São Paulo-SP) – El proyecto popular, popularmente conocido como “Chá do Padre”, es ya una tradición en la parte trasera del Convento São Francisco en São Paulo.
El día de hoy, aparte del té para unas 350 personas sin hogar, también ofrece 300 almuerzos, de lunes a lunes, para esta población, aparte de servicios de asistencia psicológica, jurídica (Defensoría del Pueblo de la Unión) y popular, con una composición para baños y lavadero.
Este domingo, en respuesta al pedido del Papa Francisco que instituyó la 1ª Jornada Mundial de los Pobres, para conmemorar el Año de la Misericordia, el guardián del Convento de São Francisco, Fray Mário Luiz Tagliari, invitó a los frailes de su Fraternidad a participar en el almuerzo en el “Chá do Padre”, no sólo para comer, sino para servir.
A la petición del tutor respondieron quienes no tenían ocupaciones pastorales, tal como el Vicario Provincial, fray César Külkamp, que reside en la Sede Provincial.
Fray Diego Melo, quien se reunió con la Comisión Preparatoria del Encuentro Nacional de la Juventud, que va a tener sitio el próximo año en Vila Velha, invitó a los representantes de esta Comisión –Rafael Corrêa, Fray Wellington Buarque y Juliana Caroline– a conocer este emprendimiento.
Fray Marcos Mello explicó a los ayudantes el concepto del día predeterminado por el Papa e invitó a todos a rezar el Padre Nuestro.
Para Fray Mário, la Día Mundial de los Pobres era urgente como un llamado de atención del mundo sobre el inconveniente de la pobreza.
Solo por citar un caso de muestra, según la “Guía mundial del hambre”, entre 2004 y 2009, 55.000 personas perdieron la vida en las guerras, pero el hambre mató a más de 250.000 personas entre 2010 y 2012, solo en Somalia.
“En el momento en que el Papa anunció esa fecha en junio, y lo logró con tanta anticipación, fue indudablemente para llamar la atención de todo el planeta sobre el tema del apetito, que aniquila todos los días y es un problema de hoy en un mundo dominado por un capitalismo cada vez mayor, mucho más salvaje, que apunta a la acumulación y la riqueza.
Las multitudes se están quedando fuera de este sistema, y lo que es peor, se mueren de hambre, aun muy cerca del mismo Papa en Roma”, observó fray Mário, y añadió que fue una coincidencia y hasta un símbolo realmente fuerte que el Papa instauró este día.
el 13 de junio, en la fiesta de Santurrón Antônio, que es famosa en Brasil y en todo el mundo como el beato de los pobres o el pan de Santo Antônio para los pobres.
“El Papa no está instituyendo un día como si fuera el único día en que deberíamos estar preocupados por la cuestión del apetito, por la cuestión de la pobreza.
Pero instauró este día para decir que el planeta debe atender este tema urgente: millones de personas se mueren de hambre y de desnutrición y no es posible que los cristianos, especialmente los católicos -si bien hace esta convidación al mundo entero, no solo a los cristianos-.
y católicos- no seamos siendo conscientes de que es el hombre el que se degrada, que es el ser humano el que está arruinado, precisamente por el modo de vida egoísta de conservación de la riqueza y consumismo”, lamentó el fraile.
Según Frei Mário, el ademán profético del Papa Francisco es sin duda evangelizador y una catequesis muy de hoy e importante para el mundo de el día de hoy.
“En frente de un pobre que padece, abandonado y harapiento, estamos tentados a volver la cara.
Ya es imposible decir que se quiere a Dios si ese amor no pasa por el prójimo y este prójimo no es el que nos obsequia y es nuestro amigo.
Pero que este prójimo sea el de la parábola del buen samaritano, que se hizo cercano al que se encontraba abatido, deteriorado y herido.
Entonces, el Papa Francisco viene a llamar la atención sobre estar cerca de esos que están ajeno de la vida o nuestro amor solo serán palabras”, resaltó fray Mário.
Para fray Diego Melo, promotor vocacional de la Provincia de la Inmaculada, al instituir esta Jornada Mundial de los Pobres, el Papa desea despertar en nosotros la conciencia, la visibilidad de esos que son invisibles en nuestra sociedad.
“Y creo bastante en el principio de que la cabeza de las personas piensa lugar desde el que pisan los pies”, fortaleció el fraile.
“Entonces, un día como este muchas veces nos lleva incluso a animar a las personas a que se acerquen mucho más a esta situación, comprendan un tanto mucho más, convivan y participen, por el hecho de que estar entre los mucho más pobres significa asumir su mal, asumir su condición y cambiar nuestra conciencia.
La importancia de un día como este, de una actividad específica -sea la que sea- es que seguramente no será puntual, pero cambiará -y quisiera que cambie- nuestra forma de pensar, nuestra forma de ver la verdad y que este cambio en nosotros asimismo nos ayude a buscar caminos de transformación y optimización, así como condiciones mucho más dignas para los más pobres”, concluye Frei Diego.
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