Papa: el resultado de la siembra no depende de nuestra
Papa: el resultado de la siembra no depende de nuestras capacidades, sino más bien de la acción de Dios

En tantas situaciones de la vida, puede suceder que nos desanimemos, porque vemos la debilidad del bien en relación con la aparente fuerza del mal. Y podemos dejarnos paralizar por la desconfianza en el momento en que nos ofrecemos cuenta de que nos hemos puesto en compromiso, pero los desenlaces no llegan y las cosas parecen no cambiar jamás. A nosotros nos toca – dijo el Papa – cultivar, con amor, deber, paciencia. Pero la fuerza de la semilla es divina. El bien siempre y en todo momento medra de forma humilde, escondida, frecuentemente invisible.
Jackson Erpen – Localidad del Vaticano
“El bien medra siempre de forma humilde, escondida, muchas veces invisible”, de ahí que no debemos desanimarnos en el momento en que nuestro esfuerzo parece infructuoso o en el momento en que el mal semeja triunfar, “nos toca sembrar, con amor, deber, paciencia. Pero el poder de la semilla es divino”.
Las dos parábolas del Evangelio de Marcos, propuestas por la Liturgia de este XI Domingo del Tiempo Ordinario, proponen al Papa la posibilidad de animarnos a seguir con las buenas obras y a tener plena seguridad en la acción del Señor, incluso en el momento en que no percibimos ello, pues “los desenlaces de la siembra no dependen de nuestras habilidades”, sino “de la acción de Dios”.
La presencia oculta de Dios en la vida cotidiana.
Con la temperatura en torno a los 31°C en la plaza São Pedro, Francisco comenzó explicando a los presentes – siempre en mayor número en la clásico reunión dominical – que ámbas parábolas charlan de hechos cotidianos, revelando así “la mirada atenta de Jesús, que observa la verdad”. Y mediante estas pequeñas imágenes cotidianas, “abre ventanas sobre el misterio de Dios y sobre la vida humana. Jesús hablaba de una forma simple de comprender, charlaba con imágenes de la realidad, de la vida diaria”:
De esta manera, nos enseña que incluso las cosas cotidianas, aquellas que a veces parecen todas y cada una iguales y que llevamos adelante con distracción o cansancio, están habitadas por la presencia esconde de Dios, es decir, tienen un sentido. Requerimos ojos atentos, para saber “buscar y encontrar a Dios en todas y cada una de las cosas”.
Humilde y de manera lenta, la pequeña semilla da fruto
Jesús el día de hoy compara el Reino de Dios, su presencia que habita el corazón de las cosas y del mundo, con la semilla de mostaza, el grano mucho más pequeño que existe, pero que después de ser sembrado, medra para transformarse en el más grande de todos los vegetales. Este es el camino de Dios:
En ocasiones el estruendos del mundo, junto con las muchas ocupaciones que llenan nuestros días, previenen que nos detengamos y percibamos de qué forma el Señor conduce la historia. Y no obstante – afirma el Evangelio – Dios está obrando, como una pequeña buena semilla que aflora discreta y poco a poco. Y, de a poco, se convierte en un árbol vigoroso, que da vida y refrigerio a todos.
“A nosotros, frecuentemente, la semilla de nuestras buenas obras nos puede parecer pequeña. No obstante, todo cuanto es bueno pertenece a Dios, y de ahí que da fruto con humildad y lentitud. El bien -recordemos- crece siempre de forma humilde, de forma escondida, frecuentemente invisible”.
Percibir la acción de Dios en nuestra vida y en la historia
Con esta parábola, de hecho – ha dicho Francisco – Jesús desea inspirarnos confianza:
En tantas situaciones de la vida, de hecho, puede ocurrir que nos desanimemos, porque observamos la debilidad del bien en relación con la visible fuerza del mal. Y podemos dejarnos inmovilizar por la desconfianza, en el momento en que nos damos cuenta de que estamos comprometidos, pero los resultados no llegan y las cosas parecen no cambiar nunca. En este sentido, el Evangelio nos pide una exclusiva mirada sobre nosotros y sobre la verdad:
Nos pide tener ojos más grandes, saber ver mucho más allí, singularmente más allá de las apariencias, para conocer la presencia de Dios que, como amor humilde, está siempre obrando en el lote de nuestra vida y en el de la historia.
Debemos sembrar el bien. Los frutos dependen de la acción de Dios
Esta – enfatizó Francisco – es nuestra confianza, “esto es lo que nos ofrece la fuerza para continuar adelante cada día con paciencia, sembrando el bien que va a dar fruto”. Actitud, en verdad, en especial importante “para salir bien de la pandemia”, es decir, “cultivar la confianza de estar en las manos de Dios y al tiempo comprometernos, todos, a reconstruir y comenzar nuevamente, con paciencia y constancia.”
Pero, advirtió el Pontífice, “también en la Iglesia puede echar raíces la mala hierba de la desconfianza, en especial en el momento en que somos testigos de la crisis de fe y del fracaso de múltiples proyectos y también ideas:
“Pero no debemos olvidar nunca que los desenlaces de la siembra no dependen de nuestras capacidades: dependen de la acción de Dios. A nosotros nos toca sembrar, y cultivar con amor, compromiso y paciencia. Pero el poder de la semilla es divino”.
Aun en los terrenos mucho más áridos, con Dios siempre y en todo momento hay esperanza
En el final de su reflexión, el Papa mentó la segunda parábola que se encuentra en el Evangelio del día, en la que “el labrador siembra la semilla y después no se da cuenta de de qué forma da fruto, por el hecho de que es la semilla misma la que medra espontáneamente, día y la noche, cuando menos espera”. Así, destacó, “con Dios, aun en las tierras más áridas, siempre y en todo momento hay promesa de nuevos brotes”.
Que María Santísima, la humilde sierva del Señor, nos enseñe a ver la excelencia de Dios que obra en las cosas pequeñas ahora vencer la tentación del desánimo. Confiemos en Él cada día.
Como esto:
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Esperamos que le gustara nuestro articulo Papa: el resultado de la siembra no depende de nuestra
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios