Liturgia Diaria: 6ta Semana del Tiempo Ordinario – Miércoles

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Solicitud la liturgia de este miércoles
Color litúrgico: Verde
Primera Lectura (Santiago 1,19-27)
Lectura de la Carta de Santiago.
19 Mis amados hermanos, sepan que todo hombre debe ser pronto para percibir, pero tardo para hablar y tardo para la ira. 20Por el hecho de que la furia del hombre no puede cumplir la justicia de Dios. 21 Por tanto, desechad toda impureza y todo exceso del mal, antes bien acoged con humildad la Palabra que fue implantada en nosotros, y que es vigorosa para salvar vuestras almas. 22 Sin embargo, sed hacedores de la Palabra y no meros oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 De verdad, el que oye la palabra y no la pone en práctica es semejante a un individuo que se mira la cara en el espéculo: 24 sólo se mira a sí mismo, se marcha y próximamente olvida de qué manera era.
25 Pero el que se detiene en la ley de la libertad, ya perfeccionada, y persiste en ella, no como un oyente distraído, sino más bien haciendo lo que manda, será feliz en lo que hace. 26 Si alguno se cree espiritual y no refrena su lengua, se engaña a sí mismo: su religión es vana. 27 De verdad, la religión pura y sin mácula delante de Dios Padre es esta: contribuir a los huérfanos y a las viudas en su aflicción y no ser contaminados por el mundo.
– Palabra del Señor.
– Merced a Dios.
Responsorial (Sal 14)
— Señor, ¿quién vivirá en tu Monte Santurrón?
— Señor, ¿quién vivirá en tu Monte Santo?
– Es el que camina sin pecado y obra justicia fielmente; el que piensa la realidad en su corazón y no suelta la lengua en la calumnia.
– Que de ningún modo dañe a su hermano, ni insulte a su prójimo; que no valora al impío, sino honra a los que respetan al Señor.
– No presta su dinero a usura, ni se deja sobornar contra el inocente. ¡Quien vive de esta forma jamás flaqueará!
Evangelio (Mc 8,22-26)
– Señor esté contigo.
– Está entre nosotros.
— PROCLAMACIÓN del Evangelio de Jesucristo + según San Marcos.
— Gloria a ti, Señor.
En ese instante, 22 Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida. Unas personas le trajeron un ciego y le solicitaron a Jesús que lo tocara. 23 Jesús tomó al ciego de la mano, lo llevó fuera del pueblo, le escupió en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: “¿Ves algo?”.
24El hombre miró hacia arriba y dijo: “Veo a los hombres. Parecen árboles andantes”. 25 Entonces Jesús volvió a poner sus manos sobre sus ojos, y ha podido ver precisamente. Fue sanado y vio todas y cada una de las cosas con claridad. 26 Jesús ordenó al hombre que se fuera a su casa y le ha dicho: “¡No ingreses en la aldea!”.
— Palabra de Salvación.
— Gloria a ti, Señor.