Papa Francisco: No dejemos que nos lo roben
“Peregrinar significa sentirse llamado e impulsado a caminar juntos, pidiendo al Señor la gracia de transformar los rencores y desconfianzas, pasados y presentes, en nuevas ocasiones de comunión”, dijo Francisco en la homilía de la Misa en el Santuario de Șumuleu Ciuc, histórico misión de peregrinación para los católicos húngaros que viven en Rumania y otros países.
Mariangela Jaguraba – Ciudad del Vaticano
Segundo día del 30º viaje apostólico internacional del Papa Francisco a Rumanía.
Este sábado por la mañana (06/01), el Santo Padre partió de la ciudad más importante Bucarest en avión, rumbo al campo de aviación de Bacău. Desde allí, el Pontífice se trasladó en helicóptero a la Base Aérea de Miercurea-Ciuc, capital del distrito de Harghita. Es un pequeño pueblo situado en el este de Transilvania, entre las cadenas montañosas de los Cárpatos orientales a orillas del río Olt, uno de los ríos más esenciales de Rumanía.
Luego el Papa se dirigió al Santuario de Șumuleu Ciuc donde celebró la Eucaristía. El santuario está rodeado de naturaleza. Es un destino de peregrinaje histórico para los católicos húngaros que viven en Rumania y otros países. El origen del Santuario, que lleva el título de “basílica menor”, se remonta a mediados del siglo XVI y está relacionado a la fidelidad de los pobladores de esa región al catolicismo, en el momento en que Transilvania abrazó la Reforma protestante. El presente Santuario es de estilo barroco y fue terminado entre 1802 y 1824. Dentro suyo se encuentra una preciosa imagen de Nuestra Señora efectuada en madera de tilo, efectuada entre 1515 y 1520, que subsistió al incendio de 1661.
Los santuarios guardan la memoria de los leales
“Con alegría y gratitud a Dios, los encuentro el día de hoy, estimados hermanos y hermanas, en este amado santuario mariano, rico en historia y fe, habiendo venido aquí, como hijos, para encontrarnos con nuestra Madre y reconocernos como hermanos”, ha dicho Francisco. al inicio de su homilía en la Misa celebrada en el Santuario de Șumuleu Ciuc, a la que fueron entre 80 y 100 mil personas. Asimismo participaron la Primera Ministra rumana, Viorica Dăncilă, y como fácil peregrino, el Presidente de Hungría, János Áder.
“Los santuarios, lugares prácticamente “sacramentales” de una Iglesia-hospital de campaña, guardan la memoria del pueblo leal, que, en medio de sus preocupaciones, no se cansa de buscar la fuente de agua viva donde reavivar la esperanza. Son lugares de celebración y celebración, de lágrimas y súplicas. Llegamos a los pies de la Madre, sin decir muchas palabras, para dejarnos ver por ella y que, con su mirada, nos lleve a Aquel que es “el Sendero, la Verdad y la Vida”. .
“Nosotros no lo hacemos de todas maneras; somos peregrinos», resaltó el Papa, recordando que los leales peregrinan todos los años a este santuario, «el sábado de Pentecostés», para honrar el voto que hicieron sus «antepasados y fortalecer la fe en Dios y la devoción a Nuestra Señora”. Señora”, representada en la escultura de madera de tilo.
Peregrinar significa sentirse impulsado a caminar juntos
“Esta peregrinación anual forma parte a la herencia de Transilvania, pero honra en conjunto las tradiciones religiosas rumanas y húngaras; y en ella forman parte también los fieles de otras confesiones, siendo símbolo de diálogo, unidad y fraternidad; un llamamiento a recuperar los testimonios de la fe que se hizo vida y de la vida que se hizo promesa. Peregrinar es saber que hemos venido como pueblo a nuestra casa. Es saber que somos conscientes de ser un pueblo. Un pueblo cuya riqueza son sus mil semblantes, etnias, lenguas y tradiciones; el santurrón Pueblo fiel de Dios que, con María, peregrina cantando la misericordia del Señor”.
Francisco subrayó que “si en Caná de Galilea, María intercedió ante Jesús para efectuar el primer milagro, en cada santuario vela y también intercede no sólo frente su Hijo, sino asimismo ante cada uno de nosotros, para no permitir que la fraternidad nos sea robada por las voces y las heridas que alimentan la división y la fragmentación”.
“Las complejas y tristes vicisitudes del pasado no deben ser olvidadas ni negadas, pero tampoco pueden constituir un obstáculo o un argumento para evitar la deseada convivencia fraterna. ”
“Peregrinar significa sentirse llamado y también impulsado a caminar juntos, pidiendo al Señor la gracia de transformar rencores y desconfianzas, pasadas y presentes, en nuevas ocasiones de comunión; significa desconectarnos de nuestras seguridades y comodidades e ir en pos de una exclusiva tierra que el Señor nos desea dar”.
compromiso de pelea
El Papa también dijo que “la peregrinación es un desafío para descubrir y trasmitir el espíritu de vivir juntos, de no tener miedo de mezclarse, de hallarse y asistir. Peregrinar significa participar en esa marea un tanto anárquica que puede transformarse en una verdadera experiencia de fraternidad, una caravana siempre caritativa para crear la historia”.
“Peregrinar es ver no tanto lo que ha podido ser (y no fue), sino sobre todo cuanto nos espera y no tenemos la posibilidad de postergar más. Significa opinar en el Señor que viene y está entre nosotros, fomentando y estimulando la solidaridad, la fraternidad, el deseo del bien, la realidad y la justicia”.
“Peregrinar es el deber de luchar para que los que han quedado ayer sean los protagonistas del mañana, y los personajes principales de el día de hoy no se queden mañana. ”
“Y esto requiere la destreza de tejer juntos el futuro. ¡Esta es la razón por la cual nos encontramos aquí! Decir juntos: Madre, enséñanos a delinear el futuro”.
Mira hacia atrás a María
Francisco destacó que “una peregrinación a este santuario nos hace regresar la mirada a María y al misterio de su decisión por Dios. Ella, una joven de Nazaret, un pequeño pueblo de Galilea, a las afueras del Imperio De roma y asimismo en las afueras de Israel, con su “sí”, supo iniciar la revolución de la ternura. El misterio de su decisión por Dios, que pone sus ojos en los débiles para confundir a los fuertes, nos impulsa y nos anima asimismo a decir “sí”, como ella, para recorrer los caminos de la reconciliación”.
“Quien se expone, el Señor no defrauda. Caminemos, y andemos juntos, dejando que el Evangelio sea la levadura capaz de impregnarlo todo y ofrecer a nuestros pueblos la alegría de la salvación, en la unidad y la fraternidad”, concluyó el Papa.
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