Papa: estamos todos, incluso los Pastores de la Iglesia, bajo el
Papa: nos encontramos todos, aun los pastores de la Iglesia, bajo la autoridad de la Palabra de Dios

“Dios se ha acercado a nosotros, conque tomad conciencia de su presencia, haced rincón a su Palabra y cambiaréis la perspectiva de vuestra vida. En otras palabras: coloca tu vida bajo la Palabra de Dios. Este es el sendero que la Iglesia nos mostró: todos nosotros, incluso los Pastores de la Iglesia, estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios; no según nuestros gustos, nuestras tendencias y opciones, sino más bien únicamente según la Palabra de Dios que nos moldea, nos convierte y nos pide mantenerse unidos en la única Iglesia de Cristo”.
HOMILÍA DEL SANTO PADRE Santa Misa – Domingo de la Palabra de Dios
Jesús deja la vida apacible y ignota de Nazaret, para trasladarse a Cafarnaúm, ciudad situada a orillas del mar de Galilea, rincón de paso, cruce de caminos de diferentes pueblos y etnias. La instancia que lo impulsa es el anuncio de la Palabra de Dios, que debe ser llevada a todos. Vemos realmente en el Evangelio que el Señor invita a todos a la conversión, y llama asimismo a los primeros acólitos a trasmitir a los demás la luz de la Palabra (cf. monte 4, 12-23). Aceptemos este dinamismo, que nos asiste a vivir el domingo de la Palabra de Dios: la Palabra es para todos, la Palabra llama a la conversión, la Palabra nos hace heraldos.
escucha y comparte
En primer lugar, la palabra de dios es para todos. El Evangelio nos muestra a Jesús siempre y en todo momento en movimiento, saliendo al encuentro de los demás. En ninguna ocasión de su historia pública nos ofrece la iniciativa de ser un profesor estático, un profesor sentado en su silla; al contrario, lo observamos, itinerante y peregrino, recorriendo ciudades y pueblos en busca de semblantes y casos. Sus pies son los del mensajero que comunica la buena noticia del amor de Dios (cf. es 52, 7-8). Como observa el texto, allí donde predicaba Jesús, en Galilea de los gentiles, junto al camino del mar, en la zona de más allá del Jordán, yacía un pueblo sumido en tinieblas: extranjeros, paganos, mujeres y hombres de distintas zonas y etnias. (cf. . monte 4, 15-16). Y ahora ellos asimismo tienen la posibilidad de ver la luz. De esta manera Jesús “ensancha las fronteras”: la Palabra de Dios, que sana y provoca, no está destinada sólo a los justos de Israel, sino más bien a todos; quiere llegar a los que están lejos, sanar a los enfermos, salvar a los pecadores, reunir a las ovejas descarriadas y animar a los que tienen el corazón agotado y oprimido. En definitiva, Jesús traspasa fronteras para decirnos que la clemencia de Dios es para todos.
Este aspecto también es fundamental para nosotros. Nos ten en cuenta que la Palabra es un don dirigido a todos nosotros y, por consiguiente, jamás podemos limitar su campo de acción, porque, superando todos nuestros cálculos, germina de modo espontáneo, imprevisto y también inesperado (cf. Mc 4, 26-28), según los métodos y tiempos conocidos por el Espíritu. Y si la salvación está destinada a todos, incluidos los mucho más lejanos y perdidos, entonces el anuncio de la Palabra debe convertirse en la primordial urgencia de la red social eclesial, como lo fue para Jesús. No profesemos un Dios de corazón ancho y seamos una Iglesia de corazón ajustado; esto sería –permítanme decirlo– una maldición: profesar un Dios de corazón ancho y ser una Iglesia de corazón estrecho; predicar la salvación para todos y hacer intransitable el sendero para recibirla; entender que nos encontramos llamados a anunciar el Reino y descuidar la Palabra, dispersándonos en tantas actividades secundarias. Aprendamos de Jesús a poner la Palabra en el centro, a agrandar fronteras, abrirnos a la gente, generar experiencias de acercamiento con el Señor, sabiendo que la Palabra de Dios “no se cristaliza en fórmulas abstractas y estáticas, sino tiene una activa historia, llevada a cabo de personas y acontecimientos, de expresiones y acciones, de evoluciones y tensiones” (XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, instrumento de trabajo “La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia”, 2008, 10).
Pasemos en este momento al segundo aspecto: la Palabra de Dios, que se dirige a todos, llamada a la conversión. En verdad, en su predicación, Jesús repite: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (monte 4, 17). Esto significa que la proximidad de Dios no es neutra, su presencia no deja las cosas como están, no preconiza el “deja de preocuparte”. Al revés, su Palabra nos conmueve, nos inquieta, nos anima al cambio, a la conversión: nos pone en crisis, por el hecho de que “es viva, eficiente y mucho más tajante que una espada de doble filo (…) y discierne los sentimientos y las pretenciones del corazón” (heb 4, 12). ¡Es verdad! Como una espada, la Palabra penetra en la vida, haciéndonos discernir los sentimientos y las intenciones del corazón, esto es, haciéndonos ver cuál es la luz del bien a la que tenemos que hacer lugar y donde, por contra, se espesan las tinieblas. los vicios y errores que tenemos que combatir. La Palabra, cuando nos penetra, transforma el corazón y la mente; nos cambia, llevándonos a orientar nuestra vida hacia el Señor.
Santa Misa del Domingo de la Palabra de Dios
Esta es la convidación de Jesús: Dios se ha acercado a ti, así que sé siendo consciente de su presencia, haz sitio a su Palabra y cambiarás la perspectiva de tu vida. En otras expresiones: coloca tu vida bajo La palabra de Dios. Este es el camino que la Iglesia nos ha mostrado: todos nosotros, incluso los Pastores de la Iglesia, nos encontramos bajo la autoridad de la Palabra de Dios; no bajo nuestros deseos, nuestras tendencias y opciones, sino más bien únicamente bajo la Palabra de Dios que nos moldea, nos transforma y nos pide mantenerse unidos en la única Iglesia de Cristo. Entonces, hermanos y hermanas, tenemos la posibilidad de preguntarnos: Mi vida, ¿qué rumbo toma? de donde sacas la guia? ¿De las muchas expresiones que escucho o de la Palabra de Dios que me guía y me purifica? Y en mí, ¿cuáles son los puntos que necesitan cambio y conversión?
Por último –tercer aspecto– la Palabra de Dios, que se dirige a todos y llama a la conversión, haznos locutores. De hecho, Jesús pasa por las riberas del lago de Galilea y llama a Simón y Andrés, 2 hermanos que eran pescadores. Los invita, con su Palabra, a seguirlo, diciendo que los va a hacer “pescadores de hombres” (monte 4, 19): por el momento no expertos solo en navíos, redes y peces, sino expertos en la persecución de los demás. Y así como en la navegación y la pesca aprendieron a salir de la orilla para echar las redes en lo profundo, de esta forma se transformarán en apóstoles capaces de navegar por los mares libres del mundo, saliendo al encuentro de sus hermanos y anunciándoles la alegría del Evangelio. Este es el dinamismo de la Palabra: nos introduce en la “red” del amor del Padre y nos hace apóstoles que sienten un deseo incontenible de llevar a cabo subir a la barca del Reino a todos los que encuentran.
De este modo, sintamos asimismo nosotros la convidación a ser pescadores de hombres que se nos dirige: sintámonos llamados personalmente por Jesús a comunicar su Palabra, testimoniarla en las situaciones cotidianas, vivirla en la justicia y en la caridad, “encarnarla” acariciando la carne. de los que sufren. Esta es nuestra misión: salir en busca de los perdidos, de los oprimidos y desanimados, para llevarles, no a nosotros mismos, sino el consuelo de la Palabra, el aviso inquietante de Dios que convierte la vida, la alegría de comprender que Él es Padre y charla a cada uno, la hermosura de decir: “¡Hermano, hermana, Dios se ha acercado a ti, escúchalo y en su Palabra hallarás un don maravilloso!”
Hermanos, hermanas, quisiera acabar sencillamente diciendo “gracias” a cuantos se esmeran por que la Palabra de Dios vuelva a ser puesta en el centro, compartida y proclamada. Gracias a quienes la estudian y ahondan en su riqueza; gracias a los agentes de pastoral ahora todos los cristianos en compromiso en la escucha y en la difusión de la Palabra, especialmente a los lectores y catequistas: el día de hoy voy a conferir el ministerio a ciertos de ellos. Gracias a los que aceptaron las muchas invitaciones que hice para llevar siempre el Evangelio con nosotros y leerlo todos los días. Y, por último, un agradecimiento especial a los diáconos y presbíteros: Gracias, estimados hermanos, por no permitir que al Pueblo santo de Dios le falte el alimento de la Palabra; gracias por comprometerse a meditarlo, vivirlo y proclamarlo; gracias por su servicio y sus sacrificios. Que la dulce alegría del anuncio de la Palabra de salvación ayuda de consuelo y premio a todos.
Como esto:
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Esperamos que le gustara nuestro articulo Papa: estamos todos, incluso los Pastores de la Iglesia, bajo el
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios