Papa: Los cristianos experimentan un océano en la Eucaristía
“Cada Misa alimenta una vida eucarística, destacando las expresiones del Evangelio, que con frecuencia son olvidadas por nuestras ciudades. Pensemos en la palabra misericordia. Todos se quejan del mar de miserias que ocupa nuestra sociedad: temor, opresión, prepotencia, maldad, odio, clausura, indiferencia por el medio ambiente. Sin embargo, los cristianos experimentan en la Eucaristía el océano de la misericordia, que anega el planeta”, ha dicho el Papa.
Manoel Tavares – Localidad del Vaticano
El Santo Padre recibió, en la mañana de este sábado (11/10), en el Salón del Consistorio del Vaticano, a los participantes de la Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para los Congresos Eucarísticos De todo el mundo, que termina de terminar en Roma.
En su discurso, el Papa agradeció la existencia de los participantes, pero particularmente de la Delegación de la Comisión Húngara, encabezada por el Cardenal Peter Erdö, Arzobispo de Budapest, localidad donde va a tener lugar el próximo Congreso Eucarístico Internacional en 2020:
“Este acontecimiento se celebrará en el marco de una enorme localidad europea, donde las comunidades cristianas aguardan una exclusiva evangelización, con la capacidad de enfrentar la modernidad secularizada y la globalización, que corre el peligro de anular las peculiaridades de una historia rica y pluricultural”.
Aquí, ha dicho el Papa, surge una pregunta fundamental: ¿qué significa festejar un Congreso Eucarístico en una localidad actualizada y pluricultural, donde el Evangelio y las formas de pertenencia religiosa se han vuelto marginales? Y él respondió:
“Significa colaborar con la felicidad de Dios para dar a conocer, a través de la oración y la acción, una “cultura eucarística”, esto es, un método de pensar y accionar fundado en el Sacramento, pero también observable alén de la pertenencia a la Iglesia, en una Europa golpeada por la indiferencia, las divisiones y los cierres”.
cultura eucarística
En este contexto, resaltó Francisco, los cristianos renuevan el gesto simple y fuerte de su fe: se reúnen, en el nombre del Señor, y se reconocen hermanos. Y el milagro se repite: al oír la Palabra y partir el Pan, hasta la más pequeña y humilde reunión de fieles se convierte en el Cuerpo del Señor y su tabernáculo en el mundo. La celebración de la Eucaristía se transforma de este modo en una actitud que crea una “cultura eucarística”. Entre estas actitudes, el Papa citó tres aspectos: comunión, servicio y misericordia:
“La primera de estas reacciones es la comunión. En la Última Cena, Jesús escogió, como signo de su don, el pan y el cáliz de la fraternidad. Consecuentemente, la celebración de la memoria del Señor, donde nos alimentamos de su Cuerpo y de su Sangre, pide y establece la comunión con Él y la comunión de los leales entre sí. Por tanto, la comunión con Cristo es el auténtico desafío de la pastoral eucarística”.
La red social eucarística se transforma en “sierva”
La adoración eucarística, recordó el Papa, nos enseña a no dividir la Cabeza de Cristo de su Cuerpo, esto es, la comunión sacramental con él y sus integrantes y el consiguiente compromiso misionero. La segunda actitud es de servicio. Francisco explicó:
“La comunidad eucarística, comunicándose con el destino de Jesús Siervo, se transforma en “servidor”… Los cristianos sirven a la causa del Evangelio en los sitios de debilidad y en la cruz, para compartir y sanar. Hay muchas ocasiones en la Iglesia y en la sociedad donde se puede derramar el ungüento de la misericordia, con proyectos espirituales y corporales.”.
El bálsamo de la misericordia se puede verter, dijo Francisco, entre familias con inconvenientes, jóvenes y adultos desempleados, migrantes marcados por luchas y crueldad y otros tipos de pobreza. En la mitad de esta humanidad herida, los cristianos festejan el memorial de la Cruz y hacen vivo y presente el Evangelio del Siervo Jesús, que se entregó por amor. Así, los bautizados siembran una “cultura eucarística” como servidores de los pobres, en nombre del Evangelio, regla de vida de las personas y de las comunidades. Finalmente, el Papa presentó la tercera actitud que crea una “cultura eucarística”, o sea, la clemencia:
océano de misericordia
“Cada Misa alimenta una vida Eucarística, resaltando las palabras del Evangelio, que de manera frecuente son olvidadas por nuestras ciudades. Pensemos en la palabra clemencia. Todos se quejan del mar de miserias que invade la sociedad de la cual formamos parte: temor, opresión, prepotencia, maldad, odio, clausura, indiferencia por el medio ambiente. Sin embargo, los cristianos experimentan en la Eucaristía el océano de misericordia que anega el mundo”.
Por tanto, la Eucaristía es la fuente de este océano de misericordia, que entra en las venas de todo el mundo y contribuye a la construcción de la imagen y composición del Pueblo de Dios en la era de la modernidad.
El Santo Padre concluyó su discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Pontificia Comisión para los Congresos Eucarísticos Internacionales, recordando que “el próximo Congreso Eucarístico Internacional, que tendrá rincón en Budapest en 2020, tendrá como propósito apuntar un camino de novedad y conversión, teniendo la Sagrada Eucaristía como centro de la vida eclesial y como fuente de una “cultura eucarística”, con la capacidad de suscitar en los fieles la solidaridad, la paz, la vida familiar y el cuidado de la creación.
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