemos comprar pan para que coman?”.
De hecho, el poco dinero que tienen Jesús y los apóstoles no consigue para dar de comer a esta multitud. Y es entonces en el momento en que Andrés, otro de los Doce, trae a Jesús un niño que pone a su predisposición todo cuanto tiene: cinco panes y dos pescados; pero ciertamente – dice André – esto no es nada para esa multitud.
¡Chaval valeroso! Él asimismo vio a la multitud; También vi los cinco panes. Él dijo: “Pero tengo esto, si ayuda, están disponibles”. Este joven nos hace pensar un poco en nosotros… Ese valor: los jóvenes son así, tienen valor. Debemos asistirlos a hacer este coraje.
Entonces Jesús ordena a los acólitos que hagan sentar a la multitud, entonces toma estos panes y estos pescados, da gracias al Padre y los reparte, y cada uno de ellos come tanto como desea. Cada uno comió lo que deseó.
Con este pasaje del Evangelio, la liturgia nos lleva a no separar la mirada de aquel Jesús que, el domingo pasado, en el Evangelio de Marcos, al ver “una gran multitud, tuvo compasión de ellos”. Ese niño con los cinco panes también comprendió esta compasión, y ha dicho; “Ah, pobrecitos…. Tengo esto.” La compasión lo llevó a ofrecer lo que tenía.
Hoy, en efecto, Juan nos regresa a enseñar a Jesús atento a las necesidades primarias de la gente. El episodio aflora de un hecho concreto: la multitud tiene apetito y Jesús involucra a sus discípulos para que esa apetito sea satisfecha. Este es el hecho preciso.
Para las multitudes, Jesús no se limitó a dar esto – ofreció su Palabra, su consuelo, su salvación y al final su vida – pero ciertamente asimismo logró esto: cuidó el alimento del cuerpo. Y nosotros, sus acólitos, no podemos esperar no entender nada. Solo oyendo las solicitudes más simples de las personas y poniéndose a la vera de sus ocasiones existenciales específicas, va a ser posible ser escuchado cuando se charla de valores superiores.
El amor de Dios por la humanidad hambrienta de pan, de independencia, de justicia, de paz y, sobre todo, de su divina gracia, nunca falla. Jesús continúa hoy saciando el apetito, transformándose en presencia viva y consoladora, y lo hace mediante nosotros. Por eso, el Evangelio nos sugiere ir a estar libres y activos, como aquel niño que se percata de que tiene cinco panes y dice: ‘Pero, esto te doy, luego verás’.
Frente al grito de apetito -toda clase de “apetito”- de muchos hermanos y hermanas en todas y cada una unas partes del planeta, no podemos quedarnos como espectadores distantes y tranquilos. El aviso de Cristo, pan de vida eterna, exige un generoso deber de solidaridad con los pobres, los débiles, los últimos, los indefensos. Esta acción de proximidad y caridad es la mejor manera de verificar la calidad de nuestra fe, tanto a nivel personal como comunitario.
Entonces, al final de la narración, Jesús, cuando todos estaban satisfechos, Jesús les dijo a los acólitos que recogieran los trozos que quedaban, a fin de que nada se desperdiciara. Me agradaría proponeros esta frase de Jesús: “recoged los trozos que sobran, para que nada se pierda”. Y pienso en la multitud que tiene apetito y en la cantidad de comida sobrante que tiramos… Cada uno de nosotros piensa: la comida que sobra en el almuerzo, en la cena, ¿adónde va? En mi casa, ¿qué hacéis con los restos de comida? ¿Se juega afuera? No. Si tienes esta práctica, te doy un consejo: habla con tus abuelos, que vivieron en la posguerra, y pregúntales qué hacían con la comida sobrante. Jamás tires los restos de comida. Se reutiliza o se da a cualquiera que pueda comerlo, a cualquiera que lo necesite. Jamás tires los restos de comida. Este es un consejo y también un examen de conciencia: ¿qué haces en casa con los restos de comida?
Oremos a la Virgen María, para que en el planeta predominen en el mundo los programas aplicados al avance, la alimentación, la solidaridad y no los del odio, los armamentos y la guerra.
Esperamos que le gustara nuestro articulo Papa: nunca tires los restos de comida, reutilízalos
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios