Las 5 “piedras” de preparación para la Cuaresma

Las 5 “piedras” de preparación para la Cuaresma

Hagamos como David: tomemos estas 5 piedras y luchemos con todas y cada una nuestras fuerzas para prepararnos valerosamente para la Cuaresma.

La Iglesia se ha organizado a lo largo de su crónica en tiempos litúrgicos que se comienzan con el Adviento y finalizan el sábado de la semana 33 (o 34) del Tiempo Ordinario, semana que se inicia con la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Cosmos. Vivir los Tiempos Rituales es entrar en la pedagogía de la Iglesia y, más aún, implicarse en una situación espiritual que va más allá de las cosas tangibles de este planeta: así como Dios entra en la verdad humana, el hombre experimenta la trascendencia Divina.

Vamos a entender un tanto mucho más sobre esto.

El año litúrgico no sigue por año civil. Tras Navidad, por servirnos de un ejemplo, se celebran sus octavas, seguidas del Tiempo Ordinario. Este tiempo tiene una ruptura con la Cuaresma, la preparación para la celebración de la Pascua.

Pero, ¿qué es la Cuaresma de todas maneras?

Etimológicamente, Cuaresma procede del término “Quadragésima”, que en latín significa 40 días. Empieza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos. El color litúrgico de este tiempo es el morado, que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo y preparación para el secreto pascual. Es tiempo de arrepentirnos de nuestros errores y cambiar algo en nosotros para ser mejores y poder vivir mucho más cerca de Cristo.

El número 40 hace referencia a dos hechos diferentes, pero con significados afines. El primero, el tiempo que el pueblo judío vivió en el desierto: “Los israelitas consumieron maná durante cuarenta años, hasta el momento en que llegaron a una tierra habitada… en los confines de la tierra de Canaán”. (Éx 16,35). El Segundo, Nuestro Señor antes de comenzar su misión: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el demonio. ayunó 40 días y 40 noches” (Mt 4,1s).

El desierto en la Biblia va mucho alén de una zona seca y árida con poca agua y bastante calor. Bíblicamente, esta palabra tiene distintas significados, pero con frecuencia se recuerda cuando el tema es una prueba, o un periodo de profunda reflexión, inquietudes o incluso espera de la confirmación de Dios para tomar una resolución.

De esta manera, ciertas actitudes que podemos y debemos asumir para vivir bien en el desierto al que nos invita la Iglesia.

1. Confesión

Cambiar de vida significa, frente todo, estimar vivir bajo la gracia santificante. Esta felicidad sólo es viable a través de la remisión de los errores. El sacramento de la confesión es un retorno a Dios. Casi todos los días nos caemos y nos levantamos. Pequeñas gotas o grandes caídas. Absolutamente nadie quiere quedarse en el suelo. Pisamos en falso, porque no vemos bien los pasos y camino de Jesús. Pero Nuestro Buen Dios siempre y en todo momento nos da una mano, para que nos dejemos llevar por Su sendero. Quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen el perdón de la misericordia divina por la ofensa cometida contra Dios, y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia al pecar contra ella; y esto cooperará a la conversión con la caridad, el ejemplo y la oración.

2. Reflexión y conversión

Confesados ​​y perdonados los pecados, el alma se reviste de incontables efectos espirituales. Así que, después de una aceptable confesión, el próximo paso es hacer las paces, pensar sobre los fallos realizados y luchar, con todas tus fuerzas, a fin de que no se repitan. Varios curas, en actitud piadosa, al oír la confesión, guían, señalan un norte para huír de los fallos. Convertir es cambiar el camino. Sal del sendero equivocado y busca el sendero acertado. ¿Qué camino es este? Jesús nos responde: “Yo soy el Sendero” (Jn 14,6). que precisas cambiar? Durante la Cuaresma, ¿qué actitudes precisas retomar? ¿Veloz? ¿Oración? ¿Dar limosna? Absolutamente nadie mejor que tú para pensar sobre lo que dejaste de llevar a cabo por tu conversión. Y nada mejor que aprovechar este periodo que nos propone la Iglesia para cambiar nuestra vida, dejando los malos hábitos y volviendo a practicar lo que hace tiempo que no practicamos, ¿no?

3. Actos de Santidad

El sendero a la santidad es duro. Las personas que hacen dieta conocen las dificultades a las que se enfrentan: cambios en los hábitos alimenticios, ocupaciones físicas, etcétera. El camino de la santidad es afín. Frenar la lengua, por ejemplo, es algo que debemos hacer todo el tiempo. “La lengua, no obstante, ningún hombre puede domarla. Es un mal inquieto, lleno de veneno mortal” (Santiago 3:8). Entonces, vea cuáles son los “pequeños errores favoritos” que tienen que desecharse.

4. Misa

Como se dijo, todo deportista necesita una buena nutrición. Para el católico el mejor alimento es la Eucaristía, el Pan bajado del Cielo, el alimento sacia el alma, hace más fuerte y conduce al sendero de la santidad. Nada superior para quien desea alcanzar la felicidad santificante.

5. Acompañamiento del cielo

“Buscad las cosas de arriba” (Col 3,1), nos recuerda san Pablo. El camino a la santidad es duro, difícil, pero no es solitario. De ahí que, nada mejor que buscar la intersección de los que ya son santurrones, no sólo con sus oraciones, sino también siendo sus imitadores, como nos enseña el mismo San Pablo: “Sed mis imitadores, como yo lo soy de Cristo”. (1Cor 11,1). ¿Quién mejor que los santurrones para enseñarte de qué forma llegar al Cielo? Conque hacer lo que hicieron ellos es una increíble opción.

San Pío de Pietrelcina afirmaba que no debemos olvidar que no sólo tenemos un Padre en el Cielo, sino más bien asimismo una Madre, y su mensaje para nosotros es simple y directo: “Haced lo que Él (Jesús) les diga” (Jn 2,5). ).

itinerario de oración

En esta semana anterior a la Cuaresma, ya tenemos la posibilidad de comenzar a preparar nuestro corazón para vivir totalmente este tiempo de gracia que nos obsequia la Iglesia. Elegir un itinerario de oración es fundamental para no perdernos por el sendero.

Los que somos “llamados a ser beatos” estamos unidos por la fe en todo lo que Dios ha hecho y prosigue realizando. ¡Todavía está entre nosotros! Ya esta semana, tomemos unos instantes para hablar y oír a Jesús lo que Él desea hacer en nuestras vidas mediante la experiencia de este tiempo litúrgico.

Conque hagamos como David. Tomemos estas 5 piedras (1 Sam 17:40) y peleemos con todas nuestras fuerzas. Preparémonos valerosamente para la Cuaresma y, a través de ella, construyamos una vida novedosa en Cristo Jesús.

Fuente: Aleteia

Pío


Whatsapp

Pío

Compartir

Esperamos que le gustara nuestro articulo Las 5 “piedras” de preparación para la Cuaresma
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
Cosas interesantes de saber el significado : Biblia