RELIGION CRISTIANA

Papa en Santa Marta: Explotar a la mujer es pecado

Papa en Santa Marta: Explotar a la mujer es pecado

En la homilía de la Misa en Casa Santa Marta, Francisco habla de la explotación de la mujer el día de hoy, utilizada como objeto, y recuerda que son “lo que les falta a todos y cada uno de los hombres para ser imagen y semejanza de Dios”.

Giada Aquilino – Ciudad del VaticanoUna oración “por las mujeres desechadas, por las mujeres usadas, por las mujeres jóvenes que tienen que vender su dignidad para conseguir un trabajo”. Esta es la exhortación del Papa en la Misa conmemorada este viernes por la mañana en Casa Santa Marta, cuando meditó sobre el Evangelio de Mateo de hoy y las palabras de Cristo: “El que mira a una mujer con deseo de poseerla ahora ha cometido adulterio”. ” y “todo el que se divorcia de su mujer, la expone a adulterio”.

Jesús cambia la historia

Francisco recuerda de qué forma las mujeres son “lo que les falta a todos y cada uno de los hombres para ser imagen y semejanza de Dios”: Jesús pronuncia palabras fuertes y radicales que “cambian la historia”, porque hasta ese momento las mujeres “eran de segunda”, diciendo con un eufemismo: “era una esclava”, “no gozaba de plena libertad”, observa el Papa.

Y la enseñanza de Jesús sobre las mujeres cambia la historia. Una cosa es la mujer antes de Jesús, otra cosa es la mujer después de Jesús. Jesús dignifica a la mujer y la pone al mismo nivel que el hombre, pues usa esa primera palabra del Creador, los dos son “imagen y semejanza de Dios”, los 2; no primero el hombre y después, un poco mucho más abajo, la mujer. No, ambos. Y el hombre sin la mujer a su lado, tanto como madre, como hermana, como mujer, como compañera de trabajo, como amiga, este hombre solo no es la imagen de Dios.

Hasta hoy, las mujeres son objetos de deseo.

Francisco se centra en particular en el “deseo” de una mujer, evocado en el pasaje evangélico. “En programas de televisión, gacetas, diarios –afirma– muestran a las mujeres como objetos de deseo, de uso”, como en un “autoservicio”.

La mujer, quizás para vender alguna calidad de “tomates”, se convierte en objeto, “humillada, sin ropa”, realizando caer la enseñanza de Jesús que la “dignificaba”.

Y -añade- no es necesario ir “tan lejos”: esto asimismo pasa “aquí, donde vivimos”, en las “oficinas”, en las “empresas”, las mujeres “objeto de filosofía utilizar y tirar”, como descarte material”, donde no semejan “personas”:

Este es un pecado contra Dios Creador, rechazar a la mujer, porque sin ella los hombres no tenemos la posibilidad de ser imagen y semejanza de Dios. Hay una íra contra las mujeres, una íra fea. Aun sin decir eso… Pero ¿cuántas veces las jóvenes deben venderse para hallar un trabajo, como un objeto que utilizan y tiran? ¿Cuantas ocasiones? “Sí, Padre lo escuché en ese país…”. Aquí en Roma. No vayas lejos.

Mira a nuestro alrededor para ver la exploración.

El Papa se pregunta qué veríamos si hiciéramos una “peregrinación nocturna” a ciertos lugares de la región, donde “muchas mujeres, muchas migrantes, muchas no migrantes” son explotadas “como en un mercado”: ​​los hombres se aproximan a estas mujeres para no deja de decir “buenas noches”, sino más bien “¿cuánto cuesta?”, recuerda Francisco. Y a los que se lavan la “conciencia” llamándolos “rameras”, afirma el Pontífice:

La prostituisteis, como dice Jesús: quien la repudia, la muestra al adulterio, porque no tratáis bien a la mujer, la mujer acaba así, también explotada, esclava, tantas veces.

Por eso, será bueno ver a estas mujeres y pensar que, dada nuestra independencia, son “esclavas de este pensamiento de descarte”:

Todo lo mencionado pasa aquí, en Roma, pasa en cada localidad, las mujeres anónimas, las mujeres -tenemos la posibilidad de decir- “sin mirada” porque la vergüenza cubre la mirada, las mujeres que no tienen idea reír y muchas de ellas quien no sabe cómo, no conoce la alegría de amamantar y de ser llamada madre. Pero incluso en la vida diaria, sin ir a estos lugares, este feo pensamiento de rechazar a las mujeres es un objeto de “segunda clase”. Deberíamos pensar mejor. Y al llevar a cabo esto o decir esto, accediendo en este pensamiento, despreciamos la imagen de Dios, que logró al hombre y a la mujer juntos a su imagen y semejanza. Este pasaje del Evangelio nos asiste a meditar en el mercado de mujeres, el mercado, sí, el tráfico, la explotación, que observamos; asimismo en el mercado invisible, que se hace y no se ve. La mujer es pisoteada por ser mujer.

Con inocencia, Cristo restaura la dignidad

Jesús, recuerda el Papa, “tenía una madre”, tenía “varios amigos que lo seguían para ayudarlo en su ministerio” y para mantenerlo. Y halló “tantas mujeres despreciadas, marginadas y desechadas”, a las que ayudó con tanta “inocencia”, devolviéndoles la dignidad.

Esperamos que le gustara nuestro articulo Papa en Santa Marta: Explotar a la mujer es pecado
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
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