Los 12 Frutos del Espíritu Santo

La mayoría de los cristianos están familiarizados con los siete dones del Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento, consejo, conocimiento, piedad, temor del Señor y fortaleza. Estos dones, concedidos a los cristianos en el bautismo y perfeccionados en el sacramento de la Confirmación, son como virtudes: hacen que quien los posee esté dispuesto a elegir bien ya hacer lo correcto.

¿En qué se diferencian los frutos del Espíritu Santo de los dones del Espíritu Santo?

Si los dones del Espíritu Santo son como las virtudes, los frutos del Espíritu Santo son las acciones que producen esas virtudes. Impulsados ​​por el Espíritu Santo, mediante los dones del Espíritu Santo damos fruto en forma de acción moral. En otras palabras, los frutos del Espíritu Santo son obras que podemos realizar solo con la ayuda del Espíritu Santo. La presencia de estos frutos es una indicación de que el Espíritu Santo mora en el creyente cristiano.

¿Dónde se encuentran los frutos del Espíritu Santo en la Biblia?

San Pablo, en la Carta a los Gálatas (5,22), enumera los frutos del Espíritu Santo. Hay dos versiones diferentes del texto. Una versión más corta, comúnmente usada en la Biblia tanto católica como protestante en la actualidad, enumera nueve frutos del Espíritu Santo; la versión más larga, que usó San Jerónimo en su traducción latina de la Biblia conocida como la Vulgata, incluye tres más. La Vulgata es el texto oficial de la Biblia que usa la Iglesia Católica; por eso, la Iglesia Católica siempre se ha referido a los 12 frutos del Espíritu Santo.

Los 12 Frutos del Espíritu Santo

Los 12 frutos son caridad (o amor), gozo, paz, paciencia, benignidad (o bondad), bondad, longanimidad (o longanimidad), mansedumbre (o mansedumbre), fe, modestia, continencia (o dominio propio), y castidad. (La longanimidad, la modestia y la castidad son los tres frutos que se encuentran solo en la versión más larga del texto).

Caridad (o Amor)

La caridad es el amor a Dios y al prójimo, sin pensar en recibir algo a cambio. Sin embargo, no es un sentimiento “cálido y confuso”; la caridad se expresa en la acción concreta hacia Dios y hacia el prójimo.

Alegría

La alegría no es emocional, en el sentido en que comúnmente pensamos en la alegría; más bien, es el estado de no ser perturbado por las cosas negativas de la vida.

Paz

La paz es una tranquilidad en nuestra alma que proviene de confiar en Dios. En lugar de quedar atrapados en la ansiedad por el futuro, los cristianos, a través de la inspiración del Espíritu Santo, confían en que Dios les proveerá.

Paciencia

La paciencia es la capacidad de soportar las imperfecciones de otras personas, a través del conocimiento de nuestras propias imperfecciones y nuestra necesidad de la misericordia y el perdón de Dios.

Benignidad (o Bondad)

La bondad es la voluntad de dar a los demás más allá de lo que les pertenece.

Bondad

La bondad es evitar el mal y abrazar lo que es correcto, incluso a expensas de la fama y la fortuna terrenales.

Longanimidad (o longanimidad)

La longanimidad es paciencia bajo provocación. Mientras que la paciencia se dirige adecuadamente a las faltas de los demás, ser paciente es soportar en silencio los ataques de los demás.

Suavidad (o dulzura)

Ser apacible en el comportamiento es ser indulgente en lugar de enojado, amable en lugar de vengativo. La persona gentil es mansa; como el mismo Cristo, que dijo que “soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11,29), no insiste en hacer las cosas a su manera, sino que se entrega a los demás por el Reino de Dios.

Fe

La fe, como fruto del Espíritu Santo, significa vivir nuestra vida de acuerdo con la voluntad de Dios en todo momento.

Modestia

Ser modesto significa humillarte a ti mismo, reconociendo que cualquiera de tus éxitos, logros, talentos o méritos no son realmente tuyos sino que son regalos de Dios.

Continencia

La continencia es autocontrol o templanza. No significa negarse a uno mismo lo que uno necesita o incluso necesariamente lo que uno quiere (siempre que lo que uno quiera sea algo bueno); más bien, es el ejercicio de la moderación en todas las cosas.

Castidad

La castidad es la sumisión del deseo físico a la recta razón, subyugándolo a la propia naturaleza espiritual. La castidad significa complacer nuestros deseos físicos solo dentro de los contextos apropiados, por ejemplo, participar en actividades sexuales solo dentro del matrimonio.