Papa en audiencia general: Navidad, venganza de la humildad
Festejar la Navidad es “acoger en la tierra las sorpresas del Cielo que trajo su noticia al mundo. La Navidad inaugura una exclusiva era, donde la vida no se planea, sino que se da”, ha dicho Francisco.
Mariangela Jaguraba – Localidad del Vaticano
En la Audiencia General de este miércoles (19/12), en la Salón Paulo VI, el Papa Francisco recordó a los fieles que faltan seis días para la Navidad.
En su catequesis titulada “Navidad: las sorpresas que agradan a Dios”, el Pontífice subrayó que los árboles, los adornos y las luces por doquier nos recuerdan que también este año será de celebración. La máquina publicitaria te invita a intercambiar nuevos regalos y hacer sorpresas.
Oír al Papa en la Audiencia General
“¿Pero es esta la fiesta que agrada a Dios? ¿Qué Navidad le gustaría? ¿Qué regalos y sorpresas?
“Veamos la primera Navidad de la historia para conocer los gustos de Dios. Esa Navidad estuvo llena de sorpresas. Comenzamos con María, prometida en matrimonio a José: llega el ángel y le cambia la vida. De virgen se transformará en madre. Prosigue con José, llamado a ser padre de un hijo sin engendrarlo. Un hijo que llega en el instante menos oportuno, o sea, cuando María y José estaban comprometidos y, según la Ley, no podían vivir juntos”.
La Navidad provoca cambios de vida inopinados
“Ante el escándalo, el sentido común de la época invitó a José a repudiar a María y salvar su nombre, pero él, que aun teniendo la razón, llama la atención: para no dañar a María, piensa dejarla sin que nadie lo sepa, en el costo de perder su reputación. . Entonces otra sorpresa: en el sueño, Dios cambia sus proyectos y le pide que reciba a María como su esposa. Habiendo nacido Jesús, en el momento en que tuvo sus proyectos para la familia, de nuevo en un sueño se le mencionó que se levantara y fuera a Egipto. La Navidad provoca cambios inopinados en la vida”.
El Papa mencionó que es en “la noche de Navidad cuando llega la mayor sorpresa: el Altísimo es un niño. El Verbo divino es un niño que verdaderamente significa “sin poder charlar”. El Salvador no es acogido por las autoridades de la temporada, sino más bien por sencillos pastores que, sorprendidos por los ángeles mientras que trabajan de noche, corren sin demora. ¿Quién hubiese aguardado eso? La Navidad es celebrar lo inédito de Dios, o mucho más bien, un Dios inédito, que invierte nuestra lógica y nuestras esperanzas”.
La Navidad marca el comienzo de una exclusiva era
Según Francisco, celebrar la Navidad es “acoger en la tierra las sorpresas del Cielo que trajo su novedad al planeta. La Navidad inaugura una nueva era, donde la vida no se planea, sino que se da; donde las personas ya no viven para sí mismas, según sus propios deseos, sino para Dios y con Dios, porque a partir de Navidad, Dios es Dios con nosotros. Vivir la Navidad es dejarse estremecer por su asombroso novedad. La Navidad de Jesús no da el calor reconfortante de la chimenea, sino más bien el estremecimiento divino que estremece la historia. La Navidad es la venganza de la humildad sobre la soberbia, de la facilidad sobre la abundancia, del silencio sobre la agitación, de la oración sobre “mi tiempo”, de Dios sobre mi “yo”.
Festejar la Navidad es llevar a cabo como Jesús que vino a nosotros. “Es caminar hacia quienes nos necesitan. Significa hacer como María: entregarse con docilidad a Dios, incluso sin comprender lo que Él hará. Es hacer como José: levantarse para hacer lo que Dios desea, si bien no esté según con nuestros proyectos. San José llama la atención: jamás habla en el Evangelio y el Señor le charla en silencio, en sueños. Navidad es preferir la voz discreta de Dios al estruendos del consumismo. Si sabemos estar en silencio en oposición al belén, la Navidad será para nosotros una sorpresa, no algo ya visto”.
No mundanicemos la Navidad
Francisco subrayó que, desgraciadamente, “es posible confundir la fiesta y elegir las cosas comunes de la tierra a las novedades del Cielo. Si la Navidad es solo una bella celebración clásico, donde nos encontramos en el Centro y no Él, va a ser una ocasión perdida. ¡Por favor, no mundanicemos la Navidad! No dejemos de lado al célebre, como entonces, cuando vino a su casa, pero los suyos no lo recibieron”.
El Papa mencionó que “va a ser Navidad si, como José, hacemos sitio al silencio; si, como María, le mencionamos a Dios “aquí estoy”; si, como Jesús, nos encontramos cerca de los que están solos; si, como los pastores, salimos de nuestro encierro para estar con Jesús. Será Navidad si encontramos la luz en la pobre gruta de Belén”.
“No va a ser Navidad si procuramos la luz centelleante del mundo, si nos llenamos de regalos, almuerzos y cenas, pero no asistimos por lo menos a un pobre que se parezca a Dios, porque en Navidad Dios vino pobre ” al mundo.
“Queridos hermanos y hermanas, una Feliz Navidad rica en las sorpresas de Jesús”, concluyó el Pontífice.
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