Rancho Quemado (SC) – El pasado domingo 14 de enero, desde las 10 horas, se celebró una misa de acción de gracias por el 77º aniversario del nacimiento y bautismo de Maria Amida Kammers, en la iglesia São Bonifácio, en la ciudad de Taquaras, en Rancho Queimado (SC). La Iglesia de Taquaras pertenece a la Parroquia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Angelina ahora la Arquidiócesis de Florianópolis (SC).
La misa fue presidida por Monseñor Bertolomeu Gargantas quien, al igual que Maria Amida, nació en la localidad de Santa Filomena, en São Pedro de Alcântara (SC). Devotos de Florianópolis, São José, Palhoça, Beato Amaro da Imperatriz, Águas Mornas, São Pedro de Alcântara, Angelina, Rancho Queimado, Bom Retiro, por ejemplo ciudades participaron de la celebración La emoción se destacó en cada instante. Muchos llegaron temprano para prepararse mejor para este acto de fe y devoción. Monseñor Bertolomeu, en su homilía, resaltó la crónica de María Amida que, según él, fue redactada con el color rojo de la sangre, del martirio, de la distribución a Dios. Y que prefirió la desaparición, en nombre de la fe y en observancia de las enseñanzas de la Pía Unión de las Hijas de María, destacando los compromisos de su bautismo realizado hace 77 años. Murió representando a la castidad y los valores evangélicos, ha dicho.
Tras la Comunión, en Acción de Gracias, frente a los documentos históricos representados por las actas de nacimiento y bautismo llevadas ante el altar, los devotos entonaron el canto “Prometí en mi santo bautismo”. Y, en secuencia, cantando “Yo confío en nuestro Señor”, prosiguieron, apaciblemente, en procesión hasta el cementerio local donde, frente a la tumba de María Amida, rezaron la Oración pidiendo gracias por su intercesión, que fue recientemente aprobada. por el Arzobispo Metropolitano de Florianópolis, Dom Wilson Tadeu Jönck.
Tras la bendición final de la misa, muchos devotos aprovecharon la ocasión para soliciar y agradecer en silencio a María Amida, en frente de un elevado número de velas encendidas y flores que decoraban su tumba y testimoniaban la devoción a quien a lo largo de décadas fué considerado “mártir de la castidad”.
Toni Jochem, particular para este sitio.