Modernizar la música en las iglesias, pero sin

ciudad del Vaticano – El sábado por la mañana (03/04), el Pontífice recibió en el Vaticano a unos 400 participantes de un congreso internacional ordenado por el Consejo Pontificio para la Cultura y la Congregación para la Educación Católica en Roma. “Música e Iglesia: culto y cultura, 50 años de Musicam sacram” es el nombre del evento, una experiencia de acercamiento, diálogo y reflexión sobre la música sacra y sus puntos culturales y artísticos.

El objetivo del congreso fue profundizar, desde un punto de vista interdisciplinario y ecuménico, la relación de hoy entre la música sagrada y la civilización moderna; entre el repertorio empleado por la comunidad cristiana y las tendencias musicales recientes. También se examinó la formación estética y musical del clero y los laicos en compromiso en la vida pastoral.

Discurso del Papa al conjunto

Al dirigirse al grupo, el Papa Francisco recordó que el primer documento elaborado por el Concilio Vaticano II fue exactamente la Constitución sobre la liturgia Sacrosanctum Concilium. Las Normas contenidas en él siguen actuales hoy, especialmente su idea: “La acción ritual tiene una forma mucho más noble si se festeja con canto y con la participación de los leales”.

El Documento resalta varias ocasiones la relevancia de la ‘teofanía’ que tiene rincón en toda celebración eucarística en la que el Señor se manifiesta en la mitad de su pueblo, llamado a participar realmente en la salvación obrada por Cristo fallecido y resucitado.

“La participación activa y consciente radica en saber traspasar intensamente en este misterio, entender contemplar, venerar y acoger; en sentir su significado, gracias más que nada al silencio religioso ya la ‘musicalidad del lenguaje con que el Señor nos charla’”.

Para el Papa, el desafío de la Iglesia en este campo es salvaguardar y poner en valor el patrimonio heredado del pasado, usándolo con equilibrio en el presente y eludiendo el riesgo de una visión ‘nostálgica o arqueológica’.

La inculturación el día de hoy“La música sagrada y el canto litúrgico deben estar plenamente inculturados en los idiomas artísticos y musicales contemporáneos, encarnando y traduciendo la Palabra de Dios en cantos, sonidos y armonías que hagan vibrar el corazón de nuestros contemporáneos, creando un clima emocional propicio, que disponga a la fe y incite aceptación y participación plena en el misterio que se festeja”.

El encuentro con el presenteEl Pontífice advirtió a los participantes de cierta mediocridad, superficialidad y banalidad en detrimento de la belleza e intensidad de las celebraciones, debido al encuentro con la modernidad y la introducción de las lenguas habladas en la Liturgia.

En este sentido, según él, los músicos y compositores, directivos y coristas, animadores rituales, tienen la posibilidad de ofrecer una valiosa contribución a la renovación, eminentemente cualitativa, de la música sagrada y del canto litúrgico. Para favorecer este sendero, es necesario promover una adecuada formación musical, incluida la de los sacerdotes, en diálogo con las corrientes musicales de nuestro tiempo y con una actitud ecuménica.

Concluyendo el alegato, Francisco aseveró que “la música sagrada y el canto litúrgico tienen el deber de ofrecernos un sentido de la gloria de Dios, de su hermosura y de su santidad que nos envuelve como una ‘nube radiante’”.