El 3 de octubre, la Iglesia en Brasil celebra a los Beatos Mártires de Cunhaú y Uruaçu, también llamados protomártires de Brasil, por ser los primeros en derramar su sangre en el nombre de Jesús en tierras brasileiras, aún en la temporada colonial. En este día son recordadas 30 personas: dos curas, André de Soveral y Ambrósio Francisco Ferro, y 28 laicos, martirizados en las dos ciudades de la capitanía de Rio Grande, en el presente estado de Rio Grande do Norte.
Cunhaú fue el primordial eje económico de la capitanía liderada por los holandeses, con una pequeña red social religiosa, bajo el precaución del padre André de Soveral. El sábado llega a la hacienda Jacó Rabe, como enviado del cabildo holandés; manifestaría las órdenes del gobierno al día después de la celebración de la misa. Un domingo 16 de julio de 1645, mientras que festejaba la Eucaristía, en el instante en que el Padre André hacía la elevación del Cuerpo y la Sangre de Cristo, los leales fueron sorprendidos por el cierre de las puertas de la Iglesia de Nossa Senhora das Candeias. y la invasión de un conjunto encabezado por Jacob Rabe, atacando a todos los leales que allí estaban.
La novedad de la matanza corrió por toda la capitanía y todos comenzaron a tener miedo la persecución de Jacó Rabe. Algunas personas incluso intentaron escapar de sus crueldades, intentando encontrar asistencia en sitios próximos, pero unos meses después, el 3 de octubre del mismo año, se produjo una nueva masacre, con escenarios aún peores, esta vez en Uruaçu. Tras la Misa presidida por el Padre Ambrósio, las tropas comandadas por Jacob ejecutaron a los fieles allí presentes. A uno de los campesinos mártires, Mateus Moreira, le arrancaron el corazón y en sus últimas expresiones alabó al Santísimo Sacramento.
La causa de los ataques fue la intolerancia religiosa; Las tropas de Jacob Rabe atacaron a los que estaban en las celebraciones eucarísticas. Controlado por el gobierno holandés, de predominación calvinista, el grupo cometió semejantes actos, demostrando que los treinta santos fallecieron por la profesión de fe en Cristo.
Durante la visita del Papa San Juan Pablo II a Natal, archidiócesis que engloba ambos sitios del calvario, al término del XII Congreso Eucarístico en 1991, le dio el nombre de protomártires los que fueron martirizados en ambas fechas. Nueve años después, el Papa beatifica a los 30 mártires en la Plaza de San Pedro, con cerca de mil brasileños presentes. El 15 de octubre de 2007, el Papa Francisco encabezó la celebración de la canonización de los 30 mártires, reconociendo su santidad y su entrega por amor a Cristo.
Aunque poco conocidos en tierras brasileñas, los beatos mártires dan un precioso testimonio de fe en Dios, exponiendo que, desde muy temprana edad, el Evangelio encontró suelo fértil en Brasil. La valentía y las virtudes de estos santos inspiran a toda la Iglesia, aunque las persecuciones, como las que ellos vivieron, no se muestren de la misma manera, y mostrando que la santidad es un sendero viable a proseguir. Que tengamos en nuestro corazón exactamente el mismo amor por la Eucaristía que los mártires de Cunhaú y Uruaçu, en la certeza de que Dios nos acompaña en todo instante.
* Artículo de Gustavo Laureano Pinto, Seminarista Diocesano de Teología