Vaticano, 25 de enero. 21/03:40 pm (ACI).- El Papa Francisco animó a las personas a venerar a Dios con auténtica adoración. Solo de este modo “creceremos en el cariño por todos los que prosiguen a Jesús, independientemente de la comunión cristiana a la que pertenezcan, porque aunque no sean ‘nuestros’, son suyos”.
El Pontífice hizo esta enseñanza en la homilía de las Segundas Vísperas de la Solemnidad de la Conversión del Apóstol San Pablo, que fue leída por el Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Cardenal Kurt Koch.
El Santurrón Padre no ha podido comandar la ceremonia debido a los dolores que aún padece por la ciática.
Representantes de otras Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en Roma también participaron en las Segundas Vísperas, puesto que asimismo fue la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
En la homilía leída por el cardenal Koch, el Santo Padre reconoció que “amar a nuestros hermanos y hermanas no es moco de pavo, pues nuestras faltas y faltas se muestran rápidamente, y las lesiones del pasado vuelven a la cabeza”.
En estos momentos, “la acción del Padre nos asistencia”. “De ahí que, pidamos al Padre que corte de nosotros los prejuicios contra los demás y las ataduras mundanas que impiden la unidad plena con todos sus hijos”.
“Así, purificados en el amor, sabremos poner en un segundo plano los óbices terrenales y los obstáculos de antaño, que hoy nos distancian del Evangelio”.
En la homilía, el Papa explicó que la imagen que Jesús usa de la vid y de los sarmientos es primordial para entender la Iglesia, pues en la vid, que es exactamente el mismo Cristo, «somos injertados como sarmientos, todos nosotros, bautizados: que es decir que sólo unidos a Jesús es que tenemos la posibilidad de medrar y ofrecer fruto”.
Siguiendo con la imagen de la vid, el Papa reforzó que “podríamos imaginar la unidad formada por tres círculos concéntricos, como los de un leño”.
El primer círculo, “el más interior, es el permanecer en jesus. Desde aquí empieza el sendero de cada uno hacia la unidad”. “La oración personal, el estar con Jesús, la adoración, es la esencia de este permanecer en Él”.
El segundo círculo “es el de unidad con los cristianos. Somos ramas de una misma vid, somos vasos comunicantes: el bien y el mal que cada uno de ellos hace revierte en los demás”.
El Pontífice aseguró que “en la medida en que permanecemos en Dios, nos acercamos a los demás y, en la medida en que nos acercamos a el resto, continuamos en Dios”.
El tercer círculo unitario, “el más ancho, es toda la raza humana. En este contexto, podemos reflexionar sobre la acción del Espíritu Beato”. “El Espíritu sopla donde quiere y desea regresar a traer la unidad por doquier”.
“Nos transporta a querer no solo a los que nos aman y opínan como nosotros, sino más bien a todos, como nos enseñó Jesús. Nos hace capaces de perdonar a nuestros contrincantes y las injusticias sufridas. Nos impulsa a ser activos y creativos en el cariño”.
El Papa Francisco concluyó: “¡Permanezcamos unidos en Cristo! Que el Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones, nos lleve a cabo sentir hijos del Padre, hermanos y hermanas entre nosotros, hermanos y hermanas en la única familia humana. Que la Muy santa Trinidad, comunión de amor, nos haga medrar en la unidad”.
Anunciado inicialmente en ACI Press. Traducido y amoldado por Nathália Queiroz.
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— ACI Digital (@acidigital) 25 de enero de 2021