Papa en Misa de Gallo: Jesús, alimento del amor
En la homilía de la Santa Misa de Navidad, celebrada por el Papa Francisco en la noche del lunes (24), la invitación del Pontífice a, ante el pesebre y Dios que se hace pequeño en Belén, entender que no es la codicia y la codicia lo que nutre la vida, sino más bien el cariño , caridad y sencillez.
Andressa Collet – Ciudad del Vaticano
La clásico Misa de Medianoche fue celebrada por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro el lunes durante la noche (24). La liturgia, entre los instantes rituales mucho más aguardados del año, fue retransmitida en directo para todo el planeta en 8 idiomas, incluyendo el portugués de Brasil, con imágenes de altísima definición (estándar 4K) y altos estándares tecnológicos.
La Santa Misa fue precedida por la “Kalenda”, el canto tradicional griego del anuncio litúrgico de la Natividad del Señor. Francisco descubrió la imagen del Niño Jesús, cuando sonaron las campanas de la Basílica y se encendieron las luces.
El sendero a Belén, “la casa del pan”
En la homilía, para conocer juntos el secreto de la Navidad, el Papa Francisco invitó a María y José a tomar el sendero de Belén, cuyo nombre significa “casa del pan”. En esta “casa”, afirma el Pontífice, “el Señor se cita con la humanidad” para sugerir el alimento que da vida, por el hecho de que los de todo el mundo “no sacian el corazón”.
El hombre se volvió avaro y voraz. Para muchos, el sentido de la vida semeja ser poseer, estar lleno de cosas. Una codicia insaciable recorre la historia de la raza humana, lo que lleva a la paradoja de actualmente en la que ciertos se dan un banquete pródigo al paso que muchos no tienen pan para vivir. Belém es el punto de cambio en el curso de la historia. Allí Dios, en la vivienda del pan, nace en un pesebre; como si quisiese decirnos: estoy aquí a tu servicio, como tu alimento.
Dios, ya que, proporciona el alimento, afirma el Papa, “no da nada, sino se da a sí mismo. En Belén descubrimos que Dios no es el que quita la vida, sino más bien el que da la vida”.
Con Jesús nace un modelo de vida
El Santo Padre presenta de este modo “un nuevo modelo de vida” por medio de la imagen del pequeño cuerpo del Niño Jesús y para renacer en el cariño y romper la espiral de la avidez y la codicia: “no para comer desaforadamente y amontonar, sino más bien para compartir y dar ”.
“Frente al pesebre, comprendemos que no son los recursos los que alimentan la vida, sino el cariño; no voracidad, sino más bien caridad; no la ostentada abundancia, sino más bien la sencillez que debemos preservar. ”
En Navidad, añade el Papa, nos llega a Jesús, “Pan del cielo en la tierra”, un alimento que no tiene fecha de caducidad y que asiste para cambiar nuestro corazón, en tanto que el centro de la vida por el momento no es el “yo, hambriento y egoísta”. , sino más bien Jesús, que nace y vive para el amor.
Esta noche, llamados a ir a Belén, la vivienda del pan, preguntémonos: ¿Cuál es el alimento del que no puedo prescindir en mi vida? ¿Es el Señor o algo más? […] ¿Es cierto que necesito tantas cosas, recetas complejas para vivir? ¿Cuáles son los contornos innecesarios de los que logro prescindir para abrazar una vida mucho más simple? […] En Navidad, ¿comparto mi pan con los que no lo tienen?
El ejemplo de los pastores de Belén
Tras Belén, la vivienda del pan, el Papa Francisco invita a pensar sobre Belén, la localidad de David, pastor y, como tal, elegida por Dios para asesorar a su pueblo. Como el Hijo de David, nació y fue acogido por los pastores, una figura que vence los miedos y quiere a todos, sin salvedad, ha dicho el Papa.
Los mismos pastores de Belén son personas sencillas que “no sobresalían en la gracia ni en la devoción”, aparte de mantenerse siempre y en todo momento vigilantes:
“Lo mismo sucede con nosotros. Nuestra vida puede ser una espera, donde la persona, aun en las noches de problemas, se encomienda al Señor y lo desea; entonces vas a recibir tu luz. O bien un pretexto, en el que solo cuenta la fuerza y los medios propios; pero en este caso el corazón permanece cerrado a la luz de Dios. Al Señor le gusta que lo aguarden y es imposible aguardarlo en el lecho, durmiendo. ”
Los pastores tienen esa característica de no quedarse quietos, afirma el Papa, sino de salir y arriesgarse por Dios, “reportar la hermosura son movimientos de amor”.
“Vamos a Belén…” (Lc 2,15): esto es lo que dijeron e hicieron los pastores. También nosotros, Señor, deseamos venir a Belén. El camino, aún hoy, es bien difícil: es requisito sobrepasar las cimas del egoísmo, evitar resbalar en los precipicios de la mundanalidad y el consumismo. Deseo llegar a Belén, Señor, por el hecho de que allí me esperas. Y date cuenta de que Tú, puesto en un pesebre, eres el pan de mi vida. Necesito la tierna fragancia de tu amor, a fin de que yo sea a mi vez pan partido para el planeta. Llévame sobre tus hombros, buen Pastor: amado por Ti, también yo podré amar, tomando de la mano a mis hermanos y hermanas.
Al terminar la celebración, el Santo Padre llevó la imagen del Niño Jesús en procesión hasta el belén.
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Cosas interesantes de saber el significado : Dios