RELIGION CRISTIANA

Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Enfermo

Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Enfermo

“En frente de la cultura del descarte y la indiferencia, debo afirmar que el don debe ser colocado como un pensamiento capaz de desafiar el individualismo y la fragmentación social de nuestros días, para fomentar nuevos nudos y distintas formas de cooperación humana entre pueblos y culturas.”

localidad del Vaticano

Con el tema “Gratis recibís, dad gratis” (Mt 10, 8), se publicó este martes 8 de enero el mensaje del Santurrón Padre para la Jornada Mundial del Enfermo, que se festejará el 11 de febrero. Aquí está el texto completo:

“¡Queridos hermanos y hermanas!

“Ustedes recibieron de forma gratuita, den gratuitamente” (monte 10, 8): estas son las expresiones pronunciadas por Jesús cuando envió a los apóstoles a dar a conocer el Evangelio, para que, con gestos de amor gratuito, se extendiera su Reino.

Con ocasión de la 27ª Jornada Mundial del Enfermo, que se festejará ceremoniosamente en Calcuta, India, el 11 de febrero de 2019, la Iglesia –Madre de sus hijos, pero con especial preocupación por los enfermos– recuerda que el sendero forma más creíble de evangelización son los movimientos de don gratis como los del Buen Samaritano. El precaución de los enfermos necesita experiencia y ternura, movimientos gratis, inmediatos y fáciles, como una caricia, a través de los que hacemos sentir al otro que nos es “querido”.

La vida es un don de Dios, por el hecho de que – como advierte san Pablo – “¿qué debes no hayas recibido?” (1 color 4, 7). Y, exactamente por ser un don, la existencia no puede ser considerada como pura posesión o propiedad privada, en especial en vista de los logros de la medicina y la biotecnología, que podrían inducir al hombre a ceder a la tentación de manejar el “árbol de la vida” ( cf. . gn 3, 24).

En frente de la civilización del descarte y la indiferencia, debo asegurar que el don debe ser visto como un paradigma capaz de retar el individualismo y la fragmentación social de nuestros días, para fomentar nuevos lazos y distintas formas de cooperación humana entre pueblos y etnias. Como presupuesto del don, disponemos el diálogo, que abre espacios relacionales de crecimiento y avance humano capaces de romper los esquemas consolidados de ejercicio del poder en la sociedad.

El ofrecer no se identifica con el acto de ofrecer un don, por el hecho de que sólo puede decirse si es un don de sí mismo: no puede reducirse a la pura transmisión de una propiedad o de algún objeto. Se diferencia del dar como obsequio, precisamente pues incluye el don de sí mismo y presupone el deseo de establecer un vínculo. Así, frente todo, el don es un reconocimiento recíproco, que forma el carácter indispensable del vínculo popular. En el don hay un reflejo del amor de Dios, que acaba en la encarnación del Hijo Jesús y la efusión del Espíritu Santo.

Todo hombre es pobre, necesitado y necesitado. Cuando nacimos, para vivir requerimos el cuidado de nuestros progenitores; de manera afín, en todos y cada etapa y etapa de la vida, todos nosotros jamás podrá liberarse por completo de la necesidad y asistencia del resto, jamás logrará arrancar de sí mismo el límite de la impotencia ante alguien. o algo Esta es también una condición que caracteriza nuestro ser como «criaturas». El reconocimiento leal de esta verdad nos sugiere ir a permanecer humildes ya practicar con valentía la solidaridad, como virtud importante para la existencia.

Esta conciencia nos impulsa a una praxis responsable y responsable, en vista de un bien que es indisolublemente personal y común. Solo en el momento en que el hombre se concibe a sí mismo, no como un planeta cerrado en sí, sino más bien como alguien que, por su naturaleza, está conectado con todos los otros, inicialmente percibidos como «hermanos», es posible una praxis social caritativa, orientada hacia el bien común. . No debemos tener miedo de reconocernos necesitados e inútiles de darnos todo lo que necesitaríamos, por el hecho de que solos y con nuestras fuerzas no tenemos la posibilidad de superar todos los límites. No tengamos miedo de este reconocimiento, por el hecho de que exactamente el mismo Dios, en Jesús, se rebajó (cf. voltear 2, 8), y se rebaja a nosotros e incluso a nuestra pobreza para asistirnos y ofrecernos aquellos bienes que solos jamás podríamos tener.

Utilizando la ocasión de esta solemne celebración en la India, quisiese rememorar con alegría y admiración la figura de santa Madre Teresa de Calcuta, modelo de caridad que logró visible el amor de Dios por los pobres y los enfermos. Como ha dicho en su canonización, “Madre Teresa, a lo largo de su existencia, fue una desprendida dispensadora de la clemencia divina, haciéndose libre a todos, a través de la acogida y defensa de la vida humana, de los no nacidos y de los abandonados y descartados. … Se inclinó sobre las personas indefensas que quedaban muriendo al costado del sendero, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; hizo oír su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran su culpa frente a los crímenes (…) de la pobreza construída por ellos mismos. La clemencia era para ella la “sal” que daba sabor a todas sus proyectos, y la “luz” que iluminaba las tinieblas de todos los que ya no tenían no lágrimas para llorar por su pobreza y sufrimiento. Su misión en la periferia de las ciudades y en las periferias existenciales sigue siendo el día de hoy un testimonio elocuente de la proximidad de Dios a los mucho más pobres de los pobres” (Homilía4/IX/2016).

Santa Madre Teresa nos asiste a comprender que el único criterio de actuación debe ser el amor gratis a todos, sin distinción de lengua, cultura, etnia o religión. Su ejemplo prosigue guiándonos para abrir horizontes de alegría y esperanza para la raza humana necesitada de comprensión y ternura, en especial para las personas que sufren.

La gratuidad humana es levadura para la acción de los voluntarios, tan importantes en el ámbito sociosanitario y que viven con elocuencia la espiritualidad del Buen Samaritano. Agradezco y animo a todas las asociaciones de voluntarios que se llenan del transporte y asistencia de los enfermos, a las que facilitan la donación de sangre, tejidos y órganos. Un campo especial en el que vuestra presencia expresa la preocupación de la Iglesia es el de la protección de los derechos de los pacientes, especialmente de esos que se ven damnificados por patologías que necesitan cuidados particulares, sin olvidar el campo de la sensibilización y la prevención.

Nuestros servicios de voluntariado en las construcciones sanitarias y en el hogar son de primordial importancia, desde la asistencia sanitaria hasta el acompañamiento espiritual. Muchas personas enfermas, solas, ancianas con debilidades mentales y motoras se favorecen de ellas. Os exhorto a continuar siendo signo de la existencia de la Iglesia en un mundo secularizado.

El voluntario es un amigo desinteresado, a quien se le pueden confiar pensamientos y conmuevas; por medio de la escucha crea las condiciones para que el paciente deje de ser un objeto pasivo de cuidados y se convierta en sujeto activo y personaje principal de una relación de reciprocidad, con la capacidad de recobrar la esperanza, mucho más presto a admitir terapias. El voluntariado comunica valores, hábitos y estilos de vida que, en su esencia, tienen la levadura de la donación. Así, asimismo se hace la humanización de los tratamientos.

La dimensión de la gratuidad debe animar especialmente las estructuras sanitarias católicas, porque es la lógica evangélica la que cualifica su acción, tanto en las ubicaciones más desarrolladas como en las mucho más necesitadas de todo el mundo. Las construcciones católicas están llamadas a expresar el sentido del don, la gratuidad y la solidaridad, como contestación a la lógica del lucro a toda costa, del ofrecer para recibir, de la explotación que no respeta a la gente.

Os exhorto a todos, en los distintos escenarios, a promover la cultura de la gratuidad y de la distribución, que es fundamental para sobrepasar la civilización de la ganancia y el derroche. Las instituciones sanitarias católicas no deben caer en el estilo empresarial, sino salvaguardar el cuidado de la persona más que el lucro. Sabemos que la salud es relacional, es dependiente de la interacción con el resto y precisa seguridad, amistad y solidaridad; es un bien que sólo se puede gozar “de forma plena” si se comparte. La alegría del don gratuito es el indicador de salud del cristiano.

Les encomiendo a todos a María, Salus infirmorum. Que ella nos asista a comunicar los dones recibidos en espíritu de diálogo y de mutua aceptación, a vivir como hermanos y hermanas, cada uno de ellos atento a las pretensiones de los demás, a entender dar con corazón espléndido, a estudiar la alegría del servicio desinteresado. . Con aprecio aseguro a todos mi proximidad en la oración y les envío de corazón mi Bendición Apostólica.

Vaticano, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Cosmos, 25 de noviembre de 2018″.

Francisco

Esperamos que le gustara nuestro articulo Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Enfermo
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Dios

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