OFICINA CENTRAL, 18 mar. 21/06:00 pm (ACI).- “Siento vergüenza por mi Iglesia. Más que nada siento una incomprensión intelectual y ética”, declaró el obispo de Amberes, monseñor Johan Bonny, el miércoles 17 de marzo.
En un producto de opinión anunciado en De Standaard, un periódico secular belga, el obispo Bonny expresó las críticas mucho más virulentas al Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que dictaminaba que la Iglesia no puede bendecir las uniones entre personas del mismo sexo. Dom Bonny, siendo obispo, es asimismo el más prominente jerarca de la Iglesia que critica abiertamente la decisión de la CDF.
“Me gustaría pedir disculpas a todos aquellos para todos los que esta compromiso es dolorosa y también incomprensible”, ha dicho el obispo. A su juicio, el documento carece de base científica, matiz teológico y cautela ética.
Afirmaciones del responsum tales como que “no hay base para absorber o detallar incluso recónditas analogías entre las uniones gays y el plan de Dios para el matrimonio y la familia”, fueron especialmente criticadas por Do Bonny.
“Conozco personalmente a parejas gays, en matrimonios civiles, con hijos, que forman familias cálidas y estables y que asimismo forman parte activamente en la vida de la parroquia”, escribe el obispo. “¿Quién tiene algún interés en denegar que aquí es viable cualquier parecido o analogía con el matrimonio heterosexual?”
Curiosamente, la oración que afirma que no hay base para asimilar o hacer analogías con el matrimonio entre un hombre y una mujer es una cita de la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia, del Papa Francisco, llevada a cabo por el responsum e identificada en una nota al pie. El obispo de Amberes fue entre los competidores en el Sínodo sobre la Familia que dio origen a la Exhortación.
El responsum de la CDF resaltó que la “declaración de la ilegalidad de las bendiciones de las uniones entre personas del mismo sexo no es, ni quiere ser, una discriminación injusta, sino que busca recordar la realidad del rito litúrgico y qué intensamente corresponde a la esencia de los sacramentales, tal como los comprende la Iglesia”.
“La comunidad cristiana y los pastores están llamados a acoger con respeto y delicadeza a la gente con inclinación homosexual, sabiendo encontrar los caminos mucho más adecuados, en armonía con la enseñanza eclesial, para anunciarles la integridad del Evangelio. Semejantes personas, al mismo tiempo, reconocen la franca cercanía de la Iglesia –que ora por ellos, los acompaña, comparte su sendero de fe cristiana– y aceptan con gusto sus enseñanzas”, sigue el archivo.
No obstante, la Iglesia ten en cuenta que Dios mismo nunca deja de bendecir a cada uno de sus hijos peregrinos en este planeta, pues para él “somos más importantes que todos y cada uno de los errores que tengamos la posibilidad cometer”. Pero no bendice ni puede bendecir el pecado: bendice a los hombres pecadores, para que se reconozcan parte de su proyecto de amor y se dejen transformar por él. En efecto, él “nos admite como somos, pero nunca nos deja como somos”.
En opinión del obispo de Amberes, “el pecado pertence a las categorías teológicas y morales más bien difíciles de definir y, por consiguiente, una de las últimas que debe aplicarse a las personas y a sus formas de convivencia”.
El obispo Bonny mencionó que estaba decepcionado por el nivel de argumentación utilizado en la nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe. “Intelectualmente, no llega al nivel de secundaria. Esta clase de razonamiento, de lógica, es evidente de inmediato. Actualmente nadie está convencido de eso”, escribió el obispo.
La Charla Episcopal Belga dijo que sus fieles LGBT y sus familias vieron el decreto del Vaticano como “extraordinariamente lamentable”, aparentemente apoyando las declaraciones del arzobispo Bonny. La Charla solicitó a todos trabajar en un “tiempo de respeto, reconocimiento e integración”.
La cadena de televisión estadounidense ABC, en su cobertura del discurso del obispo de Amberes, recuerda que Bélgica era un país poderosamente católico con estrechos vínculos con el Vaticano. “Pero el número de creyentes y participantes en las celebraciones de la iglesia ha disminuido considerablemente en las últimas décadas. El país está salpicado de iglesias, pero los anuncios de muertes en ellas casi invariablemente superan en número a los de bautizos”.
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— ACI Digital (@acidigital) 17 de marzo de 2021