Nuestra Señora de Ó o Expectación
Nuestra Señora de Ó o Expectación
Fiesta católica de claro origen español, la celebración de el día de hoy es famosa en la liturgia con el nombre de “Esperanza del Parto de Nuestra Señora”, y entre la gente con el título de “Nuestra Señora de Ó”. Los 2 nombres tienen el mismo significado y finalidad: los santurrones anhelos de la Madre de Dios por ver nacer a su Hijo. Anhelos de miles y miles de generaciones que han suspirado por la venida del Salvador del mundo, desde Adán y Eva, y que se reúnen y concentran en el Corazón de María, como en el mucho más puro y limpio de los espejos. La Expectativa (expectativa) de parto no es simplemente ansiedad, natural en una madre joven que está esperando a su primogénito; es el deseo inspirado y sobrenatural de la “bendita entre las mujeres”, que fue escogida como Virgen Madre del Redentor de los hombres, como corredentora de la humanidad. En la espera de su Hijo, Nuestra Señora sobrepasa los impulsos afectivos de una madre ordinaria y se eleva al plan universal de la Economía Divina de la Salvación del mundo.
Las antífonas mayores que la Iglesia pone en boca de sus sacerdotes desde hoy hasta la Nochebuena empiezan siempre con la interjección exclamativa Ó (“Oh Sabiduría… ven y enséñanos el sendero de la salvación”; “Oh retoño de la Raíz de Jesé… ven y líbranos, no tardes más”; “Oh Emmanuel…, ven y sálvanos, Señor Dios nuestro”), como altísimo exponente del furor y ardiente deseo de la Iglesia, que ansía la venida de Jesús, inspiró al pueblo español la bella advocación de “Nuestra Señora de Ó”. Es una idea grande y también inspirada: la Madre de Dios, puesta al frente de la enorme caravana de la humanidad, peregrina por el desierto de la vida, que levanta sus brazos implorantes y abre su corazón tierno, para pedir al cielo que le envíe el Justo Uno, el Redentor.
La fiesta de Nossa Senhora do Ó fue instituida en el siglo VI por el X Concilio de Toledo, ilustre en la narración de la Iglesia por la confesión dolorosa, humilde, edificante y pública de Potâmio, obispo de Braga, para la lectura del testamento de São Martinho de Dume y por la presencia simultánea de tres santos de origen español: san Eugenio III de Toledo, san Fructuoso de Braga y el entonces abad agaliense, san Ildefonso.
Primero, hoy fue la Anunciación de Nuestra Señora y la Encarnación del Verbo. Beato Ildefonso la estableció finalmente y le dio el título de “Promesa del Parto”. De esta forma quedó en Hispania y pasó a muchas Iglesias de Francia, etc. Todavía se celebra el día de hoy en la Arquidiócesis de Braga.
¡Nuestra Señora de Ó, suplica por nosotros!
Fuente: Portal web del Santuario Nacional de Aparecida
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