Padre Cantalamessa: María, guía y modelo en este tiempo

Padre Cantalamessa: María, guía y modelo en este tiempo
El camino de fe de María, la Madre de Jesús, es el tema del segundo sermón de Cuaresma propuesto a la Curia Romana y al Papa Francisco, que esta vez fue grabado por la urgencia del coronavirus. Un camino difícil, ha dicho el padre Cantalamessa, quien habló de momentos de gran padecimiento, pero que nos revela la cercanía y al mismo tiempo la excelencia de la Virgen.
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano
Meditar la evolución de la fe en María, Madre de Jesús y también primera acólita de su propio Hijo, será asimismo una forma de “ponernos bajo la protección de la Virgen en un instante de dura prueba para toda la humanidad”, comienza por diciendo el sacerdote Raniero Cantalamessa, que da título a su reflexión, retomando las expresiones de Jesús en el Evangelio:
María, afirma el predicador, está presente en los tres instantes clave de nuestra salvación: la Encarnación, naturalmente, el Misterio Pascual, Pentecostés. Y estas tres presencias de María “le afirman un lugar único al lado de Jesús en la obra de la redención”. El objetivo de esta meditación – prosigue – es “proseguir a María durante la vida pública de Jesús y ver de qué es ella guía y modelo en este tiempo”.
La vida de María fue sin privilegios.
De este modo para Jesús el Misterio Pascual no empieza con su encarcelamiento en el jardín, sino que toda su vida es una preparación para la Pascua, así para María las pruebas comienzan temprano, observa el P. Cantalamessa. Y lo que en general les pasa a las considerables ánimas que deciden seguir el camino de la santidad, para todos los que el instante de la purificación y kénosises decir, de desnudar.
Ahora, el predicador repasa la vida de María, resaltando los muchos instantes de angustia, fatiga, mal que ella experimentó incluso antes de formar parte en la Pasión de Jesús, al pie de la Cruz.
Todo esto hace que la narración de María sea asombrosamente significativa para nosotros; devuelve a María a la Iglesia ahora la humanidad. Debemos ver con alegría el enorme progreso que tuvo sitio en la devoción a Nuestra Señora en la Iglesia Católica, y cualquier persona que haya vivido a la vuelta del Concilio Vaticano II puede percibirlo de manera fácil. Primero, la categoría fundamental con la que se explicaba la excelencia de Nuestra Señora era la de ‘privilegio’ o exención.
Estando exenta del pecado original, por ende criatura privilegiada, se creyó que la Madre de Cristo estaría libre de todas las restricciones y dolorosas experiencias humanas:
En este momento, siguiendo el Concilio Vaticano II, la categoría fundamental con la que intentamos de entender la santidad única de María ya no es la del privilegio, sino más bien la de la fe. María caminó, o explicado de otra forma, “progresó” en la fe. Esto no disminuye, sino que incrementa sin medida la grandeza de María. De hecho, la excelencia espiritual de una criatura frente Dios, en esta vida, no se mide tanto por lo que Dios le da, cuanto por lo que Dios le solicita. Y observaremos que Dios le pidió mucho a María, más que a cualquier otra criatura, mucho más que al mismo Abraham.
La kenosis o, el despojo de la Madre de Jesús
El Padre Cantalamessa cita luego el episodio de la pérdida de Jesús en el Templo, cuando María escuchó a Jesús decir: ‘¿Por qué razón me procurabas? ¿No sabíais que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar? El episodio de las Bodas de Caná, donde María escuchó la respuesta de Jesús a su sutil pedido de intervención: «¿Qué tenemos que ver nosotros con eso, mujer?» Y entonces –recuerda el predicador– “María, la Madre, debió implorar aun el derecho de ver a su Hijo y hablarle. Ella no se abre paso entre la multitud aprovechándose de ser la madre. Por el contrario, estaba aguardando afuera mientras que otros se acercaban a Jesús para informarle: “Tu madre está afuera y desea hablarte”. Pero, también aquí, lo más importante es la palabra de Jesús que continúa siempre y en todo momento en exactamente la misma línea: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”.
Y después, cuando una mujer exclama “Bendito el vientre que te llevó…” Jesús dirá: “Considerablemente más contentos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”, y de nuevo María, observa el Padre Cantalamessa, no es una parte del “séquito femenino” que acompañó a Jesús en su vida pública. Debió renunciar al precaución de su hijo: “Todo el planeta sabe cuánto le gustaría a una madre hacer estos pequeños servicios a su hijo, sobre todo si está consagrado al Señor. Ahí contamos el sacrificio total del corazón”:
Que significa todo lo mencionado? (…) A kénosis de María consistió en dejarse despojar de sus lícitos derechos como madre del Mesías, mostrándose ante todos como una mujer como cualquier otra.
el silencio de maría
“Desde que empezó su ministerio y salió de Nazaret –sigue el predicador– Jesús no tenía donde recostar la cabeza, y María no tenía donde recostar el corazón. ¡Y María no tenía dónde reposar su corazón!”
María debe olvidar las revelaciones y promesas recibidas anteriormente, vive sin memoria del pasado, lanzada “sólo en la dirección de Dios, viviendo de pura promesa”.
Jesús, dice el Padre Cantalamessa, impulsa a María “en una carrera incesante hacia el desprendimiento total, para llegar a la unión con Dios”, llevándola a hacer sólo la voluntad del Padre.
Pero, ¿cuál fue la reacción de María ante una escuela tan exigente? El padre Raniero Cantalamessa lo sintetiza en “absoluta docilidad”. Y dice que “aquí reluce la singular santidad personal de la Madre de Dios, altísimo prodigio de la gracia”.
“María se quedó en silencio. Su contestación a todo era el silencio. Ni un silencio de resignación y tristeza. El de María fue un buen silencio”, y explica que eso no significa que para María todo sea simple, que “no deba sobrepasar luchas, cansancio y obscuridad”. “Ella estaba exenta del pecado, no de la lucha y de lo que San Juan Pablo II llama ‘el cansancio de opinar’”.
María acólita de Cristo
Realizando la intención de Dios, María fue acólita de Cristo, pero no debemos pensar que su historia fue una vida triste, mira el Padre Cantalamessa, al revés:
Por analogía con lo sucedido a los santos, debemos decir que, en este camino de anonadamiento, María descubre, día a día, un nuevo tipo de alegría, diferente de las alegrías maternas de Belén o Nazaret, cuando tenía a Jesús en sus brazos. sus brazos. La alegría de no hacer tu propia intención. La alegría de opinar.
Y cita la experiencia espiritual de una gran mística, Santa Ángela de Foligno, que tuvo experiencias similares, charla de un gozo particular, que nace exactamente del hecho de “entender que es imposible comprender, y que un Dios comprendido por el momento no sé Dios”, nuestro Dios.
La conclusión que ofrece el padre Cantalamessa, por consiguiente, es una seguridad, la de entender que “disponemos una Madre con la capacidad de compadecerse de nuestras debilidades, habiendo sido ella misma probada en todo como nosotros, menos en el pecado”.
Y en este tiempo de prueba particular cita la vieja oración del praesidium sub tuum:
“A Tu Protección asistimos Santa Madre de Dios No desprecies nuestras súplicas En nuestras pretensiones Mas líbranos siempre de todo riesgo Virgen Gloriosa y Santísima.”
Esperamos que le gustara nuestro articulo Padre Cantalamessa: María, guía y modelo en este tiempo
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios