RELIGION CRISTIANA

Papá: deshazte de todos los ídolos, tíralos por la ventana

Papá: deshazte de todos los ídolos, tíralos por la ventana

“Reconocer las propias idolatrías es un principio de felicidad y pone en el sendero del amor. En verdad, el cariño es incompatible con la idolatría: si algo se vuelve absoluto e intocable, entonces es más importante que un cónyuge, un hijo o una amistad. El apego a un objeto o una idea nos ciega al amor. Toma esto en serio, los ídolos hurtan nuestro amor. Los ídolos nos ciegan al amor. Y para querer realmente, uno ha de estar libre de todos los ídolos.

Jackson Erpen – Localidad del Vaticano

Un ídolo es una “visión” que tiende a convertirse en una obsesión, pide adoración y rituales y, en última instancia, esclaviza. Al retomar la tradicional Audiencia General de cada miércoles, el Papa Francisco dedicó su catequesis a la idolatría, explicando su dinámica, e invitándonos a sacar los ídolos de nuestra vida y tirarlos por la ventana.

Entre los 7.000 competidores en el clásico acercamiento, efectuado en la Salón Paulo VI por el calor radical, había conjuntos de los Equipos de Nuestra Señora de Mogi das Cruzes y São José do Rio Preto, y peregrinos de Taubaté y de otras localidades de Brasil.

La idolatría, un tema actual

“No tendrás dioses ajenos delante de mí”. El pasaje del Libro del Éxodo fue el punto de inicio de la catequesis de Francisco sobre la idolatría, un tema en el que “hay que insistir” por el hecho de que “es de gran importancia y actualidad”.

La orden -explicó el Papa- prohíbe realizar ídolos o imágenes de cualquier clase de situación. “Todo, en verdad, se puede usar como un ídolo”, señaló. “Estamos hablando de una tendencia humana que no disculpa ni a los fieles ni a los ateos”.

En este sentido, los cristianos podríamos cuestionarnos entonces: “¿Quién es realmente mi Dios? ¿Es el Amor Trino o es mi imagen, mi éxito personal, quizás en la Iglesia?”, pregunta Francisco refiriéndose al Catecismo, donde afirma que “la idolatría no concierne solo a los falsos cultos del paganismo. Ella es una constante tentación a la fe. Consiste en deificar lo que no es Dios» (n. 2113).

Un “dios” en el chato existencial, “es lo que está en el centro de la vida misma y de quien depende lo que se hace y se piensa”:

“Se puede crecer en una familia nominalmente cristiana, pero centrada, de todos modos, en puntos de referencia extraños al Evangelio. El hombre no puede vivir sin centrarse en algo. Conque hete aquí, el mundo ofrece el “autoservicio” de los ídolos, que tienen la posibilidad de ser elementos, imágenes, ideas, roles”.

“Debemos rezar a Dios, nuestro Padre”, dijo entonces Francisco, llamando la atención sobre la “oración que se ofrece a los ídolos”. En ese sentido, recordó que en el momento en que cruzaba un parque desplazándose de una parroquia a otra, vio mucho más de 50 mesas con 2 personas sentadas una en frente de la otra, jugando al tarot: “Iban allí a rezarle al ídolo. En vez de orar a Dios que es la providencia del futuro, fueron allí a poner las cartas para ver el futuro. Esto es una idolatría de nuestro tiempo”:

Les solicito que. ¿Cuántos de ustedes fueron a leer las cartas para poder ver el futuro? Cuántos de nosotros, por ejemplo, habéis ido a la quiromancia para poder ver el futuro, en vez de rezar al Señor. Esta es la diferencia. El Señor está vivo, los demás son ídolos, idolatrías que no sirven”.

La activa de la idolatría

El Papa luego procede a argumentar de qué manera se lleva a cabo una idolatría.

“La palabra “ídolo” en griego deriva del verbo “ver”. Un ídolo es una “visión” que tiende a transformarse en una fijación, una obsesión”

El ídolo –mira el Pontífice– es una proyección de uno mismo en objetos o proyectos:

“Esta activa se usa, por ejemplo, en la propaganda: no veo el objeto en sí, pero percibo el coche, el smartphone, ese papel –u otras cosas– como un medio para realizarme y responder a mis pretensiones fundamentales. pretensiones. Y lo busco, hablo de él, pienso en él; la idea de poseer este objeto o efectuar este emprendimiento, llegar a esa situación, semeja un sendero maravilloso hacia la felicidad, una torre para llegar al cielo, y todo se regresa funcional hacia esa meta”.

No te inclinarás frente ellos

Los ídolos requieren un culto, rituales, dijo el Papa, al argumentar la segunda etapa de la idolatría. “Ante ellos nos postramos y sacrificamos todo. En la antigüedad se hacían sacrificios humanos a los ídolos, pero también hoy”:

“Por una carrera –charla con un arribista– si sacrifican a sus hijos descuidándolos o sencillamente no teniéndolos; la hermosura pide sacrificios humanos. ¿Cuántas horas frente al espéculo pasa alguien, alguna mujer maquillándose? Esto asimismo es idolatría. Pero no está mal maquillarse. Pero normalmente, no para transformarse en una diosa. La hermosura pide sacrificios humanos. La popularidad pide la inmolación de uno mismo, de la inocencia y de la vericidad. Los ídolos solicitan sangre. El dinero hurta la vida y el placer conduce a la soledad. Las estructuras económicas sacrifican vidas humanas por mayores ganancias”.

Y el Papa piensa en las bastante gente sin trabajo, frecuentemente por el hecho de que el empresario de una compañía decidió despedir a la gente para ganar más dinero, “el ídolo del dinero”:

“Se vive en la hipocresía, realizando y diciendo lo que el resto aguardan, pues el mismo dios de la afirmación lo impone. Y se arruinan vidas, se destrozan familias y se deja a los jóvenes en manos de modelos destructores, solo para aumentar las ganancias. También la droga es un ídolo. Cuántos jóvenes arruinan su salud, aun su vida, por adorar a este ídolo de la droga”.

Tercera etapa: no les servirá

La tercera etapa es la “mucho más trágica” – afirma el Santurrón Padre – por el hecho de que “los ídolos esclavizan. Prometen felicidad, pero no la dan; y estamos viviendo para esa cosa o esa visión, atrapados en un vórtice autodestructivo, esperando un resultado que nunca llega”:

“Los ídolos garantizan vida, pero en realidad la quitan. El verdadero Dios no quita la vida, sino la da. El auténtico Dios no da una proyección de nuestro éxito, sino nos enseña a querer. El verdadero Dios no solicita hijos, sino que da a su Hijo por nosotros. Los ídolos proyectan hipótesis de futuro y nos hacen menospreciar el presente; el verdadero Dios enseña a vivir en la realidad de cada día, concreta, no con ilusiones sobre el futuro. La concreción del verdadero Dios frente a la liquidez de los ídolos”.

Y el Santurrón Padre pregunta: “Los invito a meditar hoy: ¿cuántos ídolos tengo o cuál es mi ídolo favorito? Pues admitir las propias idolatrías es reconocer la felicidad. De hecho, el amor es incompatible con la idolatría: si algo se vuelve absoluto e intocable, entonces es más esencial que un cónyuge, un hijo o una amistad. El apego a un objeto o una idea nos ciega al amor”.

“Toma esto seriamente – fue su exhortación final – los ídolos nos hurtan el cariño. Los ídolos nos ciegan al amor. Y para querer verdaderamente, uno debe estar libre de todos los ídolos.. Cuál es mi ídolo. Quítatelo y tíralo por la ventana.

Esperamos que le gustara nuestro articulo Papá: deshazte de todos los ídolos, tíralos por la ventana
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
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